Un presidente en funciones clave para la Unión Europea

Sánchez participa este jueves en una cumbre europea en Rumania con la intención de ganar influencia

Sánchez (de espaldas) conversa con Costa y con Merkel, en la cumbre europea del pasado 22 de marzo en Bruselas.EVA PLEVIER (REUTERS)

Pedro Sánchez llega a la cumbre europea que se celebra este jueves en Sibiu (Rumania) como uno de los líderes con más proyección en una Unión Europea necesitada de voces europeístas. Pese a estar en funciones, su victoria electoral el 28 de abril y, sobre todo, la neutralización de la extrema derecha representada por Vox —entra por primera vez en el Congreso, pero con menos fuerza de lo previsto— generan expectación en el club comunitario. Los Veintisiete (sin Reino Unido) se reúnen para fijar las prioridades de la próxima legislatura y comenzar la selección de los nuevos altos cargos. España ...

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Pedro Sánchez llega a la cumbre europea que se celebra este jueves en Sibiu (Rumania) como uno de los líderes con más proyección en una Unión Europea necesitada de voces europeístas. Pese a estar en funciones, su victoria electoral el 28 de abril y, sobre todo, la neutralización de la extrema derecha representada por Vox —entra por primera vez en el Congreso, pero con menos fuerza de lo previsto— generan expectación en el club comunitario. Los Veintisiete (sin Reino Unido) se reúnen para fijar las prioridades de la próxima legislatura y comenzar la selección de los nuevos altos cargos. España aspira a desempeñar un papel relevante en el proceso.

Los preparativos para reuniones bilaterales con los principales líderes europeos se multiplican. Entre las citas probables de Sánchez, según fuentes diplomáticas, figuran la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Emmanuel Macron, y los primeros ministros de Italia (Giuseppe Conte), Holanda (Mark Rutte) y Bélgica (Charles Michel).

El jefe del Ejecutivo en funciones parece dispuesto a aprovechar su buena acogida para intentar demostrar que tiene un largo recorrido por delante. El Gobierno español ya ha hecho circular un documento cargado de ambiciosas reivindicaciones y propuestas para la próxima Comisión Europea, desde un salario mínimo común y una renta básica obligatoria hasta un seguro europeo de desempleo, un aumento de la dotación para política migratoria o la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos bancarios. La gran mayoría de esas medidas son casi una utopía, a la vista del bloqueo que ejercen Alemania y un grupo de países capitaneado por Holanda.

España también firma una iniciativa contra el cambio climático, suscrita junto a otros siete países, entre ellos la Francia de Macron. El documento apuesta por lograr en 2050 la neutralidad en la emisión de gases con efecto invernadero, un objetivo que de manera significativa llevan a Sibiu sin el beneplácito de la Alemania de Merkel que, de momento, no ha secundado ese plan.

La urgencia por dejar huella parece clara, a sabiendas de que el estrellato en la UE suele ser efímero y las oportunidades de explotar el liderazgo pueden pasar rápido, como ha podido comprobar Macron, que en 2017 se convirtió en la esperanza de Bruselas.

A favor de Sánchez juega el haberse convertido en la principal voz del socialismo europeo en las cumbres —junto con el portugués António Costa—; el presidente español reivindicará que en el próximo reparto de cargos se reconozca el peso de su familia política. El Partido Popular Europeo copa ahora los principales puestos (presidencia de la Comisión Europea, del Consejo Europeo y del Parlamento Europeo); los socialistas solo ocupan la vicepresidencia de la Comisión encargada de la política exterior (el cargo de alta representante, que desempeña Federica Mogherini).

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Tras los comicios europeos del 26 de mayo, la familia socialdemócrata aspira a mejorar su presencia. Y además de alguna presidencia, el número uno de los socialistas españoles para el Parlamento Europeo, Josep Borrell, se perfila como aspirante para una vicepresidencia de amplios poderes en la Comisión, el brazo ejecutivo de la UE. “Sánchez va a Sibiu con un discurso europeísta y ambicioso pero también para reclamar más peso institucional”, confirman fuentes diplomáticas en vísperas del viaje a Rumania.

La victoria electoral en la cuarta economía de la zona euro ha dado alas a los socialistas europeos, que encaraban los comicios del 26 de mayo con unos sondeos poco favorables. A la previsible victoria del PSOE en España (las proyecciones del Parlamento Europeo le dan 18 escaños frente a 13 del PP) se une la inesperada presencia de Reino Unido, que finalmente celebrará elecciones a la Eurocámara porque no ha sido capaz de aplicar el Brexit antes de la convocatoria electoral. Los laboristas de ese país también se perfilan como ganadores, con 19 escaños, lo que añadirá más peso a un grupo que en principio iba a perder a una de sus principales delegaciones con la salida de los eurodiputados británicos.

El buen momento del presidente coincide con un relevo generacional en la UE. Sánchez (nacido en 1972) es coetáneo de los líderes que desde Holanda, Bélgica o Austria impulsan una renovación en sus respectivas familias.

La cita europea definirá los retos más inmediatos

Los 27 Estados que quedarán en la UE tras la salida de Reino Unido —en el momento en que se produzca— concibieron la cita de la ciudad rumana de Sibiu como una oportunidad para mirar al futuro. Aunque Londres sigue formando parte del club, el formato se mantiene (sin la primera ministra, Theresa May) y el resto de dirigentes debatirán sobre los principales desafíos del club a pocos días de que se celebren las elecciones europeas.

Los planteamientos europeos de Sánchez parecen emparejarle con Macron, a pesar de que, hasta ahora, el presidente francés se ha decantado por el grupo liberal europeo. En el documento elaborado para la cumbre de Sibiu, el presidente español defiende iniciativas que coinciden con la agenda europeísta del dirigente francés.

El Gobierno aboga por suprimir el derecho de veto que rige en la UE en asuntos fiscales y en ciertas decisiones de política exterior y reclama una política industrial que fomente la innovación para competir con China o EE UU.

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