Muere el bailarín y coreógrafo belga Micha van Hoecke
Colaborador cercano de Maurice Béjart y director del ballet de la Ópera de Roma de 2010 a 2014, creó tres coreografías en España, una para el Ballet Nacional Clásico y dos para el Ballet de la Comunidad de Madrid
El bailarín, coreógrafo y director belga Micha van Hoecke ha muerto este sábado 7 de agosto en un hospital de la ciudad toscana de Massa, a los 77 años, víctima de un proceso canceroso que le había sido diagnosticado hace poco tiempo. Van Hoecke se mantuvo activo mientras pudo, y últimamente participó en la reposición de la obra de Maurice Béjart L’heure exquise para la bailarina Alessandra Ferri en Rávena, y que él conocía como nadie al haber formado parte del estreno con Carla Fracci en 1...
El bailarín, coreógrafo y director belga Micha van Hoecke ha muerto este sábado 7 de agosto en un hospital de la ciudad toscana de Massa, a los 77 años, víctima de un proceso canceroso que le había sido diagnosticado hace poco tiempo. Van Hoecke se mantuvo activo mientras pudo, y últimamente participó en la reposición de la obra de Maurice Béjart L’heure exquise para la bailarina Alessandra Ferri en Rávena, y que él conocía como nadie al haber formado parte del estreno con Carla Fracci en 1998, casi hace un cuarto de siglo.
Micha van Hoecke nació en Bruselas el 22 de julio de 1944 de madre rusa y padre belga; antes de iniciarse profesionalmente como bailarín, aunque ya estudiante en varias escuelas parisienses, se estrenó como actor en filmes de acción como Les Loup dans la bergerie (1960, de Hervé Bromberger, y donde también participaban Jean Babilée y Françoise Dorléac); Samedi soir (1961, de Yannick Andréi); y Le petit garcon de l’ascenseur (1962, de Pierre Granier-Deferre) donde dio rienda suelta a sus capacidades histriónicas, que no pasaron desapercibidas.
Ya en 1960 Roland Petit lo encuentra en los salones de trabajo de Madame Olga Preobrajenskaia, la mítica maestra proveniente del Teatro Imperial Mariinski de San Petersburgo. Micha siempre decía, muchos años después, que todo, hasta el más mínimo detalle o comentario de su maestra rusa, había sido básico y había encontrado su respuesta después en la vida y en la práctica profesional. El caso es que comienza a bailar con Petit en las sesiones parisienses en 1960 y en 1961 Maurice Béjart lo reclama para el Ballet del Siglo XX (BSXX) en Bruselas precisamente por su poderoso histrión. En 1971 Béjart crea para él el rol de Petrouschka en Nijinski, clown de Dios, y en 1972 hace su primer ballet para los alumnos de la academia Mudra, Les mariés de la tour Eiffel, institución que dirigirá desde 1979.
Es en 1971 cuando hace su primer ballet para el BSXX, Le Fou, basado en Gogol con música de Stravinski y Hadjidakis. Siempre en Bruselas, en 1981 funda por su cuenta L’Ensemble, una escuela de perfeccionamiento de jóvenes artistas que funciona hasta que decide trasladarse a Italia en 1983 y crea coreografías para el Real Ballet de Wallonie. El 1981 el director de cine muy ligado al ballet Claude Lelouch le encarga la coreografía de su filme Boléro, que paseó por varios festivales europeos. Van Hoecke trabajó también junto a otros directores de fama como Luca Ronconi, Liliana Cavani o Roberto De Simone, siendo además el coreógrafo preferido de Riccardo Muti para la inserción de coreografías en sus óperas.
El 4 de marzo de 1981 en el teatro Lope de Vega de Sevilla, el entonces llamado Ballet Nacional Clásico estrena El aprendiz de brujo de Van Hoecke, coreografía que ese mismo año se repone en el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial. En 1991 precisamente Micha debuta como director operístico con La muda de Portici en Rávena, la ópera de Auber cuyo papel protagónico femenino no canta, sino que es interpretado por una bailarina-mimo (Pavlova llegó a hacer este papel). En el Festival de Aviñón creó Antígona 2 (1972, sobre partitura de Theodorakis). Para el Ballet de la Comunidad de Madrid creó dos ballets: El buey sobre el tejado (1996, música de Milhaud) y Saeta; un año antes, en 1995, en Roma ofrece Fellini (música de Nino Rota), que se estrenó en el Teatro Constanzo. Desde finales de los años ochenta sostuvo su grupo joven en Castiglioncello, donde además dirigía su modesto pero constante festival veraniego.
De 1999 a 2003 dirige el cuerpo de ballet del Teatro Massimo de Palermo, donde alterna algunas reposiciones de repertorio con sus propias creaciones, en las que nunca era difícil reconocer las influencias estilísticas de Roland Petit y Marice Béjart, lo que él mismo llamaba “la herencia de mi cultivo francés”, a lo que sumaba su rica formación clásica junto a Preobrajenskaia. En 2002 coreografió Los siete pecados capitales de Bertolt Brecht con música de Kurt Weill, obra por la que fue premiado y alabado por la crítica, pues resumía su estilo teatral y sus experiencias con el canto y la comedia.
De 2010 a 2014 Micha van Hoecke dirigió el Ballet de la Ópera de Roma, para después volver a su habitual colaboración con el Festival de Rávena y otros grandes eventos anuales italianos.
A Micha van Hoecke lo sobrevive su mujer, la bailarina japonesa Mike Matsuse, que desde hace décadas se convirtió además en su más estrecha colaboradora tanto en el terreno coreográfico como directivo.
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