El deporte, la clave para dejar de fumar
El ejercicio se alía con el cerebro para dejar de fumar. ¿Es el fin de las terapias médicas?
Practicar ejercicio mejora la salud física y psicológica, lo sabemos todos. También que el esfuerzo reduce la ansiedad de fumar, porque dispara las endorfinas. Ahora, una investigación de la Universidad de St George (Londres) confirma que también puede ayudar a abandonar definitivamente el hábito y a reducir el síndrome de abstinencia, y no solo por esos neurotransmisores happy que genera el cerebro. El doctor Alexis Bailey, autor del estudio y profesor de Neurofarmacología en St George, afirma a S Moda que...
Practicar ejercicio mejora la salud física y psicológica, lo sabemos todos. También que el esfuerzo reduce la ansiedad de fumar, porque dispara las endorfinas. Ahora, una investigación de la Universidad de St George (Londres) confirma que también puede ayudar a abandonar definitivamente el hábito y a reducir el síndrome de abstinencia, y no solo por esos neurotransmisores happy que genera el cerebro. El doctor Alexis Bailey, autor del estudio y profesor de Neurofarmacología en St George, afirma a S Moda que la clave está en el alfa 7 (a7), receptor cerebral y ‘objetivo’ de la nicotina. «Practicar ejercicio disminuye los síntomas de abstinencia. Existe un nuevo mecanismo que subraya el efecto beneficioso del deporte y que implica la regulación positiva del receptor a7 al ponernos en movimiento. Aunque se necesitan más ensayos para verificarlo, creemos que al aumentar este receptor se pueden reducir los déficits cognitivos asociados a la abstinencia de la nicotina».
La clave estaría en la regulación positiva del a7, algo en lo que cree Gonzalo Herradón, profesor de Farmacología en la Universidad CEU San Pablo: «Ya se ha demostrado que la disminución de los síntomas del síndrome de abstinencia de la nicotina en ratones que se han ejercitado coincide con una sobrexpresión de este receptor». Pero pueden surgir más mecanismos implicados en el deporte que disminuyan esta y otras adicciones. De hecho, se sabe que la actividad física sube los niveles de otros factores cerebrales que modulan los efectos adictivos de la cocaína.
La Universidad de Exeter (Reino Unido) se fijó en cómo las imágenes de cigarrillos estimulaban los cerebros de exfumadores y cómo, si no se movían del sofá, esas fotografías aumentaban la actividad en áreas cerebrales asociadas a la atención visual y la recompensa, mientras que tras hacer deporte estas no estimulaban su ganas de fumar. Y aunque ha disminuido el número de fumadores desde hace 25 años (antes fumaba uno de cada tres hombres y una de cada 12 mujeres, hoy uno de cada cuatro y una de cada 20), las muertes asociadas han crecido un 4,7% debido al aumento demográfico mundial. La OMS no se pronuncia sobre cómo beneficia el deporte a los fumadores, pero advierte que puede dañar seriamente la salud, y algunos informes confirman que los fumadores deportistas tienen una recuperación más lenta y una pérdida de masa muscular acelerada, porque la síntesis de proteínas se ralentiza.
¿Qué actividad elegir y de qué intensidad si se pretende abandonar el tabaco para siempre y sin traumas? La moderación es la mejor aliada. Los científicos del estudio de Exeter aseguran que serviría un paseo, caminar o correr a un ritmo suave durante 15 minutos. La encuesta de hábitos de salud de población adulta de la Comunidad de Madrid confirma que tras dejar de fumar lo ideal es el trabajo cardiovascular, porque los cigarrillos obturan las arterias con la nicotina y el dióxido de carbono, y la actividad física favorece la vasodilatación y hace que haya más presencia de oxígeno y menos de dióxido. ¿Desaparecerán las recomendaciones farmacológicas? «No se puede asegurar, pero la combinación de terapias convencionales con deporte moderado aumenta las posibilidades de éxito», asegura Herradón.