Así se viste en ‘veroño’, la nueva estación del año

El calor sigue apretando a pesar de estar a punto de dar la bienvenida a noviembre. En las calles los abrigos otoñales se mezclan con los vestidos de verano. Ahora, las estaciones son cinco.

El caos se percibe en las calles. Legiones de botas y botines se enfrentan a pequeños grupos de sandalias reticentes a invernar. Multitud de cazadoras miran de reojo a reductos de camisetas sin manga. Medias y panties hacen una tímida incursión en la ciudad sorprendidos e intimidados por las piernas desnudas que pasean a su lado. Los termómetros confunden a los transeúntes y las nefastas consecuencias de todo este revuelo no se han hecho esperar: desde relegar al fondo del bolso el fular, el paraguas y la rebequita (con su consecuentes dolores y afecciones musculares) hasta la altoculpa y el a...

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El caos se percibe en las calles. Legiones de botas y botines se enfrentan a pequeños grupos de sandalias reticentes a invernar. Multitud de cazadoras miran de reojo a reductos de camisetas sin manga. Medias y panties hacen una tímida incursión en la ciudad sorprendidos e intimidados por las piernas desnudas que pasean a su lado. Los termómetros confunden a los transeúntes y las nefastas consecuencias de todo este revuelo no se han hecho esperar: desde relegar al fondo del bolso el fular, el paraguas y la rebequita (con su consecuentes dolores y afecciones musculares) hasta la altoculpa y el arrepentimiento por haber hecho tan pronto el cambio de armario.

Aunque ya se sabe eso de que «el tiempo está loco», el calor veraniego le está ganando la batalla a las temperaturas propias del otoño. “Veranillo de San Miguel” lo llaman quienes van con retraso (este revival veraniego se sitúa a finales de septiembre, coincidiendo con el inicio del otoño). “Veranillo de San Martín” lo denominan los adelantados (tendríamos que estar a mediados de noviembre para vivir el último resquicio de calor del año). “Entretiempo de toda la vida”, corrigen los menos originales. Los amantes de crear nuevos términos lo han bautizado como ‘veroño’.

Dado que a la RAE no le ha dado tiempo a contemplar este neologismo en su última edición (de haber existido seguramente lo hubiesen incluido junto a otros compuestos como amigovio o papichulo), tenemos que tirar de sabiduría popular (susceptible en pleno siglo XXI de ser considerado como tal todo aquello que se difunde a través de las redes sociales) para intentar definir el término. Cadenas de mensajes perpetuadas a través de WhatsApp, hashtags de Twitter y fotografías en Instagram (hay más de 1.500 publicaciones con esta etiqueta) tienen la respuesta. ‘Veroño’: dícese de la época del año en la que puedes tomarte un granizado de boniato, ir a buscar setas en bañador y chanclas, comerte una tapa de berenjena rellena en un chiringuito de la playa, tomar helado de castaña, matar mosquitos con una bufanda y, si seguimos así, hasta beber batidos de mazapán de aquí a dos meses. Tumblr también rinde homenaje a la recién estrenada estación y explica en inglés (es importante difundir el término a escala mundial) el origen de este neologismo propiciado por las altas temperaturas registradas en este ‘falso otoño’ que vivimos en España.

Esta y otras ilustraciones circulan por las redes sociales acompañadas del ‘hashtag’ #veroño.Sònia González (Cuchu)

Sin embargo, mucho antes de que surgiera este nueva palabra, la moda ya predecía un nuevo orden estacional. Debimos sospechar algo cuando los diseñadores, asesorados por sus equipos que investigan sin descanso lo que arrasará cada temporada, apostaron por desdibujar los límites entre estaciones. Hoy día es difícil ver un desfile y saber a qué colección pertenece. Sin ir más lejos, las propuestas para este (supuesto) otoño-invierno incluyen sandalias, bermudas, transparencias y prendas ‘mini’ y las que se han presentado de cara a la próxima primavera-verano cuentan con abrigos, cazadoras, botas altas y tejidos como el cuero. Ingenuos e inocentes atribuimos esta mezcla imposible de ropa de abrigo con prendas livianas a una licencia creativa, a un intento de las marcas de cubrir las necesidades de sus clientes a ambos lados del océano o al caos mental de los diseñadores que, presionados por el frenético ritmo de la moda, dejaron de distinguir entre Pre-fall-Pre-spring-Resort-Crucero y las, ahora confusas y desdibujadas, colecciones de otoño-invierno y primavera-verano.

