S MODA + NARCISO RODRÍGUEZ

Cinco cuadros icónicos de mujeres para una sola fragancia: así es cómo Narciso Rodríguez ha pasado de regalo perfecto a sinónimo de arte

Símbolo de elegancia y feminidad, for her, el perfume más icónico de Narciso Rodríguez cumple veinte años acompañando, y subrayando, la personalidad de cada mujer. Para celebrarlo, la firma lanza una nueva fragancia conmemorativa, for her forever, y un recorrido pictórico por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. El regalo (y el plan) perfecto para el Día de la Madre

«Una fragancia es una firma primaria: refleja inmediatamente cómo es una mujer y la imagen que tiene de sí misma», defiende Narciso Rodríguez. Lo que no podía imaginarse el diseñador estadounidense cuando lanzó su primer perfume es que, a lo largo de estos veinte años, for her se convertiría en un símbolo de identidad para tantas y tantas mujeres. Pasando, incluso, de madres a hijas. Su intención simplemente era rendir homenaje a esa elegancia y gracia femenina que ha reivindicado siempre desde sus arquitectónicos diseños; pero el tiempo ha demostrado que logró algo mucho más difícil, dar forma a la que posiblemente sea su creación más icónica: una fragancia con la capacidad de romper las normas clásicas de la perfumería y, a su vez, de convertirse en una de las creaciones más reconocibles y atemporales del universo olfativo.

Veinte años después, incluso sigue inspirando nuevas creaciones como for her forever, una edición conmemorativa, firmada por la perfumista Sonia Constant –la nariz detrás de las fragancias más aplaudidas de la línea–, que ahonda en el legado y la trascendencia de ese primer perfume y lo perpetúa desvelando una faceta más luminosa y radiante del almizcle. Al fin y al cabo, si algo han demostrado los perfumes de Narciso Rodríguez es una capacidad innata para renovarse y evolucionar sin renunciar a sus orígenes.

Porque todo comenzó con el almizcle. El diseñador se quedó prendado años atrás de este adictivo acorde cuando le regalaron un rarísimo frasco de aceite de almizcle egipcio que no tardaría en convertir en su autógrafo personal. Una especie de talismán que sin duda le traería suerte. “Es muy seductor y muestra variaciones únicas en cada mujer que lo lleva, es bastante mágico”, apunta el creador, acerca del que se ha convertido en el corazón de una exitosa línea de fragancias con la capacidad de revelar una personalidad única al contacto con la piel.

Los reputados perfumistas Christine Nagel y Francis Kurkdjian trabajaron en conjunto con el diseñador sobre este preciosista ingrediente bajo una única premisa: “Crear una fragancia adictiva, sensual y eternamente bella”. La osada combinación de notas que envuelven el almizcle blanco es la que ha hecho de for her una rompedora y moderna obra de alquimia. Porque hasta ese momento, conceptos como chipre y almizcle, parecían totalmente opuestos. Juntos lograron fusionarlos y dotarlos de coherencia, en una estructura floral de azahar y osmanto, ámbar suave y notas amaneradas táctiles, que potencia el carácter adictivo y sensual de su ingrediente estrella.

La fragancia ya solo necesitaba un traje y el diseñador la envolvió en uno a medida: un frasco sobrio y misterioso, inspirado en las botellas chinas de rapé, que presenta un ilusorio juego de siluetas y transparencias. Resultado de muchos intentos y versiones que derivaron en ese perfecto rectángulo lacado en negro, suspendido en un vidrio translúcido, con el que de nuevo rompería los estándares de la perfumería —hasta la fecha, el negro se reservaba a las fragancias masculinas—. “El frasco es un exquisito objeto de belleza, pero no está claro qué lleva dentro: hay que experimentarlo, enamorarse de él”, invita el diseñador.

En su 20 aniversario, la firma no solo reivindica el carácter atemporal de una fragancia evocadora y eternamente femenina, que ha acompañado a cada mujer en sus múltiples facetas, subrayando su belleza e individualidad. También ha lanzado un nuevo perfume capaz de conectar a las primeras clientas que se envolvieron en for her, con las generaciones que continuarán escribiendo el futuro de la marca. De Carmen Kass, aquella musa casi mitológica y serena, con una trenza griega que enmarcaba su magnetismo y misterio; a la belleza cruda y enigmática de su nueva embajadora, Lola Nicon. Ambas retratadas por el dúo de fotógrafos Inez & Vinoodh. 

En palabras de Sonia Constant, for her forever es un tributo olfativo “compuesto como un bouqué inmaculado, la caricia de unos pétalos calentados por los rayos del sol, suaves y carnosos como una crema aterciopelada de flores”. Una fórmula poética que envuelve el almizcle en un ramo exótico de frangipani, gardenia, nardos y jazmín, entrelanzándolo con notas cremosas de flor de osmanthus y pachulí. Una mezcla delicada y luminosa que también se revela en el frasco, con un espectacular degradado en negro que se difumina hasta desvelar un rosa puro. En otras palabras: un nuevo icono.

Un recorrido (olfativo) por las mujeres de la historia del arte

Con el Día de la Madre a la vuelta de la esquina, Narciso Rodríguez no solo tiene el perfume para acertar en estas fechas, también nos propone un plan perfecto para celebrarlo. Dentro del 20 aniversario de for her, el diseñador se ha aliado con uno de sus museos favoritos de Madrid, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en el que tantas veces halló inspiración durante el largo período que vivió en la capital, para orquestar uno de los recorridos pictóricos más interesantes de la temporada: La imagen de la mujer. Musas y creadoras.

