Así es Catherine Baba, la leyenda más extravagante del ‘street style’ parisino
Con sus turbantes, sus pulseras y sus gafas vintage, esta misteriosa mujer es una de las figuras más representativas de la moda. ¿Quién es realmente?
Su bicicleta es una extensión de sí misma y sus gafas de aires vintage, una prolongación de su mirada. Por eso, solo era cuestión de tiempo que Catherine Baba, una leyenda del streetstyle parisino, lanzase su propia colección de gafas, también de estilo retro. Hechas a mano por F-O Vision y a la venta en tiendas específicas como Dover Street Market (Nueva York) o en Colette, sus diseños tratan de recrear los kimonos que lleva coleccionando Baba desde hace más de 20 años.
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Su bicicleta es una extensión de sí misma y sus gafas de aires vintage, una prolongación de su mirada. Por eso, solo era cuestión de tiempo que Catherine Baba, una leyenda del streetstyle parisino, lanzase su propia colección de gafas, también de estilo retro. Hechas a mano por F-O Vision y a la venta en tiendas específicas como Dover Street Market (Nueva York) o en Colette, sus diseños tratan de recrear los kimonos que lleva coleccionando Baba desde hace más de 20 años.
Sus gafas prometen ser unas de las más deseadas de este otoño pero, ¿quién es ella realmente? Poco se sabe de esta misteriosa mujer que acapara los flashes de los fotógrafos mientras pedalea por París subida a unos tacones de vértigo. Nacida en Australia y afincada en París desde hace años, ejerce como estilista freelance y ha trabajado para grandes revistas internacionales como Vogue, Harper’s Bazaar o Dazed & Confused y maisons de la talla de Balmain, Givenchy, Ungaro, Chanel o Cartier.
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Tacones de vértigo, gafas de sol y una bicicleta: Si ves esta mezcla por París, es sin duda Catherine Baba.
Getty/Cordon Press
Con un estilo que mezcla los años 20 con los 30 y los 50, Baba es la excentricidad en persona.
Getty
Además de su misticismo, lo que más llama la atención es su forma de vestir. A medio camino entre una fiesta de Paul Poiret y un desfile de John Galliano, Baba es la opulencia y la excentricidad en persona. Con un turbante a la cabeza y una cantidad ingente de pieles envolviendo su figura, mezcla como nadie vestidos de los años 50 con kimonos, pañuelos de seda y multitud de brazaletes que copan sus muñecas. Podría decirse que jamás la verás enfundada en unos pantalones pitillo, lo suyo son las siluetas holgadas. Eso sí, ceñidas siempre a la cintura: “Los cinturones son mi oxígeno” ha dicho en alguna ocasión. En el tema accesorios, es de las de Diana Vreeland o Iris Apfel porque huye precisamente del minimalismo: exagerados collares, a menudo de inspiración oriental, y largas borlas como pendientes son dos de sus elecciones más comunes. Todo un festival para la vista que ha llegado a ser definido por la propia Diane Pernet como “la mujer más elegante de París”.
La estilista australiana tiene una fuerte influencia oriental en su armario.
Getty/Corbis
Su forma de hablar no se queda atrás. A su muletilla de “j´adore” que incorpora en forma de hashtag a sus actualizaciones en la Red se le une un lenguaje que W magazine define como “dadaísta” por la forma que tiene de combinar palabras. En relación al maquillaje, se deja llevar más por tintes cinematográficos. Cejas casi imperceptibles, boca marcada… El esplendor de los años dorados de Hollywood no solo se aprecia en su armario, también en su tocador. Y con un referente que deja claro en sus redes sociales: Marlene Dietrich. Junto a ella, Marisa Berenson o Jerry Hall desfilan en compañía de imágenes históricas de Guy Bourdin, Helmut Newton, Deborah Turberville o Erwin Blumenfeld en una cuenta de Instagram que se convierte en una lección diaria de moda.
Dentro de la industria, Baba también ha hecho sus pinitos como diseñadora. En 2012 colaboró con la firma de joyería Gripoix (la misma que enamoró a Coco Chanel) para lanzar una línea de doce diseños de inspiración neo-romántica. También lo haría con la boutique Nouvelle Affaire, esta vez para una colección colorida que gritaba “Catherine Baba” por los cuatro costados. Sin embargo, de lo que se siente especialmente orgullosa la estilista es de su nominación al César. Ese mismo año su nombre figuraba entre la lista a mejor vestuario por su trabajo en My Little Princess, que no pudo hacer competencia a Casa de la tolerancia. Un claro ejemplo de que el street style es solo una pequeña parte de una vida fascinante.
Getty/Corbis
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