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Por qué la prevención de la diabetes parte de uno mismo

La variante tipo 2, que agrupa más del 90% de los casos, afecta a cada vez más jóvenes a causa de los malos hábitos alimentarios. Eludir esta patología, que no da síntomas, pasa por el control de la obesidad y una vida activa

La diabetes tipo 2 es una de las enfermedades contemporáneas que más íntimamente se relaciona con los hábitos alimenticios. Así lo explica Clotilde Vázquez, jefa del departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid): “Hay un componente genético, sí, pero lo decisivo es la cantidad de tejido adiposo, de grasa, que tengamos. Eso depende de la alimentación. En el 80% de los casos de diabetes tipo 2 los pacientes sufren sobrepeso u obesidad”, resume.

“El 13% de prevalencia es la punta del iceberg. Si contamos los pacientes sin diagnosticar y los prediabéticos, la cifra podría ser el doble”

Clotilde Vázquez Jefa del departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid)

Existen múltiples variantes de diabetes, pero la tipo 2 es hegemónica: agrupa cerca del 95% de los casos totales. “Vivimos un aumento espectacular en el mundo”, prosigue Vázquez. “Es una plaga y comienza a afectar a la población joven”. La prevalencia de la patología es del 13%, según los últimos estudios, pero esta cifra es solo “la punta del iceberg”: “Hay diabéticos con poca clínica, otros sin diagnosticar y prediabéticos que tienen riesgo cardiovascular, lo que podría elevar la cifra al doble”, estima la doctora.

A grandes rasgos, la diabetes tipo 2 se produce porque la insulina —una sustancia pancreática que permite que procesemos la glucosa y obtengamos energía— “se produce tarde y regular, y esa molécula no es reconocida por nuestras células”, detalla Vázquez: “En general, sucede porque el tejido graso interactúa con la insulina y trastoca su efecto. De repente es como si esa cerradura, que tiene que dejar pasar el azúcar, estuviese oxidada. Es lo que se conoce como insulinorresistencia”.

Diferencias entre la diabetes tipo 1 y tipo 2

Prevalencia

Tipo 1

Infrecuente. Representa entre el 5% y el 10% de los casos de diabetes

Tipo 2

La variante mayoritaria. Representa el 90-95% de todos los casos de diabetes

Causa

Tipo 1

Una enfermedad autoinmune ‘ataca’ a las células productoras de insulina e imposibilita su función

Tipo 2

Es multifactorial. Se asocia a la resistencia a la insulina, la producción insuficiente de la misma y los hábitos de vida no saludables

Edad de inicio

Tipo 1

Se suele diagnosticar en niños y adolescentes

Tipo 2

Es más frecuente en la edad adulta, aunque los malos hábitos alimenticios provocan que cada vez la padezcan más niños

Factores de riesgo

Tipo 1

Aunque no es hereditaria existe un componente genético

Tipo 2

Sobrepeso y obesidad, sedentarismo y antecedentes familiares. También hay cierta predisposición familiar

Fuente: Elaboración propia en base a los expertos consultados.

Es una enfermedad que no avisa. “Un diabético puede estar años sin dar síntomas, lo que contribuye al infradiagnóstico de la patología. De hecho, muchos casos se detectan cuando el paciente ingresa por otro motivo”, explica Vázquez. Por ejemplo, una persona va al oftalmólogo y le detectan un problema en la retina, una retinopatía. Y al practicarle pruebas adicionales salta la diabetes. “Sucede también con la angina de pecho, los infartos o algunos problemas renales”, añade Vázquez.

Precisamente, un reciente análisis big data de Quironprevención, con más de cinco millones de registros analizados, demuestra que incluir en los reconocimientos médicos indicadores como la resistencia insulínica y la hemoglobina glicosilada ayudan a disminuir esta situación de infradiagnóstico.

Buenos hábitos, la única vía

Comer bien. Es la receta unívoca para la prevención de la diabetes de tipo 2, entiende Rafael Palomares, jefe del servicio de Endocrinología, Diabetes y Nutrición del Hospital Quirónsalud Córdoba: “Hasta un 70% de los casos se podrían evitar con buenos hábitos, es decir, con ejercicio físico, pero principalmente con una alimentación saludable”. Aquí no hay misterios: verdura, fruta, grasas saludables... Y desterrar los azúcares refinados y los alimentos ultraprocesados. La dieta mediterránea, coinciden los especialistas, es siempre una buena referencia.

