10 frases que no debes decir a una pareja que quiere tener hijos (y no lo consigue)
Banalizar la situación o dar consejos en plan maestro no ayuda, sino que puede generarles más estrés. Aquí algunas ideas para no ponérselo más difícil todavía.
Tomar la decisión de tener un hijo no es fácil. Las parejas ya no tienen la misma estabilidad económica y sentimental y vamos atrasando tanto el momento que después nos entran las prisas. Lo que muchas veces no nos hemos parado a pensar es que si decidirlo es difícil, concebirlo en muchas ocasiones también.
Según el Libro Blanco Sociosanitario de Fertilidad, se estima que ...
Tomar la decisión de tener un hijo no es fácil. Las parejas ya no tienen la misma estabilidad económica y sentimental y vamos atrasando tanto el momento que después nos entran las prisas. Lo que muchas veces no nos hemos parado a pensar es que si decidirlo es difícil, concebirlo en muchas ocasiones también.
Según el Libro Blanco Sociosanitario de Fertilidad, se estima que en España un 15% de las parejas en edad reproductiva tienen problemas para concebir, siendo casi un millón de parejas las demandantes de asistencia reproductiva.
La importancia de la psicología reproductiva
En ocasiones el problema que nos impide quedarnos “embarazados” será físico, pero la psicología también puede influir. “Querer tener hijos y tener dificultades es una situación que puede generar mucho estrés”, aporta Leticia Muelas, psicóloga sanitaria en FIV Recoletos. Este estrés puede acentuarse cuando “nuestros seres queridos, intentando animarnos, nos dan consejos que nos hacen sentir un poco incómodos, por lo que cuesta crear un clima de confianza, donde poder hablar con naturalidad de nuestras dificultades”. A esta idea, Elena Alguacil, psicóloga de Alumbra Psicología y Fertilidad la denomina el “dolor social” que, de hecho “se manifiesta en las mismas áreas cerebrales que el dolor físico”. Esto ocurre, según la experta, porque “la sociedad en general presupone que tener un hijo es algo natural y fácil de conseguir, que sólo es ponerse a ello”.
Muelas recomienda a estas parejas “marcar los límites de la conversación, están en su derecho a contarlo, pero también de decidir hasta dónde quieren que los demás intervengan”. Así, apuesta por “aclarar que no quieren entrar en detalles ni en debates, agradeciendo la ayuda que os están intentando ofrecer”.
Diez frases a evitar
Pero si somos esas personas cercanas, y lo que queremos es realmente ayudar, será importante evitar los siguientes tópicos:
1. “Ya verás cómo el próximo mes sí que sí”: Elena Alguacil insiste en que crear falsas expectativas no ayuda, porque lo cierto es que este proceso puede alargarse en el tiempo. “Estos comentarios se entienden desde el punto de vista del interlocutor como ‘me hace daño verte sufrir’, porque no nos gusta ver a alguien en dificultades e intentamos animar como autoconsuelo”. Pero hablar sin saber no nos ayuda ni a nosotros, ni a ellos.
2. “¿Y para cuándo entonces?”: Esa comida familiar a la que no nos apetece ir, porque sabemos que vamos a ser el centro de atención con la dichosa preguntita. El problema es que “preguntar en exceso puede hacer sentir tan incómoda a la pareja, hasta el punto de aislarse y no querer participar de la vida social”. Por ello, hay que recordar que “si se quiere apoyar a la pareja hay que respetar lo que ellos quieran compartir. Hacerles pasar ratos agradables. No darles de lado porque están tristes y no son buena compañía”.
3. “¿Has probado esa postura?: “Las personas quieren ayudar, y somos animales contadores de historias, no lo podemos evitar.”, sentencia la experta. Alguacil aclara que lo cierto es que “no hay estudios científicos exhaustivos de todas las posturas durante el coito”, pero sí que se ha investigado sobre la postura del misionero y la de la penetración por detrás. “Son penetraciones profundas. Cuanto más se acerque el pene al útero, habrá un mejor posicionamiento del esperma, que es recogido por el flujo vaginal denso y pegajoso”. Sin embargo, parece que aquello de quedarse recostada y con las piernas en alto no tiene validez científica.
