Jon Snow o los hombres a los que nadie quería ver sin barba
El actor de ‘Juego de tronos’ no pudo afeitarse por contrato en la serie. Ahora que es libre de hacerlo, aparecen voces disidentes ante su rostro sin vello.
Informe: Hombre necesita su barba. Las redactoras de Jezebel –junto a prácticamente todo Internet– no dieron crédito el pasado sábado cuando Kit Harington (Jon Snow en Juego de tronos) apareció afeitado y con el pelo corto en el plató de Saturday Night Live. En un ...
Informe: Hombre necesita su barba. Las redactoras de Jezebel –junto a prácticamente todo Internet– no dieron crédito el pasado sábado cuando Kit Harington (Jon Snow en Juego de tronos) apareció afeitado y con el pelo corto en el plató de Saturday Night Live. En un texto en la línea de los que se publicaban en la añorada The Hairpin, el equipo expresó de forma cómica su duelo por el vello facial del actor y el rechazo que suponía verlo afeitado: «la pérdida de su barba es demoledora teniendo en cuenta que Harington ‘necesita la barba’, según manifiestan varias redactoras».
Aunque el actor explicó después a Seth Meyers que se afeitó para el programa porque necesitaba ir sin vello en dos de los sketches en los que participaba, el impacto de verlo con el rostro aseado fue tan drástico que hasta se incluyó una broma en el monólogo inicial en el que Rose Leslie, casada con él, se levantaba entre el público para preguntarle «cuánto tardaría en crecer la barba de nuevo». Tuits con «Voy a demandar a SNL por esto» o gifs de mujeres espantadas ante poco más que el apocalipsis completaron el estado emocional de la Red ante la cuchilla de Jon Snow.
Harington ahora es libre de poder afeitarse. Durante el rodaje de la serie de HBO lo tenía prohibido por contrato. Se la quitó brevemente en 2016 entre temporadas y provocó otro terremoto virtual de rechazo tajante a su nuevo aspecto… hasta que volvió al redil de verse como todo el mundo le había identificado, esto es, con la melena rizada y barba de Jon Snow.
El actor de Juego de tronos no será el primero ni el último en la lista de hombres a los que la masa no quiere ver sin barba. Como pasó con el major de los Mossos, Josep Lluis Trapero, que cuando fue a declarar en el juicio del Procés sin barba, el sector virtual no llevó bien lo de toparse sin uno de los símbolos que representaban a su antiguo personaje social. O como el president del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, cuya imagen viral en los tiempos que iba afeitado se reproduce de forma cíclica en las redes, situándolo en la categoría Dev Patel: hombres que se dejaron crecer la barba y a los que definitivamente les cambió (para bien) la vida.
En este género de repulsión a ciertos tipos de afeitado no se trata de cosificar o de justificar un mayor atractivo de los afectados en función de la presencia de vello facial –un sector en el que internet suele incluir a Idris Elba, Jake Gyllenhaal, Chris Evans, Jamie Dornan o Ryan Gosling–. No. Hablamos de barbas que cuando desaparecen producen cierto shock poblacional, al que le cuesta procesar ese cambio de look y comparte su inquietud de la mejor forma que sabe: manifestándose y compartiendo su pavor en ese bar que son las redes sociales.
Ante el efecto que nos produce el vello facial masculino, la ciencia aportó recientemente su particular (y heteronormativo) enfoque. Un estudio pidió a 8.500 mujeres puntuar la atracción que sentían al ver la foto de un hombre con y sin barba. Cada hombre fue fotografiado nada más afeitarse, con barba de 5 días, de 10 y de 28. El resultado: todas las participantes preferían a los hombres con barba. Las favoritas, las más peludas. Kit Harington puede haber desilusionado a las redes con su nuevo look, pero él mismo explicó que su intención al acabar la serie era abrazar un «lado oscuro» alejándose de Jon Snow. «Quiero cortarme el pelo, que la gente no me reconozca por mi personaje y poder hacer otras cosas con un nuevo aspecto», dijo a Entertainment Weekly en 2018. Su cuerpo como lienzo en blanco, catártico y sin pelo, para plasmar ese punto y final a una etapa. Los hay que lo hacen al revés… y no lo llevan precisamente mejor.