Son mensajes que abanderan el Día Mundial de la Diabetes —celebrado en honor de Frederick Banting y Charles Best, los descubridores de la insulina en 1922—, una jornada de concienciación centrada en el bienestar general del paciente, no solo en el control de la glucemia. “Confío muchísimo en la gente joven”, subraya la doctora Vázquez. “Es incuestionable que está de moda ser activo y hacer deporte. En las generaciones venideras eso está conseguido, pero lo que no está ganado es la alimentación. Hay mucho que hacer entre todos”.

“Si veo que estoy subiendo de peso y que tengo la glucosa algo alta no hay que esperar a acudir al especialista”

Rafael Palomares Jefe del servicio de Endocrinología, Diabetes y Nutrición del Hospital Quirónsalud Córdoba

A esta labor preventiva contribuyen también los cribados poblacionales. En el caso de la diabetes de tipo 2, lo que se tiene en cuenta a la hora de seleccionar a la población objetiva son los “antecedentes familiares y los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, el colesterol o la obesidad”, señala Palomares. También la edad: “A partir de los 45-50 años es conveniente hacer una prueba de determinación de la glucosa”, añade.

La recomendación general y cotidiana la da Palomares: “Si veo que estoy subiendo de peso y que tengo la glucosa algo alta no hay que esperar a acudir al especialista. Y que nos deje claras las normas a seguir: qué actividad física podemos hacer dentro de nuestras posibilidades y cómo podemos bajar de peso, si hay obesidad, de forma segura y sana”.

¿Qué soluciones existen?

La diabetes 2 no controlada aumenta entre cinco y diez veces el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares como infarto de miocardio, angina de pecho o ictus, calculan los especialistas. “Hasta hace unos años, la diabetes de tipo 2 se trataba con insulina y funcionaba bien, pero el problema es que no se prevenían estas complicaciones cardiovasculares y existía riesgo de hipoglucemia”, dice Palomares. Los fármacos de hoy, prosigue, han avanzado en dos sentidos: “Previenen esas enfermedades cardiovasculares y, además, mantienen a raya la hipertensión y el peso”.

“La diabetes se opera y es una intervención cada vez más ágil y sencilla. El paciente está en casa en 48 horas”

Jorge Solano Jefe de la unidad de Cirugía Laparoscópica Avanzada del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza

Hay otra vía, además de la farmacológica, para tratar ciertos casos de diabetes de tipo 2: la intervención quirúrgica que, en palabras de Jorge Solano, jefe de la unidad de Cirugía Laparoscópica Avanzada del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza, “es aún una gran desconocida”: “La diabetes se opera”, explica, “y es una intervención cada vez más ágil y sencilla. El paciente está en casa en 48 horas”.

La operación, llamada cirugía bariátrica, consiste en ‘retocar’ el sistema digestivo del paciente mediante un bypass: “Es una especie de cortocircuito en el intestino. Así conseguimos desviar la comida ingerida, lo que cambia el comportamiento de las hormonas que influyen en la regulación del azúcar”. El porcentaje de éxito de esta intervención se sitúa en un 83%, estima Solano: “Además, el 99% de los pacientes que se inyectan insulina dejan de hacerlo tras la operación”. Otras patologías asociadas, como la retinopatía, pueden llegar a revertirse.

Los pacientes que se quieran someter a este procedimiento, recalca el especialista, tienen que cumplir dos condiciones: “La diabetes tiene que ser de tipo 2 y debe existir cierto grado de sobrepeso, que se estima si el Índice de Masa Corporal es 30 o mayor. Es decir, que te sobren unos 15 kilos aproximadamente”.

Los especialistas consultados destacan la ebullición científica que hoy se vive en la lucha contra la diabetes. “Pese al aumento de la prevalencia, estamos innovando más que nunca en tratamientos y conocemos muchos más aspectos de la enfermedad que nos ayudan a controlarla mejor”, dice Vázquez. Solano cierra invitando al optimismo: “Las consecuencias de una diabetes larga son graves, sí. Por fortuna, estamos en un momento histórico de la medicina que nos permite que eso no ocurra”.

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