Parches para el busto: la promesa de un pecho firme sin cirugía

Mascarillas, ampollas, parches… La fiebre de las monodosis ultraconcentradas en cosmética continúa creciendo. La última revolución promete senos turgentes sin bisturí ni pinchazos. ¿Hasta qué punto son eficaces?

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Según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), los españoles disponen de entre cuatro y cinco horas de tiempo libre al día, siendo de casi cinco horas y media en los pueblos de 2.000 habitantes o menos, y algo inferior a cuatro (3,87) en las ciudades de más de un millón de habitantes. Si se mira a franjas de edades concretas, los datos cambian: frente a las 6,72 horas de las que disfrutan los mayores de 65 años, las personas entre 35 y 44 años aseguran contar con 2,87. A menos tiempo para el ocio, menos tiempo para el cuidado personal. Y la industria cosmética, tras detectar una necesi...

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Según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), los españoles disponen de entre cuatro y cinco horas de tiempo libre al día, siendo de casi cinco horas y media en los pueblos de 2.000 habitantes o menos, y algo inferior a cuatro (3,87) en las ciudades de más de un millón de habitantes. Si se mira a franjas de edades concretas, los datos cambian: frente a las 6,72 horas de las que disfrutan los mayores de 65 años, las personas entre 35 y 44 años aseguran contar con 2,87. A menos tiempo para el ocio, menos tiempo para el cuidado personal. Y la industria cosmética, tras detectar una necesidad, responde en masa.

La última tendencia viene en formato de un solo uso: todas las firmas tienen en su catálogo productos con una alta concentración de activos que, en cuestión de minutos, mejoran un aspecto concreto del cuerpo con resultados sorprendentes. Y ya no solo se habla de ampollas para el rostro. En tiendas podemos encontrar mascarillas para zonas como las manos, los pies y el cabello, hasta una de las últimas en revolucionar el sector: las destinadas a los glúteos. Pero las marcas no quieren dejar ningún hueco por cubrir, y a toda esta oferta se suma una nueva: los adhesivos para el pecho.

La moda viene, cómo no, de Corea. En las páginas de venta de cosmética coreana se puede encontrar Oh My Busty, un papel de hidrogel enriquecido con ingredientes que, colocado sobre el pecho durante unos 15 minutos, asegura recuperar la firmeza y la hidratación de la zona. También en línea, y de origen taiwanés, la marca MasKingdom propone la suya en forma de flor y fabricada en fibra de bambú o en encaje de seda, que tonifica el área.

En Europa y especializada en mascarillas, Bioxidea vende Miracle24 Breast (58 € el pack de tres), con la que dicen alisar la piel y reafirmarla hasta 24 horas (la firma, además, comercializa también una mascarilla para la zona íntima de la mujer, y atención, que entre sus recomendaciones de uso está ‘Antes de una cita’). Y Jamela, dedicada en exclusiva a estos productos en oro de 24 quilates, también vendía la suya, con colágeno, elastina y extracto de una planta tailandesa con efectos similares al estrógeno, la Butea Superba, y que ya está agotada.

Los últimos en sumarse a la fiesta han sido Collistar con sus Parches Remodelantes Lifting (45,30 €). Desde la empresa lo publicitan como un tratamiento de choque de alta tecnología diseñado específicamente para el busto que lo remodela en cuatro semanas. Para garantizar su eficacia, aconsejan aplicarlo dos veces por semana las primeras dos semanas y una vez cada siete días después, como mantenimiento. Durante el embarazo y la lactancia, mejor aparcarlos, como ocurre con muchos otros ingredientes cosméticos.

¿Son realmente efectivas estas mascarillas? El doctor Emilio Moreno, jefe asociado del servicio de cirugía plástica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, no lo considera muy probable. «En el mejor de los casos, supondrían un método de hidratación de la piel que podría traducirse, a la larga y utilizándose de manera constante, en un mejor mantenimiento del estado del pecho». Y opina que, a efectos prácticos, «se disponen de pocas armas para enfrentarse a la flacidez cutánea». «Son activos muy beneficiosos para la piel, pero es muy difícil reafirmar el pecho, con un cambio notable, sin pasar por una cirugía», concuerda el doctor Jorge Planas, director Médico de Clínica Planas.

El doctor Pierre Nicolau, con consulta en Girona, se expresa de forma similar. «Al tratarse de un tratamiento superficial, no penetra en las capas más profundas de la dermis. Seguro que con su uso durante unas semanas percibiremos un resultado, pero no producirá cambios sustanciales en la forma del busto». En el caso de decidirse por ellos para mantener el aspecto de los senos, recomienda aquellos con un alto concentrado de aceites esenciales, mientras que para proporcionar tensión e hidratación a la piel del área sirven los que incorporan colágeno vegetal, ácido hialurónico y extractos de plantas como el té verde o la Ginkgo biloba. La duración de los efectos, si se corta el tratamiento, la sitúa en unas dos o tres semanas desde la última aplicación.

Si se quiere mantener la firmeza del busto sin pasar por quirófano, el doctor Moreno ofrece unos consejos para la vida diaria: «Se deben evitar las variaciones de pecho, comer de forma saludable y, por supuesto, no fumar en absoluto. Aparte de esto, no existen alternativas terapéuticas». O, al menos, ninguna que perdure en el tiempo. «Los tratamientos mínimamente invasivos que intentan aumentar la tensión de la piel, como la radiofrecuencia o los sistemas láser, son técnicas suaves con resultados suaves», asegura el doctor Nicolau, y estima su efecto en unos tres meses. Y, como los parches, solo los ve útiles en personas jóvenes con una piel de calidad. «Si hay un exceso de piel o una caída marcada, solo la cirugía puede tratarlo». Lo demás, opina el doctor

La conclusión, para ambos expertos, es la misma: recurrir a profesionales. «Tanto si se plantea pasar por el quirófano como si opta por algo más superficial, debe ser administrado por unas manos expertas y responsables altamente cualificadas», recomienda Nicolau. «Es importante escuchar las expectativas del paciente tanto en volumen como en grado de colocación y hacer una propuesta realista», añade Moreno. «Cuando la mama está caída, las técnicas pasan por un simple aumento mamario o un inserto de grasa en la mama, hasta otras más complejas de mastopexia con o sin implante. El abanico es muy amplio».