Todo lo bueno que ocurre en la piel cuando duermes (y cómo potenciarlo)
Dicen los expertos que la noche es el momento ideal para que funcionen de verdad los tratamientos antiedad. Esto es lo que podemos hacer para impulsar sus efectos.
Lo dicen los expertos: una buena piel se cuida durante el día y se trabaja por la noche. “La noche es el mejor momento para aplicar sustancias que ayuden al regeneración de la piel. También hay que tener en cuenta que es cuando está más limpia. Al estar más limpia, es más receptiva”, nos explica la doctora Paloma Cornejo, especialista en Dermatología y Venereología Médico Quirúrgica. “El día es el momento de ponerse las cremas filtro protectoras del ambiente (como los antioxidantes y el fotoprotector) y por la noche, las que llevan péptidos y sustancias como el retinoico, ...
Lo dicen los expertos: una buena piel se cuida durante el día y se trabaja por la noche. “La noche es el mejor momento para aplicar sustancias que ayuden al regeneración de la piel. También hay que tener en cuenta que es cuando está más limpia. Al estar más limpia, es más receptiva”, nos explica la doctora Paloma Cornejo, especialista en Dermatología y Venereología Médico Quirúrgica. “El día es el momento de ponerse las cremas filtro protectoras del ambiente (como los antioxidantes y el fotoprotector) y por la noche, las que llevan péptidos y sustancias como el retinoico, que acelera la renovación de la piel e induce la formación de componentes dérmicos y epidérmicos”, añade esta dermatóloga.
La explicación científica: ¿Qué es lo que hace la piel por la noche?
Cuando dormimos se inicia un ciclo de renovación muy beneficioso para la piel. “Por la noche aumentan los niveles de melatonina y descienden los de cortisol (hormona del estrés). La melatonina (además de ser la hormona responsable de mantener un adecuado ritmo circadiano) aporta múltiples beneficios para nuestra piel al actuar como molécula “antiedad” -protegiendo a los queratinocitos y los fibroblastos de los efectos de la radiación UV-, “antioxidante natural” -que contrarresta el estrés oxidativo por la exposición a factores externos dañinos (EXPOSOMA)- y “anti-manchas endógeno” -al inhibibir la síntesis de melanina-. Todas estas funciones forman parte de los procesos que científicamente llamamos renovación y transformación celular, que tienen lugar especialmente por la noche. Mientras dormimos la piel aprovecha para destruir y recambiar las fibras de colágeno y elastina dañadas y los queratinocitos viejos y estresados por nuevas moléculas y células más jóvenes y sanas. Si a esta reparación natural añadimos un tratamiento cosmético con principios activos reparadores, podremos potenciar su efecto”, nos explica la doctora Lidia Maroñas, dermatóloga del Hospital 12 de Octubre y miembro de la Clínica Dermatológica Internacional.
¿Cuántas horas deberíamos dormir para tener una buena piel?
“Las funciones biológicas de la piel varían a lo largo del día según el ritmo circadiano. Por la noche aumenta la oxigenación de los tejidos y se activan los mecanismos metabólicos de reparación celular. Diversos estudios científicos han demostrado que la deprivación del descanso nocturno genera un estrés oxidativo celular, dando lugar a la formación de radicales libres perjudiciales que producen un envejecimiento prematuro de la piel. La clave por tanto para tener un healthy aging se basa en 3 pilares básicos: alimentación equilibrada, ejercicio físico regular y mantener una higiene adecuada de sueño”, estima la doctora Maroñas. Por eso, para tener una buena piel, es fundamental “dormir un mínimo de entre 6-8 horas diarias y mantener unos buenos hábitos de sueño: no irse a la cama inmediatamente tras las cena, dormir a oscuras, sin ruido y, según diversos estudios, mejor en decúbito supino (boca arriba)”, añade.
¿Qué es lo más importante para que un tratamiento nocturno funcione mejor?
“Las claves de un buen tratamiento dermoscosmético nocturno residen en: 1) elegir el principio activo “reparador” más adecuado para tu tipo de piel, objetivo y preferencias personales; 2) aplicarlo sobre la piel limpia; 3) ser constantes manteniendo su aplicación a largo plazo”, apunta la doctora Maroñas.
“En zonas geográficas o casas de ambientes muy secos, y en pieles muy secas, los humidificadores pueden ser útiles para aliviar la sequedad de la piel y mucosas, pero se ha de tener con cuidado para que el nivel de humedad no sea muy alto o que estén sucios, ya que podrían generar moho”, añade Gema Herrerías, farmacéutica nutricionista especialista en dermofarmacia.
¿Qué pasa si me voy a dormir sin lavarme la cara?
