Hasta luego, ‘nail art’: el coronavirus ha cambiado radicalmente nuestra relación con la manicura
Consultamos a expertas del sector cómo ha afectado la Covid 19 a nuestra relación con los salones de manicura. ¿Se ha desinflado el furor por el cuidado de las uñas?
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Si bien el cuidado y esmaltado de uñas siempre ha sido un básico entre los tratamientos de belleza más solicitados en los salones y centros de estética, las manicuras hechas por profesionales vivieron su máximo esplendor en los últimos dos años. Aquí mismo te lo contábamos: gracias a fenómenos como Rosalía o las Kardashian, el nail art y los diseños elaboradísimos se apoderaban de un mundo anteriormente bastante discreto que se movía en un abanico fijo y sofisticado entre el clásico rojo y la manicura francesa. Los salones de manicura supieron encontrar su hueco en el mercado y, quien más quien menos, pasaba por ellos de forma habitual para convertir sus uñas en un nuevo y llamativo complemento o, simplemente, conseguir un esmaltado semipermanente que no se descascarillara cada dos por tres. Tanto es así que, en 2019 y según datos de Pinterest, las ideas guardadas en relación con el diseño de manicuras aumentaron un 175% respecto al año anterior, alcanzando casi los dos millones de imágenes guardadas al día solo en España. Nada hacía presagiar una caída estrepitosa de tal éxito y, probablemente, nada habría podido causarla… si no hubiésemos tenido que afrontar una pandemia mundial.
Con la llegada del confinamiento, los salones tuvieron que cerrar el pasado mes de marzo de forma súbita e imprevista y su ausencia dejó a muchas mujeres huérfanas de manicuras o con la necesidad (o a punto de tenerla) de volver a su salón a retirar, corregir o renovar sus manicuras. Como cabía esperar, sin material en casa para hacerlo de forma precisa y saludable y, por supuesto, sin la inestimable profesionalidad de sus manicuristas de confianza. Así que, de repente, salió a la luz una ingente cantidad de tutoriales para quitar geles y acrílicos, para limar y tratar las uñas, para darles innumerables formas distintas y también para volver a aplicarlos con los colores y diseños tendencia. Durante unas semanas cabía preguntarse si habíamos hecho algo más importante y necesario que acudir a nuestros salones de manicura antes del coronavirus… Y no es información sesgada: en el mes de marzo se dispararon las búsquedas relacionadas con el concepto “manicura” y aumentaron en más de un 90% según datos de Google Trends, hasta alcanzar su punto álgido en el mes de julio.
A partir de ahí, la curva comenzó a descender y a regresar a su posición habitual. Pero lo cierto es que no solo lo hizo por la reapertura de salones y centros de belleza (ahora con aforo muy limitado y cumpliendo todas las normas de seguridad)… sino que el confinamiento, una creciente preocupación por la higiene y la salud, y una renovada visión sobre el estado físico y el bienestar habían desencadenado una nueva forma de concebir el cuidado de uñas.
Las advertencias de los expertos
Lo primero que emergió con fuerza a raíz de la crisis sanitaria fue el miedo. Los rumores se desataron y corrieron como la pólvora algunos tan poco fundamentados como que los esmaltes propiciaban la acumulación de bacterias y virus. No era cierto: “Hace años se realizaron varios estudios que examinaban el número de bacterias en enfermeras que tenían las uñas con y sin esmalte. La conclusión es que, si se mantiene una adecuada higiene, no tiene por qué haber más bacterias en las grietas de los esmaltes”, explicaba a esta misma revista el doctor José Luis Ramírez Bellver, de la Clínica Dermatológica Internacional (CDI)”.
Desechado el bulo, lo que sí aconsejaban los expertos era aprovechar una época de confinamiento y retrospección para cuidar las uñas y dejarlas descansar. Desde no empujar y recortar las cutículas: “Evite cortar las cutículas, ya que actúan como barreras para prevenir infecciones”, comunicaban desde el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. Hasta pintar las uñas en colores claros y casi transparentes que dejaran ver si existía acumulación de suciedad por debajo de ellas: «Si se utilizan colores oscuros, impediría la visualización de lo que se ha acumulado debajo de la uña, pero no dificultaría su correcta limpieza, que se debe realizar igual que si no lo lleváramos», apuntaba en el mismo artículo la doctora Lourdes Navarro, dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud, aunque nunca advirtió del riesgo sobre estas prácticas al público general, sí que exigía al personal sanitario un cuidado extra: “Mantener las uñas naturales cortas (puntas de menos de 0,5 cm. de largo) y no usar uñas artificiales ni extensiones cuando se mantenga contacto directo con pacientes”, incluía en su guía sobre la higiene de manos en la atención sanitaria.