Nada más lejos de la realidad. Las tendencias, las prendas, los cortes, los colores, los materiales… todo estaba milimétricamente calculado para vestir en ‘veroño’. Solo faltaba que se instaurase este nuevo periodo del año para que esas prendas que no eran adecuadas para invierno por ser demasiado descocadas ni para verano por producir cierto calor, dejen de vagar en el limbo de las prendas inútiles para convertirse en básicos de cualquier armario.

He aquí una lista de los imprescindibles en ‘veroño’:

1. Zuecos y zapatos destalonados. Aunque no negaremos su encanto estético, a veces es complicado darle uso a este calzado. En invierno, entra el frío y el agua de la lluvia. En verano, la puntera cerrada de algunos modelos no deja que respire el pie. Su invención solo podía orientarse a una suerte de entretiempo en el que no llueve y el calor no llega a ser sofocante.

Zuecos, ahora sí sabrás cuando ponértelos.Indigital

2. Abrigos de verano y sucedáneos. El concepto se cae por su propio peso. ¿Por qué íbamos a necesitar abrigarnos en pleno estío? Aunque en Benidorm pueda hacer fresquito cuando cae la noche, nunca se ha avistado a nadie en el paseo marítimo con un abrigo (de verano). Ni siquiera uno de color rosa.

Los abrigos de verano son en realidad abrigos de ‘veroño’.Indigital

3. Chalecos (de lana, punto, plumas…) Hasta ahora no tenía sentido utilizar un tejido grueso en una prenda sin mangas. En ‘veroño’, sin embargo, puede ser la opción perfecta para proteger el pecho de catarros, anginas y resfriados sin terminar de condenarnos a sudar la gota gorda. Este punto también engloba a los tops que carecen de manga pero tienen cuello alto.

Las gabardinas sin mangas y toda clase de prenda de dudoso uso está hecha para esta estación.Zara

4. Sandalias con calcetines. Con un trasfondo que va mucho más allá de una norma irrefutable de la estética normcore, esta complicada mezcla es la mar de práctica en esta época del año. Los calcetines abrigan los pies cuando se sale de casa temprano y las temperaturas son bajas. Una vez comienza a apretar el calor, basta con prescindir de ellos y lucir pedicura.

Sandalias con calcetín, lo más práctico para no que los pies no pasen ni frío ni calor.Happy Socks

5. Blusas finas de manga larga. Las transparencias y los tejidos vaporosos se han adueñado de las blusas y camisas. Este tipo de prendas suelen producir en el consumidor un patrón de comportamiento muy similar: compra compulsiva-olvido en el cajón. Conquistan por razones estéticas pero, más allá del dilema de dejar entrever la ropa interior, no se usan ni en verano por ser de manga larga ni en invierno por miedo a la hipotermia. El misterio que envuelve su razón de existir, por fin está resuelto.

A la izquierda, blusa ligera de Mango. A la derecha, propuesta de Zara.

6. Chaquetas ‘cropped’. Esta temporada los cropped top no están solos. La longitud mini se extiende a las chaquetas de la mano de marcas como Proenza Schouler, Saint Laurent, Chanel, Prabal Gurung o 3.1 Phillip Lim, que terminan los patrones de sus cazadoras a la altura de la cintura. Dejando a un lado el regusto noventero de estas prendas heredado de las ‘toreras’, son perfectas en ‘veroño’: abrigan lo justo y necesario.

Esta temporada la pasarela y el ‘low cost’ apuestan por las chaquetas cortas.

7. Pantalones tipo ‘culotte. Esta prenda, de longitud pirata y ancho más propio de una falda, ha llegado con fuerza desde las pasarelas y se ha instalado en el guardarropa de las más ávidas consumidoras de tendencias. El ‘veroño’ es la excusa perfecta para que las menos atrevidas se animen con los pantalones a media pierna. Este punto es extensible a los capri o sucedáneos.

Ni cortos ni largos, así son los pantalones del ‘veroño’.

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