4. “¿Y por qué no adoptáis?”: Un tema aún más controvertido todavía. Según la psicóloga experta en fertilidad, “en todas las especies hay un imperativo genético. Hemos de pasar nuestros genes a la siguiente generación. Cuando nos es imposible, entramos en duelo por la pérdida, por esa exclusión genética”. Si bien la adopción puede ser una opción, hay que entender que no debe tratarse de forma tan banal, porque “se necesita una adaptación psicológica, emocional y social ante una pérdida tan importante, que nos permite asimilarla y prepararnos para seguir con nuestras vidas”.
5. “En cuanto te relajes, ya verás…”: Leticia Muelas apunta a que “ésta es la frase que escuchan casi todas las personas que manifiestan su problema para concebir públicamente”. Pero no debemos olvidar que la fertilidad depende de muchos factores, no solo del estrés. Además, conseguiremos todo lo contrario al consuelo, porque “esta afirmación genera más presión en la pareja, culpabilizándoles de manera directa de su problema para concebir. Ya que se les da a entender que si estuvieran tranquilos posiblemente ya se habrían quedado embarazados”, cuando no tiene por qué ser cierto.
6. “A lo mejor es que no tiene que ser…”: “La infertilidad es un problema médico como otro cualquiera. Y no porque se hable menos tiene menos importancia ni peor solución”, insiste Muelas. “Igual que nos tratamos, por ejemplo, una otitis, podemos ponernos en manos de un profesional para solucionar nuestro problema, ver las opciones y poner los medios para conseguir nuestro deseo de ser padres”, por suerte la medicina también tiene algo que decir en estas cosas.
7. “Como tardes mucho vas a tener muchos problemas por tu edad”: Cada día esperamos más para tener hijos, por ello, cuando nos ponemos manos a la obra, solemos tener en contra el reloj biológico. Sin embargo, “aunque se decida ser padres más tarde, no tiene porqué significar obligatoriamente que vayamos a tener problemas de concepción”, aporta Muelas. Cabe recordar que todos estamos en nuestro derecho de elegir cómo y cuándo queremos ser padres, porque es una decisión importante.
8. “Al menos te lo estás pasando bien intentándolo…”: Sí, todos sabemos cómo se hacen los bebés, pero no es lo mismo hacerlo por placer, que por obligación. “La sexualidad en parejas que están buscando el embarazado se suele distorsionar”, relata la psicóloga. En concreto, “la función erótica y lúdica puede pasar a ser algo secundario y las relaciones sexuales se convierten en una especie de obligación mecánica, programada y utilitaria, orientadas exclusivamente a un único fin: la concepción”. Así que tampoco resulta un consuelo. Lo que sí podemos es aconsejar sobre la importancia de la comunicación de la pareja en estas circunstancias, y recordar que el sexo no solo tiene que tener una función reproductiva, aunque estemos intentando ser padres.
9. “Si te dejo a mi hijo un día se te quitan las ganas…”: El psicólogo Pedro Adrados, del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, incide en que “la pareja que tiene dificultades para concebir, sabe de las dificultades que conlleva la crianza de un hijo”, además de “ser conscientes de su realidad y circunstancias”, por lo que este tipo de comentarios pueden ser tomados como “consejos inferiorizadores o condescendientes, que señalan las deficiencias o imperfecciones del sufriente”.
10. “Tienes que aprender a tomártelo de otra manera”: La vida no siempre es fácil, solemos intentar que todo el mundo a nuestro alrededor sea feliz, en vez de asumir que el dolor también existe. “Nos empeñamos en aconsejar para que el que sufre vea de color de rosa su situación, y se sienta aliviado, pero el mejor alivio es que le escuchemos sin posiciones de maestro, solucionador de problemas o taponador de heridas”, concluye Adrados.