Aquí también: nueva normalidad
Lo que realmente ha ocurrido, también en el mundo manicura, durante estos ya nueve meses de crisis, es que las cosas han cambiado y todos nos hemos adaptado a una nueva normalidad como en tantos otros aspectos de la vida. Lo corrobora Marta Martínez, responsable de comunicación de la célebre HandMade Beauty: «Las crisis, efectivamente, son momentos de cambio, de revaloración y reevaluación tanto de dónde estamos como de hacia dónde queremos ir. Y eso es lo que supuso la entrada del Covid para nosotros, una parada para reenfocarnos y continuar con nuestra labor de la forma más conveniente posible”, explica a S Moda. Tuvieron que cerrar su centro, pero se centraron en su enfoque educativo en cuanto a hábitos de vida saludables, clean beauty y bienestar en general, además de apostar por ampliar la red de distribución de sus productos y por su expansión internacional. Los nuevos comportamientos están claros para ellos: «Esta situación ha provocado un incremento notable de las compras a través de la web, sobre todo porque estamos dedicándole más tiempo al autocuidado, a lo que podemos hacer por nosotros mismos desde casa. El público interactúa mucho más con las marcas pidiendo consejos, preguntando sus dudas, participando en foros, grupos y comunidades… el interés está mucho más despierto», confirma Marta.
Por su parte, en The Secret Lab, donde sí han mantenido sus servicios de manicura y pedicura, avistan nuevas tendencias: «Más o menos estamos haciendo lo normal para esta época del año, aunque es en primavera y verano cuando más manipedis se hacen, sin duda. No creemos que el Coronavirus haya influido en la atención que le damos a las manos, pero sí hemos notado que la gente se está decantando más por tonos nude, pasteles o incluso transparentes, y por llevar las uñas más cortitas… Se busca un efecto de uñas sanas y naturales», cuentan a S Moda.
Menos diseños, más tratamientos
Claramente, el Coronavirus no ha sido lo suficientemente fuerte -ni los rumores lo suficientemente creíbles- como para acabar con el furor por la manicura. Pero lo que sí que, a todas luces, ha conseguido es relajar algunos estándares de belleza y dejarnos poner por fin en práctica el consejo tan repetido de los expertos en esta época del año: “En estas fechas siempre recomendamos tratamientos como la manicura japonesa -en lugar de esmalte, se aplica una pasta formulada especialmente para nutrir la uña-, sobre todo a las mujeres que se hacen semipermanente durante todo el año, para reparar e hidratar en profundidad una uña que ha sido castigada con tantos esmaltes”, cuentan desde The Secret Lab. Después de unos meses sin llevarlas perfectamente pulidas y decoradas, nos hemos acostumbrado a su aspecto sin pintar y ahora ya no nos cuesta tanto verlas al natural.
Y hay más: la excesiva higiene y el uso de productos agresivos para con la piel han propiciado este proceso de desintoxicación. «El producto que ofrecemos en HandMade Beauty tiene un enfoque fuerte en el cuidado de manos y pies y, en concreto las manos, están siendo una de las protagonistas del año con los protocolos de desinfección establecidos, lavados recurrentes y el uso de hidrogeles, que suele ir de la mano de una mayor sensación de sequedad y tirantez en la piel y en las uñas si no la hidratamos regularmente y aplicamos soluciones destinadas a estos efectos, como aceites hidratantes para cutículas y bases que protejan y refuercen las uñas. En general, estamos dando más valor a lo que llamamos ‘cuidados desde la raíz’, a tratar desde la base, dando prioridad a una piel bien cuidada, al efecto ‘buena cara’, a unas uñas nude, naturales y saludables con color o sin él», nos explica Marta.
Prueba fehaciente de este proceso es que el producto de belleza destinado a las uñas más vendido en Amazon en 2020 es un esmalte endurecedor de uñas de la marca Química Alemana que, en los últimos meses, ha cosechado más de 3.500 valoraciones en la plataforma y que funciona, efectivamente, formando una barrera protectora que previene y corrige la rotura. También desde Mavala nos cuentan cuál es, ahora, su producto estrella: «Mava-Flex es un sérum líquido para uñas con resultados instantáneos. Es unisex y, una vez aplicado, se seca al momento, penetrando en la uña. Con él conseguimos la óptima hidratación de la uña y mantener su flexibilidad, así como reforzar la estructura de las más frágiles o dañadas por el uso de productos secantes, químicos como los geles o factores externos».
Así que, de nuevo, reinventarse o morir. Y, aunque no es siempre fácil hacerlo con acierto, quienes conseguimos alzar ese furor por las manicuras estamos de enhorabuena: hay esperanza. Y muy buena. “En HandMade Beauty estábamos muy preparadas en ese sentido para ello, con un desarrollo de una línea de cuidado para las uñas muy trabajado, y estamos precisamente enviando en voz alta el mensaje de #BareNails que nos habla de unas uñas pulidas, brillantes, resistentes y flexibles, sanas, naturales y elegantes. También nos dice que detrás de esas uñas hay una persona que se quiere y se cuida”, explica a S Moda Marta Martínez. “Queremos aportar una rutina fácil de cuidado de manos y uñas que se acople a nuestro día a día y que destaque lo genuino que hay en cada uno de nosotros, poner el foco en resaltar lo que tenemos y que es nuestro, irrepetible, e implicarnos en obtener nuestra mejor versión”. Dicho y hecho.