‘Pocketing’: cuando tu pareja no quiere presentarte ni incluirte en su vida social

Una nueva etiqueta para la colección de traumas acabados en -ing, como el ghosting o el orbiting, analiza qué ocurre cuando alguien oculta al mundo una relación sentimental.

El 'pocketing' se produce cuando uno de los miembros de la pareja no quiere introducir al otro en su círculo social.Getty (Melissa Moseley SMPSP)

Habéis quedado unas cuantas veces y parece que la cosa fluye. Estáis en ese momento en el que parece que sois algo más que un rollo, pero tampoco te atreves a preguntarlo para no estropearlo. Sin embargo, cuando de casualidad os encontráis con unos amigos suyos, lo que no podías esperar, es que te dejase a un lado y ni si quiera te presentase. Como si no fueras absolutamente nadie relevante en su vida.

No es solo una situación del S. XXI, es algo que ha pasado y pasará siempre, que la persona con la que salimos, por algún motivo, no quiera hacer pública esa relación. Lo que ha cambiado ...

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Habéis quedado unas cuantas veces y parece que la cosa fluye. Estáis en ese momento en el que parece que sois algo más que un rollo, pero tampoco te atreves a preguntarlo para no estropearlo. Sin embargo, cuando de casualidad os encontráis con unos amigos suyos, lo que no podías esperar, es que te dejase a un lado y ni si quiera te presentase. Como si no fueras absolutamente nadie relevante en su vida.

No es solo una situación del S. XXI, es algo que ha pasado y pasará siempre, que la persona con la que salimos, por algún motivo, no quiera hacer pública esa relación. Lo que ha cambiado es la forma de llamar a este fenómeno, que ahora los expertos denominan como pocketing. Una nueva etiqueta para la colección de traumas acabados en -ing, como el ghosting, o el orbiting.

“El pocketing como tal, existe desde antaño y consiste en la tendencia de la persona con la que mantenemos un vínculo de pareja, a mantenernos al margen de su círculo social e íntimo”, aclara la psicóloga Verónica Vivero.

Señales de alerta

Pese a esta definición, el término puede resultar algo ambiguo. No siempre que una persona no nos presenta a un amigo nos está haciendo pocketing, a lo mejor simplemente ha sido un despiste, o quería evitar cotilleos indeseados de esa persona en concreto. No se trata de ser mal pensados, pero sí de ser un poco prevenidos, básicamente usando el sentido común.

Para empezar, según Vivero, “conviene destacar que el factor tiempo es algo a tener en cuenta. Cuando empezamos a salir con alguien no sabemos cómo van a ir las cosas. Quizá yo tenga unas expectativas distintas a mi pareja y, esto es algo que es necesario ir hablando”.

Sin embargo, como el tiempo también puede ser relativo, y una relación de tres meses es mucho para unos, pero poco para otros, quizás también sea importante tener otros factores en cuenta.

En este sentido, Verónica Vivero apunta otras señales tales como que la pareja haga muchos planes y nunca nos incluya en ellos si hay más gente, que no nos presente a nadie de su círculo social (no solo a una persona concreta, sino a ningún conocido) e insista en ir solo a todos sus compromisos sociales, o que, en el caso de ser una persona muy activa en redes sociales (esto depende del perfil más o menos íntimo de cada persona) nunca interactúe con nosotros, ni mucho menos nos etiquete o cuelgue alguna fotografía común. Más que una cuestión puntual, se trata de una serie de comportamientos que unidos deberían hacer saltar las alertas.

 ¿Por qué me oculta?

Vale, si saltan varias señales de alerta y se alargan en el tiempo, parece claro que hay algún tipo de problema. Pero, ¿por qué esa tendencia a ocultar la relación? ¿Se trata de un problema con las relaciones en sí mismas, o con la nuestra en particular?

Según el también psicólogo Alberto Álamo, “existen muchos motivos” para que alguien decida hacer pocketing, así que en realidad todo dependerá de conocer un poco a esa persona, y pensar si alguno de ellos podría encajar con nuestro caso. “Algunos responden a llevar relaciones paralelas o dejar la puerta abierta a ello”, es decir, que prefiere que no se sepa que hay una relación, porque en realidad tiene o planea tener otras, en cuyo caso es importante detectarlo a tiempo. Sin embargo, otros casos se pueden relación con “motivos relativos a algunos perfiles de personalidad (personalidades introvertidas, paranoides…), incluso variables culturales o religiosas (ocultar la relación porque vaya en contra de alguna de las normas de la cultura o religión)”. En ese caso, puede que indagar un poco más nos dé alguna pista.

También son posibles otras opciones, como que se haya pasado por una ruptura reciente y se tenga miedo a dar pasos en una nueva relación, o simplemente que aún se tengan dudas respecto al futuro de esa relación por el motivo que sea.

Con todo ello, el experto agrega que a veces el problema está en los ojos del que mira. Por ejemplo, cuando queremos que esa persona ponga una foto juntos de perfil o nos presente a su familia, cuando quizás aún no estamos en ese punto de la relación, o simplemente cada persona tenga su forma de llevar las cosas. “Estos casos han sucedido siempre, pero tal vez ahora pueda haber un repunte ante la presión por enseñar todo en todo momento”. Y es que no siempre es necesario subir una foto juntos a redes sociales, ni eso significa que los sentimientos de esa persona sean diferentes. Un conflicto habitual en las relaciones que sí corresponde más al s. XXI.

Abordarlo sin confusiones

Antes de abordar esta situación con la pareja, los expertos llaman a hacer una reflexión previa. ¿Qué es lo que queremos realmente con esa persona? Porque no tiene sentido reclamar, algo que quizás tampoco estemos dispuestos a dar.

Si realmente nos gustaría dar un paso adelante, todo es cuestión de averiguar qué es lo que quiere la otra persona, para ver si estamos en el mismo punto.  Para ello, Alberto Álamo insiste en que, aunque la situación pueda ser tensa, ya que “a nadie le gusta ser ‘escondido/a’ por su pareja”, antes de juzgar, es importante hablar sin atacar “para al menos tratar de conocer los motivos detrás de ese pocketing”. Es decir, dejar que la otra persona dé una respuesta, antes de sacar conclusiones erróneas.  “Aun con ello, existen casos tan difíciles de gestionar, debido a la rigidez de quien esconde, que termina por romperse la relación”, advierte el psicólogo.

De esta forma, por su parte, Verónica Vivero matiza que la resolución de este conflicto puede marcar el futuro o no de esa nueva relación.  “Solo uno sabe lo que está dispuesto a no a consentir en base al otro. Pero bajo mi punto de vista creo que, si sus motivos respondían al miedo o dudas de los inicios, o aspectos que la pareja valore que puedan ser reconducibles, adelante. En eso consiste una pareja en negociar y consensuar cosas”.

Puede ser que lo que descubramos no sea tan positivo, así, “si por el contrario es algo que nos hace daño y no detectamos ápice de voluntad de cambio alguna, quizá sea conveniente replantearnos lo que tenemos y lo qué queremos”.

Al final por mucha etiqueta que le pongamos, la idea siempre es la misma. Ver si esa persona nos aporta y merece la pena aprender juntos pese a los errores, o si realmente se trata de alguien que nos va a traer dolores de cabeza innecesarios, y sea mejor dejar de perder el tiempo y las energías cuanto antes.

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