Cómo preparar tu piel para recibir al frío (si es que llega)
Hidratar, hidratar e hidratar (y otros consejos para rostro, cuerpo y extremidades).
Era demasiado bonito para ser verdad. A partir de la semana que viene, las temperaturas empezarán a bajar y el clima será el propio de esta época. Para que el frío no te sorprenda, ni a ti ni a tu piel, hemos preparado un manual de supervivencia para que pongas buena cara al mal tiempo.
Las huellas del invierno
El frío, la lluvia y el viento nos afectan anímicamente, con esa melancolía otoñal que nos invade cuando faltan los rayos solares y tenemos la sensación de que la oscuridad se ha hecho dueña del día, sobre todo, cuando salimos de trabajar y ya...
Era demasiado bonito para ser verdad. A partir de la semana que viene, las temperaturas empezarán a bajar y el clima será el propio de esta época. Para que el frío no te sorprenda, ni a ti ni a tu piel, hemos preparado un manual de supervivencia para que pongas buena cara al mal tiempo.
Las huellas del invierno
El frío, la lluvia y el viento nos afectan anímicamente, con esa melancolía otoñal que nos invade cuando faltan los rayos solares y tenemos la sensación de que la oscuridad se ha hecho dueña del día, sobre todo, cuando salimos de trabajar y ya es de noche. Pero, además, pasa factura a nuestra piel. Sequedad debida a la falta de humedad, rojeces como consecuencia de la dilatación permanente de algunos vasos capilares por los choques térmicos y un cutis apagado por la falta de oxígeno y la acumulación de células muertas son algunas de sus consecuencias.
La hidratación, el abrigo de la piel
Protégela en casa manteniendo la calefacción a unos 22º. Está demostrado que una temperatura más alta favorece la evaporación del agua, produciendo sequedad y tirantez en la piel. Y abrígala desde dentro, bebiendo agua y tomando alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes, que ayuden a luchar contra las agresiones. Y desde fuera, ya que una hidratación intensa es la mejor forma de cuidar la piel para protegerla de los rigores del invierno. Pero como no todas somos iguales ni todo el cuerpo precisa los mismos cuidados, elige un tratamiento adecuado a cada tipo de piel y cada zona. Y no olvides exfoliar una o dos veces a la semana, para eliminar las células muertas y las impurezas y estimular la renovación celular, lo que permitirá que los tratamientos penetren mejor.
Cara protegida
Tez cuarteada, rojeces, tono apagado, sequedad… El frío maltrata nuestro rostro y no da tregua ni los días soleados. Por eso, es preciso hidratar en profundidad, proteger la piel, aunque sea un día nublado, y prestar especial atención al contorno de ojos, con cosméticos específicos para esta zona; y los labios, exfoliándolos suavemente y aplicando bálsamos que los hidraten y protejan.
Exfoliante de labios ‘Bubblegum’ de Lush, bálsamo labial de Dior y contorno de ojos gel de Clarins.
Cuerpo a cubierto
El frío reseca y deshidrata y la ropa puede producir roces. Darse duchas o baños cortos con agua templada, 'tirar' de humidificador si la humedad ambiental baja del 50% e hidratar en profundidad con productos que aporten suavidad, mejoren la elasticidad y consigan una piel radiante son esenciales para su cuidado. Pero tan importante como el producto es una aplicación adecuada que potencie sus efectos, desde Clarins nos facilitan las tres claves básicas:
1. Calienta el producto con las manos hasta que adquiera la temperatura de la piel, así, además de ser mucho más agradable, facilitarás su absorción.
2. Empieza por las extremidades. Primero extiende desde los tobillos hasta los muslos, después desde las muñecas hasta los hombros, la espalda y el vientre con un masaje circular y termina con el busto y el cuello.
3. Aplica el producto empleando toda la superficie de la mano, nunca tires de la piel ni la frotes. Y hazlo con movimientos de presión firme, pero suave para estimular la microcirculación y eliminar las toxinas.
Tip: Recuerda que no hace falta gastar el bote en una sola aplicación ni es lo mismo hidratar las piernas que las manos.
Cofre de hidratación corporal de Clarins, imprescindible para que la piel recupere su luminosidad, elasticidad y suavidad.
Zonas sensibles: manos y pies
Las manos, y las uñas, sufren especialmente las bajas temperaturas, además son uno de los indicadores más fiables (y aterradores) del paso del tiempo. Por eso, todo cuidado es poco. A la hora de lavarlas hazlo con un jabón neutro que no reseque y sécalas bien, poniendo especial atención en los huecos entre los dedos, e hidrátalas a diario (incluso varias veces) con cremas que las protejan, las suavicen y ayuden a reforzar las uñas. Y, por supuesto, ¡no salgas de casa sin guantes!
Cremas de manos de L’Occitane y Clinique.
Mientras que los pies se convierten en los grandes olvidados en el ritual de belleza del invierno. Sin embargo, talones agrietados, asperezas y uñas deshidratadas son problemas que también se dan en esta época. No los olvides y cuídalos como se merecen. La manteca de karité, que suaviza las asperezas, y la mirra, que fortalece y embellece las uñas, son dos componentes que no deben faltar en tu crema.
Crema para los pies ‘Treat Your Feet’ de Elemis y Crema ‘juventud de los pies’ de Clarins.