Anna Wintour, el musical

La obsesión por la mujer más poderosa de la moda se perpetúa con un show que satiriza la vida de la editora de ‘Vogue’.

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Después de ser caricaturizada por Meryl Streep en El diablo se viste de Prada, la mujer más poderosa de la industria de la moda se convierte en carne de musical. Ryan Raferty, veterano de Broadway, es el artífice de la idea y el encargado de travestirse para interpretar a Anna Wintour. Bajo el título Ryan Raftery Is the Most Powerful Woman in Fashion, el artista pone banda sonora a la vida de la editora desde que tomara la controvertida decisión de elegir a ...

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Después de ser caricaturizada por Meryl Streep en El diablo se viste de Prada, la mujer más poderosa de la industria de la moda se convierte en carne de musical. Ryan Raferty, veterano de Broadway, es el artífice de la idea y el encargado de travestirse para interpretar a Anna Wintour. Bajo el título Ryan Raftery Is the Most Powerful Woman in Fashion, el artista pone banda sonora a la vida de la editora desde que tomara la controvertida decisión de elegir a Kim Kardashian y Kanye West 'pareja Vogue'.

Raferty lleva haciendo espectáculos sobre sí mismo desde 2009. Ahora que siente que no tiene nada más que contar sobre sus vivencias, ha encontrado en Wintour la inspiración necesaria para crear esta nueva obra que se estrenará en septiembre en Nueva York. La idea surgió hace un par de años cuando vio en persona a la mismísima Anna: “Es Darth Vader y Hillary Clinton en el mismo paquete”. De ese pensamiento que cruzó su mente al conocerla, nació el proyecto de convertirla en canción, según ha explicado a The Cut.

Para ponerse en situación e intentar asomarse al mundo de Wintour, el autor se ha inspirado en su aparición en el famoso documental sobre las entretelas de Vogue, The September Issue, y en otras entrevistas de la editora que ha encontrado en Youtube. Mezclando esa dosis de realismo con detalles ficticios, el musical narra las preocupaciones de Wintour tras elegir a Kim Kardashian como protagonista de su número de abril de 2014, y su miedo a ser despedida por la tan cuestionada decisión. En su representación musical la editora sufre incluso de estreñimiento crónico debido a la tensión.

Pero convertirse en la editora más famosa de la industria (y aquejarla de problemas intestinales) está trastocando la vida del autor más allá de la sala de ensayos. “Ha invadido mi subconsciente. Sueño con ella. Estábamos en un karaoke y cantábamos Islands in the Stream. Ella tenía muy claro que quería interpretar la parte de Kenny Rogers”, confiesa. Aunque quiere dejar claro que siente admiración por ella, también ha revelado que tiene miedo. No obstante, eso no le frena para ponerse en la piel de Wintour o de quién se tercie: “Sería muy divertido interpretar a Beyoncé”, afirma.

Meryl Streep interpretando a Anna Wintour en ‘El diablo se viste de Prada’.

Cordon Press

El repertorio con el que Raftery se iniciará en esto de los musicales que recrean la vida de mujeres influyentes es bastante familiar. Por ejemplo, ha reversionado Class de Chicago, transformando la canción en Flats, un tema en el que André Leon Talley y Wintour se quejan de que el mundo se ha vuelto demasiado casual para sus gustos. La pieza principal es una versión de Let It Go de Frozen que se llama Let Her Die y que habla de Kim Kardashian y su control en la cultura pop (si algo deja claro el autor es su escasa simpatía por la mujer de Kanye West).

Aunque a Wintour no le gusta ser el centro de atención (o eso dijo de ella su amiga Michelle Obama) es foco de una continua obsesión mediática. El Museo Metropolitano de Nueva York (MET) puso su nombre al Instituto del Traje a principios de año y desde el pasado mayo la 'temida' editora cuenta con un nuevo espacio en la galería para exposiciones dedicadas a la moda. Además, por obra y gracia de su persona, la Gala MET se ha convertido en la madre de las alfombras rojas, una cita que genera tanta o más expectación en el sector que los Oscar.

Pero la alargada sombra de la mujer de las eternas gafas de sol se extiende más allá de la esfera de la moda. En 2012 su implicación, compromiso político y las donaciones económicas en la campaña política de Obama alimentaron los rumores de que el presidente de EE UU podía ofrecer a Wintour un puesto diplomático de primera línea. The Guardian la situaba en la embajada de Londres y los medios estadounidenses en la embajada francesa. Aunque el bulo se quedó solo en eso, el cargo que parece que seguirá ostentando es el de monarca absolutista de la moda y, por consiguiente, figura que despierta la curiosidad del cine, la literatura o el teatro. Porque si algo está claro, es que la influencia de Anna Wintour va mucho más allá de su preeminencia en el front row de los mejores desfiles.

Versiones de ‘Class’ o ‘Let It Go’ podrán banda sonora a la vida de la mujer más poderosa de la industria.

Vía Facebook Ryan Raftery

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