“Como rutina nocturna importantísimo hacer una doble limpieza utilizando un limpiador que me quitara las grasas y un agua micelar, a ser posible dedicándole un minuto a frotar bien y a asegurarnos que el maquillaje, que el fotoprotector ambiental lo hayamos retirado. Eso va a hacer que sea más permeable a las cremas que pongamos después”, nos previene Paloma Cornejo.
La limpieza es el paso irrenunciable en el que coinciden todos los expertos. “No limpiar la piel antes de dormir supone pasar toda la noche con restos de maquille y con el residuo acumulado durante todo el día en la cara. Esto dificulta la activación de los procesos de reparación celular que ocurren durante el descanso nocturno, impide la eliminación de los detritus celulares a través de las aperturas foliculares (poros), se acumula suciedad y favorece el empeoramiento de ciertas enfermedades de la piel como la seborrea, el acné o la rosácea”, nos cuenta Lidia Maroñas. “Sin duda, los dermatólogos desaconsejamos totalmente dormir con restos de maquillaje en la cara. La limpieza de la piel mañana y noche es una de las normas básicas para lucir una piel sana y bonita. Es importante lavarnos la cara aunque no nos maquillemos, ya que durante el día la piel acumula restos de sudor, sebo, queratina, detritus, etc. que debemos retirar. En general, se recomienda una limpieza facial mañana y noche para eliminar el residuo acumulado y preparar la piel para la aplicación de cosméticos activos a continuación. Se puede utilizar simplemente agua tibia si no estamos maquilladas o ayudarnos de algún limpiador cuando hay más residuo, según el tipo de piel: cremas o leches lavantes (piel deshidratada), agua micelar (piel sensible o reactiva) o productos jabonosos tipo syndet, espumas o geles (piel acnéica, grasa). La doble limpieza la reservamos para días en los que hemos acumulado más residuo (gym, contaminación, maquillaje, etc)”, añade.
¿Cuál es la rutina de noche de las dermatólogas?
“¿Yo qué suelo hacer? Utilizo mucho retinoico (habitualmente Zo, del Dr. Obagi), una o dos noches a la semana aplico dos gotitas para toda la cara, respetando la fosa a los lados de la nariz (entre el surco nasogeniano y la nariz), respetando los labios y el contorno de ojos, porque puede ser un poco fuerte. Este tipo de crema suele irritar un poco al comenzar a usarla (es un poco como el deporte y las agujetas) así que el resto de las noches comenzaría con una hidratante con componentes regenerares y oil free (como Wrinkle and Texture de Zo Skin Health) y la alternaría con una crema que me gusta mucho para las pieles grasas o normales, Nutrisyl de Skin Clinic, por ejemplo”, nos cuenta la doctora Cornejo.
Así nos lo explica la doctora Maroñas: “Como norma general, por la noche debemos priorizar la aplicación de principios activos reparadores o transformadores, es decir, aquellos que científicamente han demostrado inteferir sobre el metabolismo celular aportando beneficio a la piel”. Los dos grupos fundamentales, nos explica, son:
– Ácido retinoico y derivados, principalmente, retinol: aplicar serum o crema con retinol en concentración y frecuencia creciente empezando por 0.03, 0.05 y 0.1% . Exfolia la superficie de la piel favoreciendo el recambio epidérmico y actúa en dermis fabricando nuevas fibras de colágeno y elastina.
– Alfa hidroxiácidos, a la cabeza, el ácido glicólico, en concentraciones entre el 10-15%, ha demostrado mejorar la textura, disminuir la seborrea, iluminar y unificar el tono de la piel.
“En función de nuestro objetivo, podemos aplicarlos en monoterapia o combinarlos en noches alternas. Personalmente, me gusta reforzar la pauta cosmética una vez en semana con tratamientos a base de mascarillas que potencien una determinada acción: mascarillas hidratantes con ácido hialurónico, mascarillas exfoliantes con glicólico/retinol, mascarillas antiácné con ácido salicílico, mascarillas antioxidantes con vitamina C y mascarillas calmantes con aloe vera para pieles sensibles o reactivas”, añade la doctora Maroñas.
¿Por qué los retinoles tienen tanta fama?
“Los retinoides mejoran todos los signos de la edad. A nivel de la superficie de la piel (la epidermis) exfolian al normalizar la queratinización, despigmentan al normalizar la función de los melanocitos e interrumpir la transferencia del pigmento melánico, y, aumentan su volumen rejuveneciendo su aspecto al aumentar la proliferación de los queratinocitos basales. A nivel de la dermis -que es una capa más profunda de la piel- mejoran aspecto de las arrugas ya que estimulan la síntesis de colágeno y fibras de sostén de la piel, así como evitan la destrucción del colágeno y poseen actividad antioxidante”, precisa Gema Herrerías.
