Microblading: qué es, quién debe hacérselo y quién no
Su principal ventaja es un resultado más natural aunque menos permanente que la micropigmentación tradicional, pero es preciso consultar con un especialista las posibles contraindicaciones.
Aunque los ojos sean el espejo del alma es imposible negar que el aspecto de una persona puede cambiar radicalmente según la forma de sus cejas. No se trata solo de una cuestión de estética, lo cierto es que existen múltiples motivos por los que se puede perder pelo en las cejas: desde un exceso de depilación, pasando por una dermatitis seborreica o una psoriasis, e incluso se dan casos de alopecia frontal fibrosante en esta zona.
Por suerte, las opciones para camuflar la falta de vel...
Aunque los ojos sean el espejo del alma es imposible negar que el aspecto de una persona puede cambiar radicalmente según la forma de sus cejas. No se trata solo de una cuestión de estética, lo cierto es que existen múltiples motivos por los que se puede perder pelo en las cejas: desde un exceso de depilación, pasando por una dermatitis seborreica o una psoriasis, e incluso se dan casos de alopecia frontal fibrosante en esta zona.
Por suerte, las opciones para camuflar la falta de vello en las cejas son cada vez más: desde el maquillaje, que ya cuenta con fáciles herramientas para el contouring de cejas, hasta el tatuaje semipermanente. Sin embargo, cada vez más personas optan por una solución más a medio plazo y con un resultado más natural (sobre sobre si se observa al detalle): el microblading.
Si bien fueron las famosas quienes pusieron de moda esta técnica hace apenas un par de años, cada vez hay más centros especializados que ofrecen esta solución a precios más asequibles. Como exponen desde Lashes & Go, este tipo de tratamientos tiene un precio en torno a los 300 euros con una duración de 8 a 12 meses, contando con la opción de un retoque anual por 175 euros.
Pero, ¿se trata de una técnica destinada para todo el mundo?
Beneficios a tener en cuenta
En primer lugar, desde este mismo centro recuerdan que el microblading es una técnica de maquillaje semipermanente que básicamente “consiste en introducir moléculas de pigmento en las capas subepidérmicas de la piel mediante pequeños trazos. Se realiza de forma manual, lo que hace que el resultado sea más natural, además es un desarrollo más artístico en comparación con otras técnicas”.
Cabe recordar que la principal diferencia entre el microblading y la micropigmentación propiamente dicha, según otra de las clínicas expertas en esta técnica, como Lovely Lashes, es que aunque ambas son técnicas de maquillaje semipermanente, este último se realiza con una pluma de metal a la que se le adapta un cabezal, permitiendo optar por la técnica de “pelo a pelo”; mientras que en el segundo caso se opta por el uso de agujas, pudiendo así hacer sombras e intensificar el pelo marcado, pero con un resultado menos detallado. Asimismo la micropingmentación puede tener una duración de hasta dos años o dos años y medio, frente al año del microblading.
El primer beneficio a tener en cuenta es que se trata de un resultado mucho más natural y que a simple vista es más difícil de detectar, además del hecho de que se trata de una opción semipermanente de la que despreocuparse igualmente durante meses.
Por su parte, Enrique Herrera Acosta, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Vithas Xanit Internacional (Benalmádena), añade que “se trata de una actuación a nivel de la capa papilar de la epidermis, justo antes de llegar a la dermis.” Es decir, que es “una técnica de gran precisión que dibuja líneas tan finas que simulan casi a la perfección cada pelo”. Además destaca el hecho de que “es un tratamiento que se realiza en poco tiempo y sin embargo tiene gran durabilidad”. Mucho más rentable que maquillarse las cejas cada mañana.
Teniendo en cuenta estos parámetros, el dermatólogo apunta que es una técnica que está especialmente recomendada “sobre todo en los casos de pérdida de pelo por enfermedades, como después de recibir tratamientos muy agresivos o quimioterapias”, insistiendo en que en estos casos de debe contar con la prescripción explícita de un dermatólogo. También es una opción a tener en cuenta “cuando las cejas quedan muy despoblabas por razones de estrés, cambios hormonales y, en ocasiones, simplemente por el paso del tiempo”.
No para todo el mundo
Pese a todas estas ventajas, el dermatólogo aclara que el microblading no es aconsejable para todos los pacientes. En concreto, aquellos casos en los que “esté diagnosticada alguna patología cutánea, como dermatitis alérgica a alguno de los pigmentos”. En estos casos deberá ser el dermatólogo el que valore “y, en su caso, desaconsejar esta técnica u ofrecer alternativas”.
Igualmente, desde Tu Micropigmentación insisten en que tanto los procesos de micropigmentación como de microblading están contraindicados en “personas que tengan diabetes, tomen medicamentos anticoagulantes, alérgicos, con antecedentes de queloides y mujeres embarazadas”, aunque si se tiene cualquier otra patología siempre será recomendable pedir consejo médico ante la duda.
No obstante, desde Lashes & Go informan de que es importante que previo al tratamiento se realice una revisión de la piel del área de la ceja “para evaluar si hay algún tipo de lesión en la piel o enfermedad cutánea que impida realizar el servicio”. También, “48 h antes de realizar el servicio se realiza un test de alergia, para descartar cualquier tipo de reacción hacía los pigmentos. Posteriormente se les entrega un consentimiento mediante el cual la clienta nos informa si está en algún tipo de tratamiento médico, tiene algún tipo de enfermedad, lunares, cicatrices, etc”.
Es reseñable la sensibilidad al dolor, ya que como cualquier otro proceso de micropigmentación puede resultar algo molesto o doloroso a la hora de realizarse.
La importancia de la calidad del resultado
Otra cuestión a tener en cuenta es que no todos los centros cuentan con especialistas para realizar microblading, lo que puede suponer una gran diferencia en cuanto a los resultados. Desde Lashes & Go aportan que el no contar con un especialista puede suponer problemas como “que el diseño no sea el adecuado para su rostro, que queden asimétricas, que el color no sea el correcto y que no se utilicen materiales aprobados por Sanidad. Todo esto puede derivar en infecciones, así como que el lugar no esté bien higienizado o desinfectado para hacer este tipo de servicio”.
Además de la higiene y la calidad de los pigmentos, también conviene valorar otras cuestiones como la calidad del acabado, para distinguir un buen servicio. Así, en las fotos de clientes previos puede valorarse que “hay muchos clientes que tienen cejas más descendentes que les entristecen la mirada y cuando realizas el tratamiento consigues un cambio increíble con un efecto lifting”.
Otro de los puntos que marcan la diferencia es contar con un buen estudio previo y un diseño personalizado, “midiendo las facciones del cliente y mostrándoselo para que autorice previamente el diseño”, insisten los expertos en estética.
Por último, el dermatólogo Enrique Herrera Acosta explica que es importante que la técnica esté supervisada por especialistas “que puedan detectar cualquier reacción negativa lo antes posible”, aunque informa de que estas son mínimas, ya que en manos expertas se utilizan “pigmentos naturales e hipoalergénicos 100%”, siendo un tratamiento “indicado para tipos de pieles de cualquier tono o fototipo”.