15 años de Ego, la pasarela de los jóvenes talentos españoles
170 creadores noveles, incluyendo los que desfilaron el pasado domingo como colofón a esta edición de la semana de la moda de Madrid, han formado parte de la plataforma en este tiempo. Repasamos su historia y los retos de futuro a los que se enfrenta.
Mucho ha cambiado la pasarela Ego desde que un grupo de ocho jóvenes la pisó por primera vez en febrero de 2006. Aquel germen de la que 15 años después se ha convertido en la principal catapulta para los nuevos talentos de la moda en nuestro país, por la que han pasado 170 creadores incluyendo los que han participado a lo largo de este mismo domingo en una jornada en la que la firma ...
Mucho ha cambiado la pasarela Ego desde que un grupo de ocho jóvenes la pisó por primera vez en febrero de 2006. Aquel germen de la que 15 años después se ha convertido en la principal catapulta para los nuevos talentos de la moda en nuestro país, por la que han pasado 170 creadores incluyendo los que han participado a lo largo de este mismo domingo en una jornada en la que la firma Rubearth resultó vencedora, se celebró en el enjuto espacio de Alcalá 31 sin el apoyo de ningún patrocinador. «Los comienzos fueron complicados, pero teníamos muchas ganas de promover la renovación del calendario habitual de la semana de la moda madrileña», rememora el gestor cultural Andrés Aberasturi, impulsor de la plataforma que sigue liderando desde la agencia creativa Pelonio. Con el propósito de crear en la capital un evento similar al Circuit de Barcelona, Aberasturi arrancó sin siquiera imaginar que la idea sobreviviría, con éxito, tanto tiempo. «15 años son una burrada», espeta.
La incorporación de Ego a Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, cuatro ediciones después y hasta el día de hoy, otorga la posibilidad a los diseñadores noveles de mostrar su creatividad en Ifema sobre la misma pasarela en la que desfilan los nombres nacionales consagrados. Una oportunidad que de otro modo se antojaría irrealizable para un diseñador recién graduado. «La organización te lo facilita todo: desde las modelos a las luces pasando por el maquillaje o el fotógrafo. Hacen viable algo que sería muy costoso de hacer por tu cuenta», reconoce Pepa Salazar, diseñadora que comenzó allí su andadura en 2013. «Para mí aquel primer desfile significó darme cuenta de que mi marca iba en serio».
La valenciana logró, además, alzarse con el premio Mercedes-Benz Fashion Talent aquel año y repitió título al siguiente. Después, ha formado parte del calendario ‘adulto’ de la semana de la moda de Madrid como otros tantos creadores, ahora afianzados, que dieron sus primeros pasos en Ego. María Escoté, Juan Vidal, Moisés Nieto, María Ke Fisherman o Mané Mané son solo algunos de ellos. Miguel Becer, director creativo de esta última firma, cuyos diseños han lucido celebrities internacionales de primer orden como Beyoncé, Kim Kardashian o Dua Lipa, valora la oportunidad que le brindó el certamen como «un regalazo». «El respaldo y la credibilidad que te da desfilar en Ego son impagables», opina.
La repercusión mediática, el aprendizaje o el estatus que otorga de cara a poder vender en tiendas multimarca internacionales son algunas de las ventajas que los diseñadores señalan de su incursión en Ego. Sin embargo, el desfile no debe entenderse como una meta, sino como un punto de partida. Así lo considera Moisés Nieto, que se estrenó en Ego en 2011 y a día de hoy es uno de los diseñadores españoles más estimulantes de la semana de la moda madrileña. «No hubiera llegado hasta aquí sin esa oportunidad que para mí lo fue todo, pero visto con distancia creo que no tiene mucho sentido desfilar primero para crear la marca después. Sería interesante que el ganador de cada edición pudiera contar con especialistas que lo guiaran en el desarrollo de su empresa», apunta. El alma máter de Mané Mané coincide con él: «Lo más difícil viene después, en la parte de empresa, de vender y de mantenerse. A día de hoy ya no desfilo porque para mí no tiene sentido hacer colecciones de 40 looks más los complementos y el calzado, de las cuales muchas piezas se quedan en el almacén porque eran solo para el show. No soy Gucci y no me lo puedo permitir».
Ese, el de poder producir y vender lo que se diseña, es el mayor reto al que se enfrentan estas jóvenes marcas españolas. Causante, al mismo tiempo, de que algunos de los participantes de estos 15 años se hayan quedado por el camino. «Lo frustrante para mí es que no todos los diseñadores que han desfilado en Ego se han convertido después en firmas consolidadas. A veces se nos olvida que además de creadores son empresarios», admite Aberasturi. La renovación del patrocinador más longevo, la firma coreana Samsung, que ha estado dando nombre y soporte económico a la plataforma desde 2013, tiene ese objetivo. Bautizada ahora como Allianz Ego tras la incorporación de la compañía de seguros, planea dar apoyo a los diseñadores más allá del día del desfile. «Estamos trabajando en aplicar su eslogan, ‘déjanos apoyarte’, a ofrecer apoyo a estos talentos en el desarrollo de su empresa», explica el creador de la plataforma.
Después de esta andadura de 15 años, Ego –cuyo nombre, por cierto, se le ocurrió a Aberasturi mientras comía con un amigo en una pizzería, «necesitábamos una palabra corta, con gancho, que fuera internacional y fácil», dice– vislumbra un futuro en el que lograr la ansiada internacionalización y restaurar el tejido empresarial textil patrio, conectando artesanos y creativos, también figuran en su lista de desafíos y objetivos. Para afrontarlos, Aberasturi, apela a una mayor implicación gubernamental. «José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura, está mostrando interés por involucrarse con este sector, lo cual es una gran noticia porque abre el espectro en la relación entre la moda y las administraciones públicas. La moda tiene que estar a caballo entre Cultura e Industria, porque es ambas cosas: un gran motor económico y una manifestación cultural de primer orden».