Por qué deberías pasarte a los tintes vegetales para el pelo (y por qué no)
¿Pueden los barros y aceites vegetales para el cabello competir con la química pura y dura a la hora de dominar la carta cromática?
La coloración natural se ha convertido en uno de los grandes reclamos de la carta de los salones de peluquería. Las grandes firmas capilares han metido la cabeza vegetalizando sus fórmulas, y las nuevas tendencias la ensalzan. “Era de esperar: antes se llevaban las mechas muy marcadas, pero ahora nuestras clientas buscan looks más discretos o incluso mantener su propio tono”, apunta Natalie Iglesias, colorista de Maison Eduardo Sánchez. Poco podía hacer un tinte vegetal a la ho...
La coloración natural se ha convertido en uno de los grandes reclamos de la carta de los salones de peluquería. Las grandes firmas capilares han metido la cabeza vegetalizando sus fórmulas, y las nuevas tendencias la ensalzan. “Era de esperar: antes se llevaban las mechas muy marcadas, pero ahora nuestras clientas buscan looks más discretos o incluso mantener su propio tono”, apunta Natalie Iglesias, colorista de Maison Eduardo Sánchez. Poco podía hacer un tinte vegetal a la hora de aclarar cuatro tonos, pero estas nuevas demandas sí permiten prescindir de la oxidación y el amoniaco.
Gema Eguiluz, del salón In-Viso es de la misma opinión y añade otros motivos que justifican el auge: “La salud está entre los primeros, tanto por parte de clientes que no quieren aplicarse productos químicos, como de personas que tienen problemas de piel”. No podemos obviar, como describe, “que los tintes naturales purifican el cuero cabelludo, favorecen el correcto crecimiento del cabello evitando su caída, controlan los niveles de grasa, aportan textura y fortalecen la melena mientras aportan un brillo espejo y terminan con el problema de los picores y la descamación”.
Los beneficios de la coloración ‘sin’ son innegables, pero los contras también. “La carta de colores es menos extensa que la de los tintes convencionales, y está la limitación de la imposibilidad de aclarar”, reconoce Marina Morán, responsable de producto de Naturalmente.
Con o sin penetración
He ahí la clave. Los tintes convencionales abren la estructura del cabello, fijan el color en su interior y para ello se sirven, por lo general, del amoniaco. El aclarado, como explica Rogelaine Tomé, del salón Rogelaine Style, “dependerá del volumen del agua oxigenada que se añada. Otros ingredientes que se pueden encontrar son peróxido de hidrógeno (aclara oxidando los pigmentos capilares), resorcinol (ayuda a conseguir tonalidades claras), tolueno (colorante para el cabello) o conservantes como los parabenos o el fenoxietanol, que pueden liberar formaldehido”. La coloración vegetal, por su parte, “no penetra en la estructura del cabello sino que actúa sobre la superficie sin alterar su estado natural”, explica Juan Carlos Fano, de JC Fano Peluquería. Dentro del cajón de sastre que aglutina la llamada coloración vegana u orgánica, habría que distinguir bien entre tres tipos muy bien diferenciados.
Barros, la henna 3.0.
La coloración con barros, al igual que henna tradicional, se sirve de los extractos y los pigmentos de algunas plantas para colorear y aportar reflejos al cabello. La principal diferencia con su antecesora nos la señala Eva Ruíz, directora técnica de Maison Eduardo Sánchez: “exige menos tiempo de exposición para actuar y se ha enriquecido con ingredientes especiales que consiguen que el color se fije de una manera más regular”. Sus limitaciones cromáticas, sin embargo, son mayores. “Básicamente aportan mechas y reflejos y a la hora de cubrir las canas no nos servirían”, añade Ruíz.
