Las dolorosas mascarillas faciales que no deberíamos usar
Existen algunas fórmulas que se han viralizado por lo que duelen al retirarlas. Hablamos con 4 dermatólogas sobre sus consecuencias para la piel
Aparentemente, parece una mascarilla más. De color negra o grisácea (por incluir carbón), y con la promesa de liberar tu piel de la tiranía de los puntos negros. Una pega: este cosmético puede llevar a las lágrimas, de forma literal. Hablamos de algunas fórmulas peel-off (no se limpian ni se absorben, sino que se arrancan) que se están viralizando precisamente por el dolor que pueden provocar a la hora de retirarlas del rostro.
La página de Facebook especializada en belleza, Top Knot, se hac...
Aparentemente, parece una mascarilla más. De color negra o grisácea (por incluir carbón), y con la promesa de liberar tu piel de la tiranía de los puntos negros. Una pega: este cosmético puede llevar a las lágrimas, de forma literal. Hablamos de algunas fórmulas peel-off (no se limpian ni se absorben, sino que se arrancan) que se están viralizando precisamente por el dolor que pueden provocar a la hora de retirarlas del rostro.
La página de Facebook especializada en belleza, Top Knot, se hacía eco de este fenómeno con un vídeo que acumula más de 12 de reproducciones. Estas mascarillas funcionan igual que las famosas tiras para poros: se adhieren a la piel, y pasados unos minutos, se quitan. Además de algunas marcas, hay incluso vídeos en Youtube de bloggers que se hacen sus propias mascarillas caseras para puntos negros con ingredientes tan disparatados como el pegamento. Ver en esa tira todo lo que hemos conseguido arrancar puede generar una sensación de limpieza más profunda pero nos hace preguntarnos, ¿qué efectos pueden tener para la salud de nuestra piel? Hablamos con 4 dermatólogas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) para dejar las cosas claras.
Desterrando mitos: ¿una mascarilla tiene que doler para ser efectiva?
La respuesta, por supuesto, es que no. Minia Campos, doctora de la clínica González y Campos, explica a S Moda que las mascarillas son preparados cosméticos “pensados para ser retirados después de una acción sostenida de varios minutos sobre la piel”. Dependiendo de su función (si son calmantes, hidratantes, purificantes…) tendrán una formulación u otra. En algunos casos, la presencia de algunos ácidos como el glicólico “puede producir un leve picor, pero en ningún caso una mascarilla adecuadamente formulada debe producir dolor al eliminarse”.
No hace falta pasarlo mal para eliminar los puntos negros. De hecho, estas mascarillas ni siquiera limpian a fondo. La dermatóloga Mayte Truchuelo comenta que al arrancarlas lo que hacen en realidad es exfoliar, “retirando la capa más superficial de la capa córnea [la barrera externa de la piel]. De ahí los restos blanquecinos que vemos. Pero el punto negro va a seguir estando o rellenándose de queratina en breve”. Al estar dentro de los orificios foliculares, “no basta una simple mascarilla para ser extraídos”, añade Campos.
Otro mito relacionado es que todas las mascarillas peel-off sean perjudiciales. Paloma Cornejo, especialista de la AEDV, quiere aclarar que estas fórmulas son “mascarillas que se secan y se retiran de una vez como una película, y las hay muy agradables y seguras. Estas particularmente usan el mismo nombre pero son una auténtica agresión”.
¿Qué consecuencias tienen para la piel?
El uso de mascarillas tan agresivas o irritantes podría derivar, coinciden Cornejo y Truchuelo, en dermatitis irritativas cutáneas. Esto se traduciría en un “enrojecimiento, descamación e incluso erosiones o heridas superficiales”. A largo plazo no producirían daños acumulados, pero en ciertas pieles con predisposición “podrían desencadenar un brote de cuperosis o rosácea [piel extremadamente sensible con rojeces en mejillas y mentón]”, declara la dra. Truchuelo. Además, el uso continuado de un cosmético irritante de este tipo puede desarrollar una piel sensible, “caracterizada por una gran irritabilidad cutánea con intolerancia a casi todos los cosméticos” amplía Minia Campos.
El consejo de la dra. Cornejo y la dra. Truchuelo es no abusar de la limpieza en exceso o demasiado agresiva, ya que en ciertas pieles podría provocar un efecto rebote. En las consultas existe una verdadera obsesión por el tema de los poros, según Paloma Cornejo: “Si nos empeñamos en vaciar los puntos negros, veremos que con el tiempo aparecen otra vez. Por tanto, su limpieza ha de hacerse con cuidado, sin obsesionarse. La consecuencia puede ir desde erosiones en la piel que pueden dejar cicatrices a inofensivos puntos negros que se transformen en un verdadero grano de acné”.
http://instagr.am/p/BRaZfkIAMAM/
¿Qué podemos utilizar en su lugar?
En lugar de estas mascarillas, las expertas proponen utilizar otras alternativas. Hay otras (no dañinas) con formulaciones adecuadas que nos pueden ayudar a mejorar el aspecto de nuestra piel. Por su parte, la dermatóloga Constanza Bahillo recomienda utilizar limpiadores con propiedades exfoliantes, por ejemplo, scrubs para la limpieza, y cosméticos con principios activos regeneradores, como el retinol, que “mejora el aspecto de la piel”. En cabina, una limpieza rutinaria con alfahidroxiácidos también podría ser una buena elección, según Truchuelo.
Para los puntos negros, la doctora Campos plantea un tratamiento con ácido salicílico o retinoides, tanto en forma tópica o en forma oral, “por ser los más eficaces”. En casos muy concretos se podría realizar una eliminación mecánica, “siempre de forma muy suave y por parte de un profesional de la estética”. Los cosméticos con vitamina C o ácidos como el glicólico irían genial para mejorar “la luminosidad de la piel. Para un efecto mayor se puede realizar un peeling químico en la consulta del dermatólogo”, concluye.