“La auténtica belleza es una cualidad atemporal que se vuelve más poderosa para las mujeres con el paso del tiempo, a medida que ganan confianza y seguridad en sí mismas», apunta Narciso Rodríguez que, desde el 19 de abril hasta el 16 de mayo, nos sumerge en un estimulante viaje a través de la belleza pero, sobre todo, de las poliédricas facetas de la mujer en la historia del arte: de hipnótica musa a poderosa creadora. Un total de 15 obras procedentes de la colección permanente del museo, que abarcan los siglos XIII al XX, para disfrutar con todos los sentidos. Porque todas esas mujeres, de pieles níveas o trazados rabiosos, también tienen un aroma propio. A continuación, nuestra particular selección de estas pinturas y por qué cada una sirve de reflejo para las fragancias de Narciso Rodríguez.

El espejo de Psiqué (1986), o el misterio de las mujeres de Berthe Morisot

Protagonista de los retratos más hipnóticos de su amigo (y cuñado) Manet, Berthe Morisot jamás se conformó con el papel de musa. Criada en el seno de una familia burguesa, tanto ella como su hermana, la también artista Edma Morisot, cultivaron diferentes disciplinas artísticas, como la música y la pintura. Algo que en aquella época perseguía más un afán nupcial que de carrera profesional; hasta tal punto que uno de sus profesores de pintura, alertó a sus padres de que si sus hijas persistían en desarrollar su vertiente artística no se haría cargo de las consecuencias.

Morisot nació en una época que solo le negaba derechos y le privaba de espacios y, a pesar de todo, nada impidió que se convirtiera en una de las figuras más importantes del impresionismo y en la primera mujer en participar en la Exposición Impresionista de 1877. Con un don único para retratar la cotidianidad y profundizar en la feminidad, sus mujeres rara vez están quietas: leen, cosen, observan, piensan… Son como la mujer que Narciso Rodríguez capturó en for her Musc Noir: un auténtico misterio que ni un espejo de psiqué consigue revelar.

El retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni (1489 – 1490) y la elegancia femenina vista por Domenico Ghirlandaio

«¡Ojalá pudiera el arte retratar su carácter y espíritu! En todo el mundo se encontraría una pintura más hermosa», reflexiona el artista florentino Domenico Ghirlandaio en la inscripción que acompaña al elegante perfil de esta musa del Quattrocento. Considerado uno de los retratos más sorprendentes y hermosos de la época, Giovanna degli Albizzi Tornabuoni sigue despertando fascinación y preguntas en la actualidad: los ropajes y joyas preciosistas, su peinado sinuoso, su afición a la lectura… Procedente de una de las familias de mercaderes más notables de Florencia –y eternos rivales de los Médici–, se sabe que Giovanna murió joven, tras a dar a luz a su primer hijo, pero su elegancia natural ha quedado para la posteridad en obras de Ghirlandaio y en escenas bíblicas de Botticelli. Si tuviéramos que ponerle un aroma sería for her EDT: un corazón de almizcle, envuelto en flor de osmanto y maderas ambarinas, capaz de evocar esa misma aura de sofisticación, sensibilidad y misterio.

Fränzi ante una silla tallada (1910), la mujer libre de Ernst Ludwig Kirchner

De pinceladas exaltadas y rasgos antinaturalistas, Fränzi mira desafiante al espectador, con el descaro y la inocencia de la juventud. El rostro de esta chica del barrio obrero de Friedrichstadt, protagonista de varios retratos de Kirchner y demás artistas del grupo expresionista para quienes hacía de modelo, es casi un icono del grupo alemán Die Brücke. Una escuela que, al igual que for her, rompió el academicismo en aras de la libertad artística, la belleza y la emoción. Un estilo que traspasó fronteras, influyendo a artistas revolucionarias como la brasileña Anita Malfatti, considerada la introductora de las vanguardias europeas en el país. Otra adelantada a su época cuyo legado se verá reivindicado con el tiempo.

Venus y Cupido (hacia 1606-1611), o las obsesiones atemporales de Rubens

Creador de un universo mitológico y provocador, Rubens aseguraba que su pasión venía de los cielos y no de las pasiones terrenales. Desconocemos en qué categoría incluía a Tiziano, pero el embajador del barroco también estaba un poco obsesionado por el trabajo del veneciano: sin ir más lejos, Venus y Cupido es una de las copias que realizó de Tiziano, a partir de un cuadro que hoy se halla perdido. Rubens coloca frente al espejo a la diosa Venus, con los rasgos níveos y sofisticados del ideal de belleza renacentista, logrando darle la razón a Narciso Rodríguez: la belleza es atemporal y mejora con el correr de los siglos.

La toilette (1792), el contraste entre el recato y lo sensual visto por François Boucher

Hay algo en la actitud inocente y tímida de la protagonista de esta obra que hace estallar las notas juguetonas y sensuales de for her EDT: almizcle, pétalos de rosa, melocotón, ambar… Una fragancia que encuentra puntos en común con el estilo galante francés, probablemente, la corriente más alegre, íntima y sensual del país galo. Por petición del conde Karl Gustav Tessin, un embajador sueco que le encargó a Boucher una serie en la que se representasen las horas del día a través de episodios donde la mujer fuera la protagonista, el pintor convierte al espectador en un curioso voyeur y eleva las situaciones más mundanas y cotidianas de las mujeres, que tantas veces han sido ignoradas, a la categoría de arte.