Coloración vegetal, el punto ácido
Libre de amoniacos y oxidantes, la hoy llamada coloración ácida es una tintura vegetal que se caracteriza por tener un pH ácido que respeta la fibra capilar y actúa sobre la superficie del pelo sin alterar su estado natural. Como explica Fano, “recomendamos esta variante para aquellas personas que buscan alternativas menos agresivas para matizar su color, se puede aplicar sobre el pelo seco, pero es mejor mojarlo previamente y el tiempo de exposición depende del porcentaje de canas”. No las cubre en su totalidad, pero sí las camufla creando, como describe Fano, “un efecto natural y muy cálido”.
Óleos, con un 2% de química
Aclaran hasta un tono y medio y llegan a “maquillar” el 100% de las canas. Este dato ya hace pensar que detrás de la fórmula pueda haber algo más que extractos vegetales y, como reconoce Natalie Iglesias, “la composición de los aceites de coloración es un 98% pigmentos naturales y un 2% de pigmentos tradicionales”. Sin embargo, no llegan a romper la cutícula para depositar el color, sino que la traspasa sin llegar al córtex.
Decoloración, ¿la asignatura pendiente?
Eguiluz es tajante: “La decoloración 100% natural no existe porque cualquier sustancia que aclare el cabello ya es un producto químico, por lo tanto no es natural”. Eso no quita que haya decoloraciones que controlen minuciosamente el proceso y vayan aportando, por ejemplo, partículas de colágeno para que el cabello no se deshidrate. “Los rubios extraclaros solo podrían conseguirse a través de plantas con un porcentaje de canas superior al 70%”, añade Morán.
Alquimia natural
La Coloración en Aceite (94 €) de Oliveras Hair Spa se sirve de los tonos permanentes My Colors de la firma My Organics para maquillar el cabello con sustancias extraídas de las hojas de las plantas del olivo. Una opción 100% orgánica que no contiene amoniaco ni derivados, parabenos, siliconas o níquel. Proporciona un 100% de cobertura de canas y el brillo se mantiene como el primer día de la aplicación.
En los centros Chi Spa de Madrid y Barcelona recurren a una coloración permanente y 100% vegana llamada Doc Color (79 €) en la que se reemplaza el agua para dejar espacio a ingredientes naturales que mejoran el rendimiento del color y la salud del cabello. Destacan el aloe vera, el extracto de aceite de oliva, la espirulina y el aceite de semilla de flor de espuma.
La Coloración con Barros (55 €) de Rogelaine LifeStyle está compuesta por extractos de plantas, maderas, flores, algas y tierras. Los activos botánicos empleados son: arcillas, minerales, hojas de henna, hojas de soja, linaza, cáscara de nuez, hojas de índigo, tomillo, abedul y té.
En JC Fano recomiendan la Coloración Ácida (48 €), una alternativa al tinte tradicional formulado a partir de pigmentos vegetales que respetan y tratan la fisiología del cabello y cubren las canas hasta en un 70%. Aporta luminosidad y actúa además como un tratamiento reparador de la melena. La clave está en disolver las plantas elegidas en agua muy caliente.
La Coloración con Óleos (desde 70 €) de Maison Eduardo Sánchez aclara hasta tono y medio el color natural del pelo y ofrece un resultado muy natural gracias a una gama de tonalidades intensas y duraderas. Maquilla las canas en un 100% y protege el cabello de la oxidación.
En el salón In-Viso de Madrid apuestan por el Protocolo con Barros (70 €). Los componentes naturales de estos barros pueden ser de camomila, linaza, raíces de Altea, granos de café y hasta cáscaras de nuez. De esta manera, se pueden conseguir hasta doce tonalidades. Unas aportan color y otras neutralizan y todos texturizan y aportan un extra de brillo y volumen.
La coloración Color Plant (desde 50 €) es la estrella de los salones Naturalmente de Reus y Madrid. Se trata de una mezcla de 16 plantas orgánicas con poder colorante y restructurante (plantas y flores en un 98% y un 2% de minerales.) que potencian no solo el brillo, sino la densidad capilar.