Alerta tendencia: el sello de toda la vida es el anillo que querrás llevar
La pieza más clásica y atemporal del joyero es también la más popular en nuestros días. No digas que no te avisamos: la verás en todas partes.
Es el anillo que hay que tener. El que verán en los dedos de las más ávidas consumidoras de tendencias, en los catálogos de las joyerías especialistas en vender hits y en las colecciones de grandes firmas como Dior o JW Anderson. Desde hace unos meses, el sello de toda la vida amenaza con convertirse en la joya del momento. Y ese momento ha llegado. Dejando atrás las connotaciones que lo vinculan a la aristocracia y a las altas clases sociales, la pieza más atemporal del joyero se democratiza para ser también la más popular.
Las sospechas del regreso d...
Es el anillo que hay que tener. El que verán en los dedos de las más ávidas consumidoras de tendencias, en los catálogos de las joyerías especialistas en vender hits y en las colecciones de grandes firmas como Dior o JW Anderson. Desde hace unos meses, el sello de toda la vida amenaza con convertirse en la joya del momento. Y ese momento ha llegado. Dejando atrás las connotaciones que lo vinculan a la aristocracia y a las altas clases sociales, la pieza más atemporal del joyero se democratiza para ser también la más popular.
Las sospechas del regreso de esta pieza llegaron cuando Dior presentó su colección ‘Lucky’. Diseñada como un semanario, la línea propone siete combinaciones de colores, formas y motivos. Una reinterpretación del sello de toda la vida que pretende «convertirse en talismán», tal como la definen en la web de la firma. Un par de años antes, Nicolas Ghesquière ya había recuperado el sello como parte de su primera colección para Louis Vuitton y a día de hoy sigue presente en sus propuestas joyeras para la casa francesa. Dicen que dos es causalidad y tres, tendencia. Por eso cuando J.W. Anderson creó un modelo con sus iniciales el revival estaba confirmado.
Las marcas de joyitas online que copan los feeds de Instagram de cualquier enamorado de la joyería a precio asumible no han tardado en detectar (y reaccionar) ante la tendencia. La gran apuesta la hace Ouibyou, la firma española capitaneada por Laura Somoza, que ha incluido hasta cuatro sellos distintos en su última colección: la rosa de los vientos, la bola del mundo o una simple piedra brillante adornan sus creaciones (todos cuestan 130 euros). María Pascual, otra de las marcas nacionales con mayor aceptación, hace lo propio y apuesta por reinterpretar el anillo en dos versiones (rondan los 30 euros). Los fanáticos de los modelos de toda la vida encontrarán en Corres Madrid el paraíso de los sellos lisos con formas redondas o cuadradas y acabados en oro o plata (sobre los 50 euros). Firmas europeas como Margova Jewellery o Maria Black y estadounidenses como Retrouvaí o Jacquie Aiche también han apostado fuerte al caballo ganador de la temporada.
Aunque hay versiones para todos los gustos, el sello de 2017 no se diferencia demasiado de los diseños más clásicos. Algunos son lisos, otros personalizables con la inicial y solo los de Dior dejan concesiones a los colores y la originalidad. Las conversas apuestan por los más sencillos y no se conforman con llevarlos en cualquier dedo: el culmen de la tendencia es ponérselo en el meñique. Muchas de las firmas anteriores solo fabrican tallas adaptadas al dedo más pequeño y otras como Asos venden packs con varios tamaños para combinarlos.
El resurgir del sello encaja a la perfección dentro de la tendencia global que rige la joyería actual. Si antes las revistas de moda aconsejaban apostar por una única pieza de joyería llamativa y protagonista (eso que los ingleses llamarían statement), los nuevos dictados prefieren joyas minimalistas en mucha cantidad. Los anillos pequeños y sutiles se combinan en las manos con especial protagonismo para los tipo midi (esos que se llevan a mitad de dedo), las orejas muestran una colección de agujeros adornados por delicados pendientes y piercings y no hay mejor manera de adornar un escote que utilizando múltiples colgantes. Ya no se elige una pieza especial para una ocasión especial sino que se apuesta por accesorios atemporales que se puedan lucir a diario en todo momento y lugar.
En este nuevo escenario las piezas con carácter de amuleto, mejor si son heredadas o lo parecen, son las joyas de la corona. De ahí el resurgir de las medallas personalizadas con la inicial, las cadenas de vírgenes y cristos y también los sellos. Si antes solían llevar el emblema de una dinastía, apellido o linaje convirtiéndose en símbolo de estatus o poder, ahora su significado ha cambiado. «Hoy en día, los sellos no son necesariamente un privilegio de la aristocracia o de los hombres. Cualquier persona puede usarlos, y si alguien quiere diseñar su propio escudo ¿por qué no?», explicaba a la edición británica de la revista Elle Beatrice Behlen, conservadora jefe de moda y artes decorativas del Museo de Londres. Definitivamente no es ninguna tontería desempolvar el de la Primera Comunión y darle una segunda oportunidad.