Alexander Wang: «El diseño es funcionalidad»

Primero se convirtió en el favorito del circuito neoyorquino. Después conquistó París al frente de Balenciaga. Y ahora revoluciona el mercado de masas con H&M.

El anuncio (con fiesta incluida) se hizo público en abril en Coachella, un festival de música que se celebra en mitad del desierto de Indio (California) y que se ha convertido en cita obligada de famosos y hipsters. La noche es el hábitat natural de sus amigos (y clientes habituales). De hecho, las afterparties de Alexander Wang (de 30 años) son, desde hace muchas temporadas, las más sonadas de la semana de la moda de Nueva York (la de septiembre de 2013 acabó en rave, con Miley Cyrus vestida con pezoneras). Sin embargo, las prendas de su línea cápsula para H&M no verán...

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El anuncio (con fiesta incluida) se hizo público en abril en Coachella, un festival de música que se celebra en mitad del desierto de Indio (California) y que se ha convertido en cita obligada de famosos y hipsters. La noche es el hábitat natural de sus amigos (y clientes habituales). De hecho, las afterparties de Alexander Wang (de 30 años) son, desde hace muchas temporadas, las más sonadas de la semana de la moda de Nueva York (la de septiembre de 2013 acabó en rave, con Miley Cyrus vestida con pezoneras). Sin embargo, las prendas de su línea cápsula para H&M no verán la luz hasta el próximo 6 de noviembre. «Estoy deseando que llegue esa fecha para ver cómo es el comprador que acude a la cadena sueca. Será emocionante descubrir cómo llevan mis prendas en la calle… y en las redes sociales», dice. Ese día habrá en el mercado hasta cuatro colecciones con el sello del diseñador estadounidense, considerado el niño bonito del circuito neoyorquino. «Para mí, a nivel creativo, la distinción entre estas etiquetas está muy clara. La línea que lleva mi nombre es la más personal. Es la marca que yo lancé [en 2007]. De mí depende definir sus códigos, así como decidir qué dirección seguir. Balenciaga es una de las casas más reputadas de la industria, con un ADN muy específico. Mi función al frente de la maison es conseguir que sus propuestas sigan siendo interesantes y relevantes; y evolucionar más allá de los archivos. Ayuda que cada empresa esté afincada en una ciudad; ya que ésta determina su estilo. La primera encapsula el espíritu de la Gran Manzana; la segunda es parisina por definición», explica Wang a esta revista en una conversación en julio, en una nave industrial de París, en plena semana de la alta costura.

La colaboración ‘low cost’ más esperada

Cortesía de H&M

Uniforme urbano. Sudaderas, pantalones de chándal, guantes de boxeo, esterillas de yoga… «Es un guardarropa inspirado en la moda deportiva», resume. ¿Practica él alguna de las disciplinas de las que beben sus diseños? «No», confiesa con una sonrisa mientras levanta la pieza más inesperada de su colaboración: un minitrofeo con la letra W, de Wang, que es al mismo tiempo un tributo a la logomanía y un vaso de chupito. Un guiño, con sentido del humor, al cambio de escenario que vive hoy el vestuario atlético: del gimnasio al club. «No tienes que hacer deporte para llevar este tipo de ropa. La vida en la ciudad ya es suficientemente activa. De hecho, es el tipo de prendas que yo uso; las integro de forma natural en mi vestidor… Y pienso en ellas también de una manera inconsciente cuando diseño».

Cortesía de H&M

«Siempre me ha fascinado la tecnología que se emplea en el segmento activewear, así como la construcción técnica de la ropa de alto rendimiento», admite. «En mis bocetos aplico algunos de los tratamientos y procesos avanzados de ese mercado (como la inyección de espuma) para conseguir una estética más moderna e innovadora», descifra. «Hay piezas funcionales en las que la falta de costuras, por ejemplo, puede interpretarse como un detalle de diseño. Para mí, la funcionalidad es un elemento inherente al diseño. Vestidos de neopreno, sujetadores de bandas elásticas… Son productos que han pasado del universo deportivo a la pasarela. Ya no hay límites definidos», defiende.

Detalle de uno de los tops de bandas elásticas.

Cortesía de H&M

Tampoco hay color. La paleta se mueve entre el negro y el blanco, con la única licencia del gris. «Prefería jugar con las texturas, los volúmenes y los tejidos», confiesa. ¿También con el logo? «Es un elemento gráfico, que he usado a modo de estampado», dice. Antes, ya había experimentado con este recurso en su línea principal; y había grabado sus vestidos con perforaciones que repetían su nombre a modo de encaje futurista. «Sí, pero aquí el enfoque es diferente. Sé que otros diseñadores [como Donatella Versace] optaron por usar patrones de los archivos históricos de su marca y presentar réplicas low cost. Pero yo he preferido empezar de cero y dar forma a piezas únicas, que, por supuesto, se ciñen a los parámetros de la cadena sueca», puntualiza el estadounidense de origen taiwanés. También al presupuesto, infinitamente más ajustado que el de Balenciaga. «Incluso en la maison francesa estás limitado en ese sentido. Por supuesto, estamos hablando de una casa de lujo, y los precios son otros; pero, por muy altos que sean, no puedes obviarlos. Al fin y al cabo, la moda es un negocio», recuerda Wang. Y convertir una marca en una empresa rentable es una de las virtudes de este joven talento que, en 2012, sorprendió al mundo al convertirse en el primer estadounidense al frente de Balenciaga con solo 28 años.

Cortesía de H&M

Botines (149 €).

Cortesía de H&M

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