“La mejor manera de iniciarse es seleccionando el retinoide adecuado y a la concentración adecuada según las necesidades de la piel. Por ejemplo un retinol puro al 0.3% en una piel resistente y un retinol palmitato al 3% en una piel sensible. Debería ser progesivo según la tolerancia, de manera que las dos primeras semanas se aplica cada tres días en transición con otro cosmético menos intensivo. Y después, de días alternos a todos los días en función de la resistencia de la piel. Con aplicar el retinoide tres veces en semana será efectivo. Siempre directamente sobre la piel limpia y seca, en una capa fina, evitando comisuras de labios, aletas de nariz y contorno de ojos” nos explica esta experta.
¿A partir de qué momento deberíamos iniciarnos? “Los retinoides con función de prevención del envejecimiento están indicados a partir de una edad aparente de 30 años en ciclos de al menos 3 meses, y, a partir de una edad aparente de 40 años, al menos 3 noches en semana todo el año. En menores de 30 años con acné o melasma también se recomiendan los retinoides. Y en mayores de 50 debería aplicarse el retinoide a diario en pieles resistentes”, nos indica Gema Herrerías.
“Mi retinol favorito es GH 0.3 Retinol-NP Serum Bigel, es un retinol puro estabilizado al 0.3% que es muy eficaz y al ir formulado con 4% niacinamida, se consigue una alta tolerancia, ya que la niacinamida posee propiedades antiinflamatorias. Además contiene un péptido reafirmante”, cuenta Herrerías. Le gusta especialmente por “su olor, su textura, su eficacia con alta tolerancia, y con cuatro gotas es suficiente para todo el rostro”.
“Buscando diferentes opciones para los diferentes tipos de piel, en pieles resistentes que quieran subir la concentración de retinol al 0.5% y estén preocupadas por las manchas, una buena indicación es Neoretin Discrom Ultra Emulsión, de Cantabria Labs. En las pieles más sensibles, el sérum Tinolvital de Segle Clinical con un ester del retinol, o Skin Perfection Complete Night Serum de Bluevert con retinol liposomado”, nos releva. “Lo ideal es aplicar el retinol por la noche como producto único, sobre la piel limpia y seca, y elegir la textura adecuada para que no sea necesario aplicar otro producto encima. Aunque en pieles muy secas podría aplicarse una crema complementaria, pero por ejemplo, con función reafirmante”, nos cuenta esta farmacéutica.
¿Y si nuestra piel no tolera el retinol?
Sin duda, ácido retinoico o los retinoles nocturnos son el tratamiento predilecto de las dermatólogas. Lidia Maroñas nos comenta que, “cuando estos estén contraindicados (como en el embarazo) o no se puedan aplicar (en pieles muy reactivas e intolerantes a retinol), el mejor tratamiento nocturno que podemos dar a nuestra piel es el ácido glicólico”.
¿Cuánto tiempo deberíamos estar extendiéndonos la crema sobre la piel para que penetre mejor?
“No es tanto el tiempo si no aplicarla hasta el momento en que veamos que no queda rastro de la crema en la superficie de la piel, lo cual se suele conseguir masajeando el producto durante 30-60 segundos aproximadamente”, explica Lidia Maroñas.
¿Y qué hay de los rodillos de jade, obsidiana o cuarzo?
“Las asiáticas han puesto de moda estos rodillos. Si se dispone de tiempo y se conoce la técnica no hay ninguna contraindicación en utilizarlos a diario para estimular la microcirculación de forma mecánica y podría favorecer la absorción de los cosméticos en rostro y cuello”, nos dice Gema Herrerías. Eso sí, precisa, “más allá de estos beneficios, no hay evidencia de sus reivindicaciones como las que he leído sobre que la piel desprende sus toxinas”.
¿Cómo podemos distinguir una buena crema de cuidado nocturno? ¿En qué hay que fijarse?
Queda claro que elegir el cosmético adecuado es fundamental para que la piel reciba lo que necesita, de ahí la importancia de la elección. “Además de la galénica y el tipo de excipiente (que se absorba bien, que no deje residuo, que se adapte a nuestro tipo de piel y necesidades, que no contenga perfumes, etc), lo fundamental es fijarse en la calidad y concentración de los principios activos que contenga, es decir, en la letra pequeña que aparece en el etiquetado del producto. Cuanto antes aparezca un determinado principio activo en la lista de ingredientes, mayor será su concentración”, nos dice Lidia Maroñas.
¿Qué es lo primero que deberíamos hacer con la piel por la mañana?
