El rizo se rebela contra la dictadura del alisado
¿Realmente se asocian las melenas lisas con un aspecto más atractivo y profesional? Hay quien denuncia discriminación contra el ondulado.
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La actriz Julia Louis-Dreyfus, que protagoniza la nueva serie Veep en HBO (llegará a Canal Plus en junio) y que se hizo conocida como Elaine en Seinfeld, contó recientemente una historia de sus inicios. Cuando era una actriz novata, de 21, recién fichada para el Saturday Night Live, le tocó protagonizar una escena en la que cubría con una peluca lisa su pelo, que es naturalmente rizado. Al día siguiente, le citaron en el despacho de uno de los productores, que le dijo: “Julia, anoche me llamaron varios ejecutivos de la NBC que estaban viendo el programa. Al verte con el pelo liso, todos querían acostarse contigo”. “Al parecer, esa era la manera de animarme a que me lo dejara liso el resto de la temprada”, añade la actriz.
Años después, cuando saboreaba el éxito de Seinfeld, se topó con el mismo productor, que le dijo: “Veo que ahora te dejan peinarte como quieras”. La respuesta de la actriz fue pedir a peluquería que exageraran su rizo natural en los siguientes capítulos. “Me dije: no sólo voy a llevar el pelo rizado, lo voy a llevar locamente rizado. Toma ya, motherfucker”.
El relato no deja de ser una anécdota, pero revive una vieja controversia: ¿está discriminado el pelo rizado en las mujeres?, ¿forma parte el pelo liso, igual que la delgadez y las facciones simétricas del ideal de belleza que imponen los medios? No son pocos los que creen que sí. Hace un par de años, la periodista Bonnie Rochman celebraba en Time la llegada de la princesa Tiana , la protagonista de la fallida película de Disney Tiana y el sapo, no (sólo) porque ésta era la primera protagonista femenina afroamericana en llegar al reino de Disney, sino porque era también la primera con pelo rizado. Rochman explicaba en el artículo que su hija de cuatro años se había cortado los tirabuzones “porque no hay Princesas Disney con el pelo rizado”. Ariel, Aurora, Bella…todas lucen melena lisa. A la niña, si es que aún le gustan las princesas, le complacerá el estreno de Brave, lo próximo de Disney-Pixar, con una protagonista pelirroja y de rizo furioso, mucho más exagerado que el tímido ondulado de Tiana.
De hecho, Brave tiene exactamente el tipo de melena que lucía Nicole Kidman al inicio de su carrera (Circa, Días de Trueno)…antes de que Hollywood le extirpara su Australia natal y la domesticase. Su melena lacia (y más rubia que pelirroja) de los años con Tom Cruise vino a anticipar el botox que llegaría después. El New York Observer denunciaba este cambio y otros análogos en un artículo titulado Curl, Interrputed (Rizo interrumpido), que critica que en Hollywood suelen rizarle el pelo a los personajes femeninos desequilibrados y que están algo fuera de sí, mientras que el pelo liso suele ser sinónimo de ser cuerda y deseable –al fin y al cabo el planchado diario requiere disciplina-. La pieza citaba ejemplos como el personaje de Meg Ryan en la película The Women, que luce el pelo ondulado cuando su vida es un caos y perfectamente alisado cuando consigue centrarse. Laura Dern en la serie Iluminada hace justamente el viaje contrario: cuánto más pierde el Norte, más le rizan la melena. El alisado es parte necesaria de casi todas las películas que incluyen un makeover, un cambio de imagen. El mensaje es que el pelo liso resulta no sólo más serio, profesional y atractivo, sino también más elegante (ver Pretty Woman).
Laura Dern, ‘Iluminada’ y ondulada.
El cambio no se da sólo en la ficción. Es habitual alisar el pelo a las presentadoras de informativos (quién sabe si con la esperanza de que así su carrera será tan longeva como la de Ana Blanco, de la Primera, que siempre ha lucido un natural liso japonés). Carme Chaparro solía salir en cámara con su melena rizada cuando presentaba informativos en Cataluña pero su paso a Telecinco fue acompañado de un cambio de look. La periodista declaró en una entrevista que su pelo natural resultaba demasiado “cantoso” y distraía.
El pelo, por supuesto, es mucho más que pelo. Y eso es algo que se entiende mejor en sociedades más acostumbradas a la diversidad racial. A nadie se le escapa que el peinado afro de la pantera negra Angela Davis en los sesenta era una parte integral (central) de su discurso. Por razones parecidas, en las redes sociales se celebró como un triunfo político que Viola Davis acudiera a la última ceremonia de los Oscar con su pelo corto y rizado, sin las habituales pelucas de pelo liso que utilizan ella y muchas otras estrellas afroamericanas. Solange Knowles, la hermana de Beyoncé (de quien también se ha rumoreado en múltiples ocasiones que utiliza pelucas) es otra abanderada de ese movimiento, que tiene portavoces como la estilista Ouidad, que tiene un libro y una peluquería en Nueva York de idéntico título: Curl Talk. Ouidad critica que el pelo liso se perciba como más profesional y ha criticado en el pasado a Michelle Obama, por planchar su pelo y el de sus hijas.
El cómico Chris Rock entró en el debate en 2009, con un documental titulado Good Hair, en el que intervenían desde la premio Nobel Maya Angelou hasta las integrantes del duo rapero Salt’n’Pepa, y que trataba sobre al espinosa relación de las afroamericanas con su pelo, y el significado social que se le otorga. Según explicó Rock, su motivación para rodarlo también vino de la mano de su hija, de entonces cinco años, que le preguntó: ¿Papá, por que yo no tengo buen pelo?” refiriéndose, claro, al pelo liso.
Por cierto, en Veep, Juia Louis-Dreyfus interpreta a Selina Scott, una (bastante incompetente) vicepresidenta de Estados Unidos y luce el pelo alisado. Quizá porque a estas alturas Louis-Dreyfus ya no tiene nada que demostrar ni nadie de quien vengarse y por tanto puede peinarse como quiera o porque Scott, una política obsesionada con su proyección mediática, es de las que cree que el mejor amigo de la profesional de éxito es la plancha de alisar.