11 claves para acertar con el flequillo Recto y abierto a la mitad, hipercorto, lateral o falso. Analizamos las tendencias que vienen de la pasarela, complicadas de llevar, y nos fijamos en las celebrities para estilos más fáciles de peinar. Lateral. El flequillo largo y lateral funciona en todos los rostros. ¿Favorece? Siempre, porque da asimetría y misterio al rostro. Pero requiere trabajarlo mucho y bien. Es fácil de retirar de la cara metiéndolo tras la oreja, pero puede resultar incómodo de llevar y preservar intacto todo el día. Getty Rizado. Durante años, los peluqueros más estrictos proscribieron los flequillos en las melenas rizadas. Y se acabó. Antonina Petkovic, Freja Beha o Mica Arganaraz han demostrado que sí, se puede. Y no quedan mal, siempre que se respeten sus líneas onduladas. Dos errores imperdonables: alisarlos a golpe de plancha y pretender enderezarlos con un cepillo redondo grueso provocando el temido efecto mall bangs (sí, aquellos flequillos curvos ochenteros). Getty/Imaxtree/InDigital A media frente. La top Kiki Willems abría el desfile de Saint Laurent con un flequillo corto que lleva ya años pidiendo paso. Con escaso éxito. En 2011 lo llevó Lady Gaga y el pasado octubre Beyoncé se plantaba de esa guisa en Londres. A favor: es original. En contra: da aspecto de peluquín, pesa poco y tiende a coger volumen, quedando aún mucho más corto de los que es. Por eso está totalmente desaconsejado en frentes extensas. Getty/Imaxtree/InDigital Shag, baby, shag. El nuevo corte de moda se llama 'shag' y viene a ser una versión suavizada de la melena lisa tabla con flequillo lineal. Se capea y degrada ligeramente por los laterales para quitar volumen y se peina dejando un aspecto desenfadado. ¿A quién favorece? A todas. Evita que las melenas gruesas por su propio caigan a plomo. En el caso de cabellos finos, hay que aportarles cuerpo con sprays de sal o polvos voluminizadores. Es fácil de llevar pero hay que retocarlo para que no se meta en los ojos. Getty/Imaxtree/InDigital Semichola. Para indecisas. Guido Palau propone literalmente engrasar los pelos cortos alrededor del rostro para crear una especie de cortinilla remotamente similar a un flequillo largo. Curioso sobre la pasarela. En la calle da aspecto de cabello sucio en el 99% de los casos. Y, dicho sea de paso, tanta grasa sobre la frente hace un flaco favor a las pieles acneicas. Imaxtree El tazón platino. Corto, con una única línea recta por encima de la oreja y un flequillo muy marcado en el nacimiento de la frente. Le favorece a mujeres de rostros muy suaves dispuestas a maquillarse en tonos gélidos (y esto incluye cejas y pestañas casi blancas). En la foto, la ocurrencia de Josh Wood y Eugene Souleiman en el desfile primavera-verano 2015 de Haider Ackermann. Getty/Imaxtree/InDigital Rock’n roll. La delgada línea entre que un crop (o pixie) deje el look de la Teniente O’Neil o un guiño femenino lo pone el largo del flequillo. Con raya al lado y corto, aporta una pátina de ingenuidad pillina. Llevarlo justo a la ceja, sobriedad. Peinado hacia delante y por debajo de la ceja recuerda a las rockeras de los 80. Aunque el flequillo suaviza las facciones, este corte no favorece a los rostros demasiado redondos. Sí, en cambio, a los angulosos, de óvalo pronunciado o con pómulos muy marcados. Getty/Imaxtree/InDigital De pega. El falso flequillo con pelo propio ideado por Anthony Turner para Kenzo es una excelente solución para cambiar de look un sábado loco por la noche sin echar mano de la posticería. Basta con hacerse una coleta de caballo y echar las puntas sobre la frente. El cambio de look es total pero se aprecia claramente que es falso y reúne muchas papeletas para convertir a su portadora en la comidilla de la oficina. Así que, salvo en el caso de profesionales liberales o trabajadoras de la moda o la belleza, mejor no incluirlo en los estilismos de diario. Getty/Imaxtree/InDigital Liso y recto. El eterno Jane Birkin. Fácil de peinar e ideal para mujeres con frente prominente. Al ser tan geométrico puede acentuar el efecto de una mandíbula demasiado cuadrada pero, por lo general, favorece a todas (y muy especialmente a los peluqueros, porque hay que retocarlo con frecuencia). ¿Para todos los cabellos? Sí, con restricciones: los remolinos en el nacimiento anterior del pelo pueden hacer que el flequillo se abra caprichosamente y los cabellos finos, que tienden a ondularse. Imaxtree Húmedo y revuelto. La idea es imitar el aspecto de la melena al salir de la playa: semisucia, semihúmeda y ondulada. Puede ser recto o ligeramente degradado en las sienes, para enmarcar el rostro y disimular angulosidades. Muy resultón en pasarela, en la vida real camina por la delgada línea que separa lo fashion del desaseo. Getty/Imaxtree/InDigital A trasquilones. Pese a la poderosa tentación, una no debe cortarse su propio flequillo. O sí. Al menos eso se deduce de la propuesta de Guido Palau para Marc Jacobs. Queda bien si los golpes de tijera son más o menos homogéneos. Un tijeretazo mal dado es un desastre. Getty/Imaxtree/InDigital Aires Punk. Ni chicha ni limoná, ni flequillo ni sin él. David Koma tira por la calle del medio con una especie de falsa cresta que termina en una suerte de bordón sobre el centro de la frente. Marc by Marc Jacobs apuesta por moñetes que terminan coleando sobre el rostro. Imprescindible: domar las puntas con cera o gel de aspecto húmedo. Es tan raro y transitorio que no hace mal a ningún rostro. Getty/Imaxtree/InDigital