Cómo afecta la espuma del gel de ducha a la salud de la piel
Si no hace espuma el gel o el champú, no limpia bien: Esta es la creencia popular que varios expertos desmontan. Ni influye en la limpieza, ni deshidrata.
Podemos afirmar sin apenas riesgo de equivocarnos que la creencia de que un gel de baño que hace espuma es más eficaz que otro que no la hace es casi unánime. Cuando pasamos la esponja por el cuerpo o el champú por el cabello y no hay burbujas, lo habitual es insistir o duplicar la dosis con el anhelo de cumplir un objetivo: estar bien limpios. Sin embargo, no hay relación. Marta García, directora del centro Marta Esteticistas, afirma que “no es necesario hacer espuma para tener una buena higiene, pues esta es solo aire y normalmente se añade para dar...
Podemos afirmar sin apenas riesgo de equivocarnos que la creencia de que un gel de baño que hace espuma es más eficaz que otro que no la hace es casi unánime. Cuando pasamos la esponja por el cuerpo o el champú por el cabello y no hay burbujas, lo habitual es insistir o duplicar la dosis con el anhelo de cumplir un objetivo: estar bien limpios. Sin embargo, no hay relación. Marta García, directora del centro Marta Esteticistas, afirma que “no es necesario hacer espuma para tener una buena higiene, pues esta es solo aire y normalmente se añade para dar sensorialidad a un cosmético, porque es más agradable. Usar un producto espumoso no hace que limpie más o menos”. Lo corrobora la doctora Lidia Maroñas, dermatóloga del Hospital 12 de Octubre y directora de dermatología en Bmum. “De hecho, tendemos a utilizar mucho jabón y poca crema hidratante. La función de limpieza de un gel no se define por su capacidad de hacer espuma, sino por la de sus activos para emulsionar un residuo y las partículas grasas de la superficie de la piel. La espuma puede darnos esa sensación de limpieza porque estamos acostumbrados a este tipo de productos”. Tampoco es cierto que la espuma reseque por sistema la piel o el cuero cabelludo. “Un producto que la contenga no tiene porqué deshidratar más, esto depende de algunos tensioactivos o surfactantes agresivos, así como de no incluir suficientes agentes hidratantes”, confirma Marta García.
A vueltas con los sulfatos
Otra creencia habitual: relacionar un gel con espuma con el pH: “La capacidad espumante de un limpiador no está relacionada con el pH, sino con la formulación propia del mismo. Normalmente producen más cantidad aquellos que contienen mayor cantidad de sulfatos o tensioactivos sintéticos”, aclara Maroñas. También hay que tener en cuenta la calidad del agua, ya que una no filtrada con alta densidad de cal suele disminuir la capacidad del gel de hacer efervescencia. El estilista capilar David Lorente traslada la misma idea al cabello. “El problema es que al igual que en el cuerpo, tradicionalmente relacionamos la espuma en el cuero cabelludo con limpieza y cosmeticidad, pero no es necesario que un champú la haga para limpiar bien. De hecho, y a causa de la progresiva retirada de los sulfatos, los champús de la actualidad hacen cada vez menos. Su ventaja principal es que contienen menos sosa cáustica (que aunque natural, es un tensioactivo), la cual sí puede resecar el cabello a la larga, además de ser más respetuosos con el cuero cabelludo sensible”. Los sulfatos, de hecho, son uno de los surfactantes más agresivos, de ahí que se eliminen no solo en tratamientos reestructurantes como la queratina o el ácido hialurónico, sino también a la hora de lavar las cabezas de los bebés o en casos de cuero cabelludo sensible, como aconseja la doctora Maroñas.
La segunda ducha, con aceite
Volviendo a la ducha corporal, si has probado los aceites de baño habrás notado que dejan la piel como la seda, pero de burbujas, pocas. En boca de Marta García, “son perfectos si se tiene un cutis con pocos lípidos, desnutrido, porque además de limpiar (que lo hacen), suavizan, y también lo son cuando necesitamos una segunda ducha porque, por ejemplo, hemos hecho deporte”. En ese caso lo aconsejable es buscar una fórmula que no altere nuestra piel para que no afecte a su manto hidrolipídico, decantarse por un gel de pH neutro o usar dos productos diferentes cada vez, siendo uno de ellos en base de aceite. “Lo que sí es básico es ducharse después del ejercicio para eliminar toxinas, pues son una fuente de inflamación y acidificación que no son beneficiosas para el cutis”, concluye la esteticista. Para Lidia Maroñas, la ducha ideal (siempre mejor que el baño) es corta, con agua tibia y poco jabón. “Conviene no frotarse con la esponja excepto en las zonas apocrinas (aquellas con sudor de mal olor: genitales, axilas, palmas y plantas); es preferible que escurra el agua jabonosa sobre la piel. La utilización de cremas o aceites lavantes, o los jabones syndet (con pH similar al de la piel), son una excelente opción en personas con tendencia a la deshidratación o las que padecen dermatitis atópica”, concluye.
Poca espuma, alta eficacia
Gel de baño hidratante para piel seca y tirante con urea, de Isdin.
Champú sólido sin sulfatos Delicate Oat con avena, de Garnier.
Amino Shampoo, nutritivo y sin sulfatos, de Freshly Cosmetics.
Aceite de ducha Coco Loco con aceite y harina de coco de Indonesia, de Lush.