Llega la revolución J-Beauty
Japón vuelve a revolucionar el mundo de la belleza. Shiseido nos revela los secretos de su rompedor maquillaje
Japón atrapa y cautiva. Sus calles caóticas y ruidosas, la tranquilidad de sus templos y bosques, el respeto a sus tradiciones milenarias y la innovación de sus tecnologías, casi futuristas. A riesgo de que suene a tópico, lo que queremos decir es que el país del sol naciente está de moda. Cada temporada sirve de inspiración a diseñadores que llenan las pasarelas de kimonos, brocados, sedas y estampados orientales. Pero si hay algo que despierta fascinación y, reconozcámoslo, cierta envidia, es la belleza nipona.
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Japón atrapa y cautiva. Sus calles caóticas y ruidosas, la tranquilidad de sus templos y bosques, el respeto a sus tradiciones milenarias y la innovación de sus tecnologías, casi futuristas. A riesgo de que suene a tópico, lo que queremos decir es que el país del sol naciente está de moda. Cada temporada sirve de inspiración a diseñadores que llenan las pasarelas de kimonos, brocados, sedas y estampados orientales. Pero si hay algo que despierta fascinación y, reconozcámoslo, cierta envidia, es la belleza nipona.
El cuidado de la piel siempre ha sido muy importante en la cultura oriental, pero muy pocos pueden presumir con orgullo de un cutis níveo y luminoso como el de las japonesas. Por eso, no es de extrañar que los cosméticos y los rituales japoneses estén presentes en nuestra rutina diaria. La J-Beauty ha llegado para revolucionar nuestro tocador. Un nuevo concepto de belleza que combina alma y tecnología, y cuyos parámetros ha marcado Shiseido con el relanzamiento de su línea de maquillaje. La firma de culto con sede en Ginza, Tokio, ha decidido fusionar el patrimonio cultural japonés con sus pioneros conocimientos de la industria. El resultado es una línea moderna, expresiva y minimalista, que redefine el maquillaje a través de colores vivos, texturas ultraligeras y una precisión insuperable.
El primer paso para conocer a fondo los secretos de esta revolucionaria tendencia es olvidarse de todo lo aprendido. Porque el maquillaje nipón no se divide en categorías ni clasificaciones convencionales. Shiseido habla de texturas novedosas y coloristas. Iluminadores que recrean la luz, geles de alta duración e impacto, polvos que evocan el rostro armónico de las geishas y tintas tan precisas como su caligrafía.
En el imperio de los neones, el rostro se esculpe con toques de luz. Shiseido propone un iluminador que optimiza y mejora la apariencia de la piel. Aura Dew contiene perlas ultraligeras que se posan en el rostro como un destello y se fijan de forma instantánea para un acabado luminoso y natural. Una textura que se puede aplicar tanto en la piel como en los labios o los ojos. Con jornadas laborales maratonianas, ellas jamás renuncian a su ritual de belleza, pero tampoco pierden el tiempo.
En 1977 Shiseido lanzó una colección de labiales, Inouï, pensado en estas mujeres profesionales, que proporcionaban un acabado preciso y duradero. Con esta línea como inspiración, los nuevos geles de la firma incluyen una tecnología ligera que absorbe las propiedades sin renunciar al intenso color. La textura es tan suave como la de sus kimonos tradicionales y su variedad de tonos recoge la vitalidad de las calles de Tokio. Su maquillaje no obstruye la piel, pero actúa en ella en profundidad. Porque el segundo mantra de la J-Beauty es la hidratación. Como el gloss Crystal GelGloss que se aplica como un barniz cristalino sobre los labios, resaltando su color natural y provocando una sensación de humedad.
Pero la estética nipona es algo más que una piel de cristal. Las japonesas entienden la belleza de forma desprejuiciada. Como un juego –no hay palabra en castellano para traducir la moda Kawaii, ni tampoco forma correcta para describir su inocente imaginario– o una explosión de color pop. La música J-Pop es una fuente inagotable de inspiración. Para conseguir su maquillaje, Shiseido propone polvos de texturas suaves y colores intensos. El colorete en mousse Minimalist WhippedPowder Blush se funde fácilmente con la piel, transformándose en un rubor natural. Eso sí, siempre con precisión.
El maquillaje japonés se realiza con trazos muy definidos, como su escritura tradicional. De hecho, la caligrafía shodo define las tintas de Shiseido, dando lugar a fórmulas que se aplican sin esfuerzo y pigmentos extremos, cuya gama cromática se mueve entre azules rebeldes y rojos intensos. Para una cobertura todavía más perfecta, Shiseido propone brochas artesanales que recogen la tradición de los pinceles fude de la dinastía Shang.