Para que la piel no pierda “lo ganado” con el tratamiento nocturno, “al día siguiente lo primero debe ser una nueva limpieza”, empieza Paloma Cornejo. “Quizá no tan exhaustiva como la nocturna, pero hay que retirar bien las cremas de por la noche antes de ponernos el sérum de la mañana: lo ideal es que contenga vitamina C, cerúlico y todo lo que son antioxidantes. Después, recomiendo aplicar una hidratante ligera que me mantenga la piel hidratada de agua todo el día, a continuación el fotoprotector y luego, el maquillaje”, explica esta dermatóloga. “El concepto es que de noche ayudo a renovar la piel, le doy “ladrillos” y sustancias que aceleren su renovación, y por el día es cuando me protejo y bloqueo las cosas que me hacen daño del ambiente”.
“Por las mañanas, nuestra primera acción debe ser nuevamente una limpieza facial, al menos con agua tibia para eliminar el residuo generado por esos procesos metabólicos nocturnos”, coincide Lidia Maroñas, “seguida de un serum antioxidante que prepare a la piel y amortigue el efecto perjudicial de los factores externos a los que nos exponemos durante el día (exposoma: sol, tabaco, polución, etc). Si vamos a estar expuestos al aire libre, completaríamos nuestra rutina de mañana con un fotoprotector y, si nos quedamos en casa, podemos aprovechar para aportar un plus de hidratación con activos como el ácido hialurónico o el proxylane (induce la síntesis natural de colágeno y elastina)”, explica.
¿Qué relación hay entre el estrés y la piel?
“Sin duda: el estrés afecta a la piel. El estrés va a aumentar la secreción de las hormonas suprarrenales, la secreción de andrógenos (que son los que aumentan la secreción sebácea) y también va a causar una vasoconstricción cutánea”, dice Paloma Cornejo. Y, añade, esto puede tener consecuencias: “Cuando aumenta la secreción grasa aparecen problemas como el acné y la dermatitis seborreica (esa descamación rojiza en el entrecejo y en el surconasogeniano, muy frecuente en momentos de mucho trabajo)”. La vaso constricción que generan las hormonas del estrés y que nos ponen en estado de alerta, además, “disminuye la circulación en las zonas un poco más prescindibles, es como una economía de guerra: al estar la piel menos irrigada, se desgasta antes y se renueva peor, por tanto la piel se ve menos luminosa, menos turgente y más deshidratada. Todo eso es lo que mejora cuando descansamos y superamos un período de estrés”.
¿Por qué las cremas de noche son más untuosas?
“Los procesos de renovación celular conllevan una pérdida transepidérmica de agua, es decir, cierta deshidratación. Es por ello que muchas cremas de noche pueden resultar más oleosas al contener ceramidas, ácidos grasos y lípidos que contrarresten esa pérdida de agua, especialmente si son cremas nutritivas o para pieles más maduras”, explica la doctora Maroñas. “Unos minutos antes de irnos a dormir, debemos aplicar la crema o el serum nocturno con un suave masaje circular hasta que no quede resto del producto sobre la piel. La crema que queda en la superficie de la piel, es decir, que no penetra, no va a ejercer su función y por tanto no va a tener efecto. Una vez veamos que no queda rastro de crema (en general, menos de 5 minutos) podemos irnos a dormir sin problema” precisa.
Sin embargo, deberíamos distinguir bien lo que necesita nuestra piel: “No confundamos el agua con el aceite”, advierte la doctora Cornejo. “A una piel que está reseca le doy agua, no le doy aceite. Es muy típico pensar que por el día necesito una crema más fluida para que la piel no brille y por la noche algo más compacto: pero si a una piel grasa le pongo una crema nutritiva nocturna lo que voy a hacer es causarle comedogenia y van a aparecer los granos”.
¿Cada cuánto tiempo deberíamos cambiar la funda de la almohada?
“Cuando un cosmético se aplica correctamente y en la cantidad adecuada para nuestra piel, no debería dejar residuo sobre la almohada. En este caso, recambiar la funda de nuestra almohada una vez en semana sería suficiente para mantener una correcta higiene”, opina Lidia Maroñas.
¿Es importante la postura en la que dormimos?
“Lo ideal, a nivel facial, sería dormir boca arriba con una almohada no muy alta. Si embargo muchas personas se colocan de lado o boca abajo, con lo que pueden aumentar los pliegues en determinadas zonas. Al dormir en esta posición, son muy típicas las arrugas perpendiculares que se forman con los años e incluso algunas líneas que se forman en la cara, en el cuello y en la zona del escote”, dice Paloma Cornejo. “Dormir boca abajo va a hacer que retengamos más líquido en la zona de los ojos, porque se acumula agua, con lo que al levantarnos notamos bolsas en los ojos e incluso los labios más inflamados”, describe. Sin embargo, “la postura no afecta tanto a la calidad de la piel sino a rasgos como las bolsas o las arrugas”, explica. Casi más importante que la postura, opina, es la cena: “Hay que cuidar muy bien la alimentación: si tomamos algo rico en sal amaneceremos con la piel más inflamada”, concluye.