Análisis

Varapalo a la Audiencia y al Supremo

Nadie puede dudar de la imparcialidad del Tribunal de Estrasburgo en el caso de Arnaldo Otegi

En vídeo, Estrasburgo dictamina que Otegui no tuvo un juicio justoFoto: atlas

Dos semanas después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo (Francia), rechazara la pretensión de un grupo de presos de ETA de que las penas cumplidas en Francia se dedujeran de sus condenas en los tribunales españoles, el mismo tribunal da la razón a la reclamación de falta de imparcialidad en el juicio por el caso Bateragune, presentada por el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi. Nadie puede dudar, por tanto, de la imparcialidad del Tribunal de E...

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Dos semanas después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo (Francia), rechazara la pretensión de un grupo de presos de ETA de que las penas cumplidas en Francia se dedujeran de sus condenas en los tribunales españoles, el mismo tribunal da la razón a la reclamación de falta de imparcialidad en el juicio por el caso Bateragune, presentada por el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi. Nadie puede dudar, por tanto, de la imparcialidad del Tribunal de Estrasburgo.

La sentencia del tribunal de garantías del Consejo de Europa supone un serio varapalo a los tribunales españoles que cuentan con varios precedentes. Por ejemplo, las condenas por ausencia de investigación de hasta siete casos de denuncias por torturas, además de la ya conocida sentencia de 2013 que echó por tierra la doctrina Parot, por la aplicación retroactiva de las penas a presos etarras. Llama, por tanto, la atención la actitud de los portavoces del PP que en vez de asumir la sentencia y abrir una reflexión sobre el funcionamiento de nuestras instituciones judiciales atribuya la sentencia a un mal día del Tribunal de Estrasburgo.

En el caso de Arnaldo Otegi la sentencia de la corte europea centra su condena en los prejuicios expresos de la magistrada Angela Murillo sobre el líder abertzale en un juicio anterior a Bateragune, que contaminaron la que debía ser presumible imparcialidad del tribunal. Pero no se pronuncia sobre el contenido de la propia sentencia. De ahí que el Tribunal de Estrasburgo rechace imponer compensaciones al Estado así como cualquier medida en favor de los damnificados: Otegi y sus cuatro compañeros de banquillo. No obstante, a Otegi le queda el premio de consolación de recurrir su inhabilitación, que están estudiando sus abogados, pues ya cumplió su condena de cárcel de seis años.

Aunque el Tribunal de Estrasburgo no se ha pronunciado sobre el contenido de la sentencia que, tras muchas peripecias judiciales, terminó con una condena del Tribunal Supremo de seis años a Otegi en 2012, no está de más referirse a ella. Fue una sentencia muy polémica en los propios tribunales españoles. En el Tribunal Supremo se zanjó por un 3 a 2 a favor de condenar a Otegi y en el Tribunal Constitucional, en 2014, por un 7 a 5. Otegi fue condenado por reorganizar la izquierda abertzale siguiendo instrucciones de ETA. Pero una parte importante de los magistrados no lo compartían, como la totalidad del abanico político del País Vasco, a excepción del PP.

En clave política, en aquellos momentos y, sobre todo, tras el atentado de ETA en la T-4 de Barajas, de 2006, Otegi, aunque es cierto que nunca ha condenado el terrorismo ni siquiera ahora, trabajaba por crear una corriente de opinión en la izquierda abertzale para que la banda terrorista cesara. Otegi lo expresó reiteradamente en el mismo juicio y, finalmente, la historia ha demostrado que fue así.

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