El bañador de Pamela Anderson está más de moda que nunca
El traje de baño de tiro alto vuelve con fuerza este verano al calor del ‘revival’ noventero. ¿Avistaremos en las playas del Mediterráneo una plaga de bañistas luciendo ingle?
No hay bañador más actual que el que usaba Pamela Anderson en Los Vigilantes de la playa. Ni traje de baño que esté más en boga que los míticos que lucía Elle MacPherson en las portadas de Sports Illustrated. Si a estos dos referentes le sumamos los bodies que gastaba Jane Fonda en sus clases de aerobic, tenemos la definición exacta del bañador del momento. Sí, por inquietante que pueda resultar, el talle alto vuelve a conquistar la moda de baño.
La tendencia lleva tiempo avisando. A pesar de que los bikinis sigan siendo los auténticos reyes de playas ...
No hay bañador más actual que el que usaba Pamela Anderson en Los Vigilantes de la playa. Ni traje de baño que esté más en boga que los míticos que lucía Elle MacPherson en las portadas de Sports Illustrated. Si a estos dos referentes le sumamos los bodies que gastaba Jane Fonda en sus clases de aerobic, tenemos la definición exacta del bañador del momento. Sí, por inquietante que pueda resultar, el talle alto vuelve a conquistar la moda de baño.
La tendencia lleva tiempo avisando. A pesar de que los bikinis sigan siendo los auténticos reyes de playas y piscinas, el traje de baño de una pieza no deja de ganar peso en los editoriales de moda. Pero no uno cualquiera: cuanta más ingle deje al descubierto, mejor. El verano pasado, celebrities como Selena Gomez, Kylie Jenner o Kim Kardashian apostaron por enseñar pierna y abdomen con bañadores de tiro alto y sisa amplia. Después de que publicaciones internacionales hayan reseñado su vuelta o de que Gigi Hadid –máquina andante de convertir en superventas todo lo que lleva– le diera su beneplácito en su cuenta de Instagram, parece que su regreso es inevitable (nos guste o no). Beyoncé, Irina Shayk, Bella Hadid o el ángel de Victoria’Secret, Candice Swanepoel, terminan por confirmarlo. Al final va a resultar que los controvertidos estilismos de Miley Cyrus tenían más de premonición que de provocación.
La culpa de todo la tienen los 90. Todo lo que huela a esa década vuelve a estar de moda: los labios marrones, los collares-tatuaje, los pantalones de chandal y el resto de prendas de dudoso gusto que triunfaron en aquellos años y que ahora vuelven a vivir su momento de gloria. Y, claro, si la moda le ha rendido homenaje a producciones de la época como Titanic, El Príncipe de Bel Air o El silencio de los corderos, no iban a ser menos Los vigilantes de la playa (más cuando se está cocinando su adaptación cinematográfica). De ahí que el bañador de tiro alto haya sido bautizado por la edición estadounidense de Glamour como Bay-kini (la unión entre Baywatch, título original de la serie en inglés, y bikini).
¿Calará entre la gente de a pie esto de estirar el final del bañador hasta la cintura? ¿Avistaremos en las playas del Mediterráneo una plaga de bañistas luciendo ingle? A pesar de que los caminos de la moda son inescrutables, la tendencia tiene bastantes papeletas para no convertirse en masiva. Primero, porque no parece nada práctico darle a las palas en la orilla del mar ataviada con un bañador con tan poca tela y tantas ganas de jugar una mala pasada. Mucho peor pinta la cosa si además quieres marcarte unos largos. Segundo, porque a pesar del debate que atañe al vello femenino y los continuos avisos del fin de la dictadura de las ingles brasileñas, este tipo de diseños requieren de una depilación tan exhaustiva como tediosa. Tercero, porque por favorecedor que pueda resultar en los esculpidos cuerpos de ciertas modelos, la realidad es que es una prenda bastante complicada para el común de los mortales.
Si la cosa no prospera fuera del universo de las influencers y de los editoriales de moda, no será porque las marcas no lo hayan intentado. Zara, Asos, Nasty Gal, American Apparel, Urban Outfiters o firmas especializadas en moda de baño como Minimale Animale, Princess Polly, Private Party o Lee + Lany ya cuentan en sus catálogos con múltiples y variadas versiones de la prenda. Las opciones monocolor son las más discretas con mención especial para el negro y el rojo (tono que reaviva como ningún otro el espíritu socorrista-Anderson). Los tornasolados o los estampados con mensajes y rayas multiplican el regusto noventero y el diseño ‘Bitelchús’ (filme estrenado en 1988) de Princess Polly es toda una declaración de intenciones. Puede que no lleguen al catálogo de las firmas más convencionales pero, la oferta en enseñas expertas en replicar la moda del momento o en marcas nicho, es más que suficiente para surtir a las valientes que se atrevan este verano con el bañador más complicado.