Amazon VS. Zara: así consiguen los gigantes del textil que compres un supuesto vestido viral
Un vestido bohemio estampado acapara noticias y feeds de Instagram en EEUU. No es la primera vez que ocurre: el gigante labra su viralidad a través de acuerdos con influencers y noticias afiliadas para expandir el fenómeno.
Es prácticamente clavado al fenómeno que hemos vivido con el vestido de lunares de Zara este verano o el abrigo de pelo de Lidl del pasado invierno, pero en versión estadounidense. El ...
Es prácticamente clavado al fenómeno que hemos vivido con el vestido de lunares de Zara este verano o el abrigo de pelo de Lidl del pasado invierno, pero en versión estadounidense. El #AmazonNightGown comienza su conquista viral por EEUU. Lo reseñan en distintas webs femeninas y de moda, invade feeds de Instagram y The New York Post fotografía a varias compradoras con un modelo que, aseguran, «ha tomado» las calles de Manhattan. Tiene todas las papeletas para conseguirlo: es barato (cuesta menos de 30 dólares), se puede enmarcar en la tendencia recatada de los vestidos de Batsheva a lo Casa de la Pradera y funciona porque su léxico se adapta a la cultura del meme (tiene su propio hashtag) y controla las formas de nueva propagación de las tendencias.
La bloguera Grace Atwood (119.000 seguidores) fue el germen de la tendencia. Se inventó el hashtag, ‘tageó’ a Amazon Fashion y el resto es una historia que se repite cíclicamente en las redes. Las webs de moda insertan el producto con links afiliados al gigante empresarial y multitud de usuarias, influenciadas por la empresaria de lifestyle, suben sus selfies con el modelo y mencionan a todos los implicados (Atwood ha creado una carpeta de Stories en su Instagram que alimenta según recibe menciones de decenas de mujeres con la prenda).
La periodista australiana Eliza Barr, no obstante, ha señalado desde un hilo de Twitter que el vestido en sí es una inspiración en versión moda rápida (producida por la marca R. Vivimos) de los modelos de una firma australiana, Spell. No es la primera vez que una prenda de una de las firmas que utilizan como base de operaciones se viraliza en EEUU. Este invierno pasó con un abrigo de la marca china Orolay (que costaba unos 130 dólares) Una prenda que también se convirtió en todo un fenómeno en redes bajo el hashtag #Amazoncoat.
Ya no solo las revistas ejercen de prescriptoras y de medio de transmisión de una tendencia: el proceso para que ciertas prendas sean las más demandadas ha dejado de ser unidireccional para enmarcarse en un escenario de consumo mucho más rápido y acelerado. Las prendas virales son uno de los múltiples frentes con los que firmas y conglomerados ahora trabajan para promocionarse. El discurso del azul cerúleo que tanto sirvió para ejemplificar cómo se ponían de moda ciertas prendas ha evolucionado gracias a la expansión de plataformas de promoción en redes sociales, la estandarización del sistema de la moda rápida (ofrecer a compradores nuevas tendencias cada semana) y con nuevos agentes para conseguir que algo se ponga de moda. Ahora mismo, los usuarios se pueden convertir, voluntariamente, en anuncios de una marca, utilizando hashtags y menciones para englobarse dentro de una comunidad con la que se identifican, como todas esas usuarias que se han tageado para entrar en la red del vestido boho de Amazon.