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Los diez hitos de la década que cambiaron la belleza para siempre

La cuarta ola feminista, la irrupción de las redes sociales y la creciente conciencia sobre ecología y diversidad han impulsado un continuo cambio tanto en...

Esculpir a brochazos: en 2010, pocas personas habían escuchado hablar sobre el contouring (definir la estructura facial jugando con claroscuros de base y corrector de maquillaje). Impulsada por Kim Kardashian, maestra por excelencia, The New York Times se atrevió a asegurar en 2017 que esta técnica, nacida siglos atrás para el teatro, vivía su Edad de Oro. ¿La razón? La dictadura de las redes sociales, que han convertido el mundo en un gran espectáculo.
Trabajar las cejas: si en las dos décadas anteriores se imponía reducirlas a golpe de pinzas, estos años los centímetros han crecido. La aparición del tatuaje para fingir un mayor grosor y espesor (conocico como microblading y el más reciente y perfeccionado nanoblading) confirman la tendencia.
Inclusión y diversidad: en septiembre de 2017, irrumpía en el mercado Fenty Beauty, la firma cosmética de la cantante Rihanna, con un eslogan claro: “Base de maquillaje para todas”. Y lo cumplía lanzando 40 tonos diferentes, que pronto amplió a 50, el abanico de color más amplio hasta entonces, forzando al resto de la industria a ir a rebufo. En septiembre 2018, L’Oréal Paris marcaba otro hito en este camino con Le Défile, un desfile durante la Semana de la Moda de París que celebraba la belleza y diversidad, cuyo éxito les invitó a repetir el pasado septiembre.
La rutina coreana: nadie podía prever, en tiempos de prisas, que un ritual para cuidar la piel con hasta 10 pasos (de la doble o triple limpieza al sérum, el tónico y las mascarillas) triunfase. La búsqueda de belleza coreana en inglés en Google arroja casi 400 millones de resultados, 10 en español.
Productos ‘verdes’: según el último informe de la consultora Grand View Research, en 2025 el mercado de la cosmética natural alcanzará un valor de 22.557 millones de euros a nivel mundial. La creciente preocupación medioambiental, patente en España tras la reciente celebración de la Cumbre del Clima, inclina a los usuarios a apostar por ofertas eco y bio. También a las firmas, del lujo al mercado de masas, que buscan reducir su huella en el entorno.
La hora de las celebridades: de un complemento a su actividad diaria, a una de sus principales ramas de negocio. Las líneas de famosas como Rihanna con Fenty Beauty, la modelo Kylie Jenner con su marca homónima o la maquilladora de las estrellas de Hollywood Charlotte Tilbury facturaron, en 2018, más de 500, 350 y 150 millones de euros, respectivamente. Y, como ellas mismas cuentan, ya no se limitan a poner su rostro y su nombre, se involucran en todos los procesos.
Sacar las garras: tanto se ha esforzado Rosalía en hacer de las uñas imposibles su seña de identidad que, cuando en noviembre salió en su Instagram con ellas al natural, se convirtió en noticia. Desde lo más estrambótico a opciones más discretas, decorar las uñas con incrustaciones y geometrías ha marcado la pauta en la manicura de famosas y desfiles.
La era del brillo: la misma Rosalía convirtió el iluminador en icono pop cuando lo mencionó, en inglés, en el primer verso de la canción Brillo. Los destellos y la luz acentuada en puntos estratégicos del rostro se han normalizado. El último fenómeno en reivindicarlos: la serie juvenil Euphoria de HBO.
Mechas ‘naturales’: conocidas como balayage, persiguen dar sensación de decoloración por efecto del sol, sin cortes bruscos con el color natural del cabello. Las han lucido desde estrellas patrias como Blanca Suárez y Eugenia Silva a internacionales como Olivia Wilde y Margot Robbie.
La búsqueda de lo real: el interés por lo natural y rehuir del artificio ha influido también en el trabajo sobre el aspecto. Apostar por las rutinas de cuidado de la piel y tratamientos en cabina que mejoran su apariencia, o maquillarse sin que se note, con millones de tutoriales en la red, han sido sin duda la tendencia de la década.