¿Se puede hartar la piel de las cremas?

Los españoles usan 11 productos y se hidratan el rostro entre siete u ocho veces a la semana, según un estudio.

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En cosmética ocurre lo mismo que en alimentación: no tiene sentido aplicarse de todo, es mejor elegir lo que nos sienta bien». El símil nutricional que utiliza el doctor Alejandro Camps, del centro médico Teknon, es recurrente. Disponemos en el mercado de más y mejores opciones, pero no vale el «cuanto más, mejor». La combinación esencial se compone de limpiadora, hidratante y protector solar. «Este último funciona como crema antiedad; el sol arruga», remata Camps.

Hace no tanto el ritual era escueto y consistía en crema de día, de noche, tónico y limpiadora. O, incluso, menos. «La m...

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En cosmética ocurre lo mismo que en alimentación: no tiene sentido aplicarse de todo, es mejor elegir lo que nos sienta bien». El símil nutricional que utiliza el doctor Alejandro Camps, del centro médico Teknon, es recurrente. Disponemos en el mercado de más y mejores opciones, pero no vale el «cuanto más, mejor». La combinación esencial se compone de limpiadora, hidratante y protector solar. «Este último funciona como crema antiedad; el sol arruga», remata Camps.

Hace no tanto el ritual era escueto y consistía en crema de día, de noche, tónico y limpiadora. O, incluso, menos. «La mayoría se lavaba la cara con agua y jabón. Ahora nos aplicamos nutritiva de día, de noche, de manos, serum, contorno de ojos, reafirmante de cuerpo… La lista es interminable», detalla Laura Girón, directora general de Skinc para Europa. Los españoles usan, de media, 11 productos y se hidratan el rostro entre siete y ocho veces a la semana, según el estudio The Face of the Nation 2012 de la consultora Kantar Worldpanel. En cuidado personal, España está a la cabeza de Europa, solo por detrás de Alemania. «Eso sí, el consumidor quiere estar a la moda y sigue las tendencias; por eso exige productos con activos innovadores», afirma Susana Sánchez-Villacañas, directora en España de Babor, una firma alemana de alta cosmética que tiene a nuestro país entre sus 10 mercados principales. Pero, ojo, la piel tiene un límite y se puede saturar. «La dermis, a partir de un nivel, no absorbe más sustancias por mucha crema que se aplique», insiste Camps. Las investigaciones lo corroboran. «Se ha demostrado en laboratorio que demasiada cantidad de principios no aumenta su eficacia», aseguran desde Dior.

En cosmética importa todo. Hasta el cuándo y el cómo. El lema es proteger de día y tratar de noche. Con la vitamina C da igual el momento. Es más, aplicada media hora antes del fotoprotector, aumenta su eficacia. «Los retinoides y el ácido glicólico pueden irritar; si eso ocurre, conviene espaciarlos. Dejan la piel más expuesta al sol, por lo que funcionan mejor de noche», sugiere María Agustina Segurado, jefa de Dermatología del Hospital Sureste de Madrid y asesora de Nivea. La pareja infalible se compone de retinol y glicólico; ambos son beneficiosos porque eliminan las capas superficiales y permiten que los activos penetren. Eso sí, no se deben mezclar en caso de piel sensible. «Ponerse retinol o vitamina C tras el gligólico potencia el enrojecimiento», explica Eduardo López Bran, del Imema. La solución: alternarlos.  

El acné ha dejado de ser cosa de adolescentes. Una de las causas es el mal uso de las cremas. «Las treintañeras emplean a veces aceites demasiado nutritivos para pieles maduras. Son maravillosos, pero no a esas edades; pueden provocar acné cosmético», advierte la doctora Cristina Villegas, quien ha recibido en su consulta a pacientes cargadas, literalmente, de bolsas con frascos. «A veces nos complicamos con muchos productos, debemos conocernos y comprar en consecuencia», añade. A cada edad y cada piel, unos activos. «En pieles atópicas o con alergias, cualquier cosmético fuera de prescripción médica puede provocar reacciones», avisa López Bran. Otro consejo: las mujeres con dermatitis atópica deben huir de las fórmulas perfumadas. «Y cuando hay alteraciones cutáneas, evitar los exfoliantes», avisa Vila-Coro.

Si un peligro es el exceso, el otro es la prisa, la falta de constancia. Lo que en ocasiones se traduce en dejar un tratamiento a medias. «Los activos necesitan un tiempo para que, al ser asimilados por las células, cumplan con el objetivo; es importante seguir de forma continuada el mismo producto durante un mes», dicta Sandra Perera, responsable de la firma Matriskin en España. «Pocos son los productos con efecto inmediato, lo suyo es ser constante», concluye Marina Pintado, del departamento científico de Vichy.