Basta ya de esfuerzos: la riñonera no debe volver
La moda vive un bucle desde hace unos años intentando poner de moda al accesorio. Chanel lo acaba de elevar a los altares de la Costura, pero el prêt-à-porter también intenta colárnoslo esta primavera.
Año 1990. Episodio The Stakeout de Seinfeld. Jerry apunta a la riñonera de George Constanza y dice: "parece que tu cinturón se haya tragado a un animal pequeño". Se hacía oficial: la cultura pop mataba a la riñonera y la convertía en un chiste. El accesorio que se popularizó a mediados de siglo por ciclistas y esquiadores, adoptado por los neoyorkinos a mediados de los 70, ensalzado por Chanel en la pasarela de los 80 y uno de los símbolos de la última década del siglo XX se convertía en un NO rotundo. ...
Año 1990. Episodio The Stakeout de Seinfeld. Jerry apunta a la riñonera de George Constanza y dice: "parece que tu cinturón se haya tragado a un animal pequeño". Se hacía oficial: la cultura pop mataba a la riñonera y la convertía en un chiste. El accesorio que se popularizó a mediados de siglo por ciclistas y esquiadores, adoptado por los neoyorkinos a mediados de los 70, ensalzado por Chanel en la pasarela de los 80 y uno de los símbolos de la última década del siglo XX se convertía en un NO rotundo. Isaac Mizrahi se la puso a Tyra Banks en un desfile de 1992 y desapareció del universo de la moda. La riñonera quedaba relegada a clichés para turistas de calcetín con sandalia, amantes de la comodidad sin aspiraciones estilísticas o adictos a American Apparel con ganas de diferenciarse del resto. Hasta el lunes.
Ha sido Karl Lagerfeld el encargado de elevar a a la riñonera los altares de la Costura y del consumo aspiracional. Acompañada por coderas y zapatillas de deporte en el último desfile de Chanel. Colocándola a la altura del ombligo. Un alegato más del nuevo afán por despertar a la Alta Costura de su letargo y traer aires renovados al diseño más elaborado, artesanal y exclusivo. Que la Alta Costura se quiera modernizar y acercar a la calle es normal, pero que sea vía riñonera, no. La calle, por norma general, no lleva riñoneras. En el armario de la población femenina no es un indispensable. No se coloca junto a la bandolera, la mochila, el satchel o el clutch. La riñonera, sencillamente, no encaja en la ecuación.
Emilio Pucci apuesta por la versión vestida de piel para esta primavera.
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Aunque podemos equivocarnos. Lagerfeld no es el único que quiere que reconsideres tu aversión por ella. Otras firmas se han subido al carro de modernizar (o rescatar) al accesorio del baúl del olvido y renovarlo de cara a la primavera. Emilio Pucci la coloca en el lateral de la cadera y elige al 'clásico' modelo con cremalleras de piel. Las firmas rusas BEssARION y Laroom también apuestan por ellas. Tory Burch añade un pequeño bolso a cinturones de piel. El guiño al presente de Chanel, lo que podría quedarse en una anécdota de un desfile más, en realidad es una declaración de intenciones: la moda quiere que te pongas la riñonera.
Chanel no es la única. La rusa BEssARION, Laroom y Tory Burch también proponen modelos similares para esta primavera.
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Ahora bien, ¿responderá el pueblo llano a su rescate? Lamentamos recordar a las firmas empeñadas en su regreso que las últimas intentonas no han tenido demasiado éxito. Si hacemos memoria, Marc Jacobs lo hizo con Vuitton en 2010, con maxi-riñoneras a la cintura, mientras orquestaba todo ese giro en la fima para convertir a sus bolsos en objetos de deseo. No fue uno de sus 'greatest hits', aunque en las tiendas de Vuitton se comercializa el cinturón Damier con pochette. Hermès llegó a concebir en la primavera de 2011 el Kelly Bandeau, una versión sofisticada valorada en más de 3.000 euros. Tampoco arrasó en ventas.
Marc Jacobs sacó a las riñoneras de Vuitton en la colección de 2010 y Hermès llegó a idear el ‘Kelly Bandeau’, una sofisticada pieza valorada en más de 3.000 euros.
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Fue ese año, 2011, el de mayor furor por el accesorio. Las firmas de lujo sabían que no podían vender a precios desorbitados lo que en el mercado anglosajón se conoce popularmente como fanny pack. El término se había convertido en una broma con connotaciones negativas, así que para resultar más atractivo al público decidieron cambiarle el nombre. Diane Von Furstenberg ideó el hands-free bag (el bolso que te deja las manos libres), a la venta por unos 200 euros. Otros lo llamaron belt bag (bolso cinturón). Reed Krakoff decidió apodarlo Apron Wrap (delantal envolvente). Todo menos admitirlo: querían poner de moda, otra vez, a las riñoneras.
Diane Von Furstenberg o Redd Krakoff también trataron de incorporar la riñonera a nuestro armario en 2011.
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Un año después, Givenchy volvió a la carga. Riccardo Tisci ideó mini riñoneras a la cintura en una colección que fue todo un éxito. Sabemos que sus zapatos todavía arrasan en ventas, de lo que dudamos es que el accesorio tuviese los mismos resultados.
La riñonera/cinturón que Givenchy trató de colarnos en 2012.
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Pero, ojo, ellas no serán en las únicas en contar con un bombardeo de opciones. Lanvin y otras firmas como Katie Eary o Triton también han subido a la riñonera a la pasarela masculina de la próxima primavera. Aquí hay sufrimiento para todos.
Llama la atención que todos estos diseñadores apuesten por poner a la riñonera al frente o en el lateral. Nadie la coloca en la espalda, que es justamente para lo que se concibió. Contaba Simon Doonan, ese genio salido de Barneys, que cuando los robos se convirtieron en una amenaza en las calles de Nueva York allá por los 70, la gente decidió girarlas hacia adelante para controlar sus cremalleras y su cartera. Y de ahí esa manía de estilo. El miedo y la precaución nos hizo horteras.
Ellos tampoco se libran: Katie Eary, Triton o Lanvin también quieren que la riñonera triunfe en primavera.
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