Iglesias cuestiona que Errejón siga como ‘número dos’ si lleva su pulso hasta el final

Su puesto de portavoz parlamentario no está puesto en cuestión

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en la reunión del Consejo Ciudadano. En vídeo: Pablo Iglesias, el pasado sábado.Vídeo: Paco Campos / Atlas

El camino adoptado por Íñigo Errejón como líder de la corriente crítica con Pablo Iglesias tendrá consecuencias en sus responsabilidades internas tras el congreso de Podemos, más aún si lleva su pulso hasta el final. Mientras los Anticapitalistas promueven abiertamente su relevo como número dos del partido, el entorno de Iglesias cuestiona que Errejón pueda seguir asumiendo el cargo de secretario político, una función esencial y estratégica, una vez se ha erigido como representante de una corriente crítica con el líder

La reunión en el despacho de Iglesias en la sede de Podemos del sábado fue la constatación de que el partido se ha dividido oficialmente en dos: los afines al líder y los de su número dos. Ambos dirigentes se reunieron a solas para pactar la composición del equipo técnico que organizará el segundo congreso del partido, en el que acordaron situar a igual número de partidarios: tres pablistas, tres errejonistas y un anticapitalista, la tercera familia. Errejón, quien durante mucho tiempo fue l...

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La reunión en el despacho de Iglesias en la sede de Podemos del sábado fue la constatación de que el partido se ha dividido oficialmente en dos: los afines al líder y los de su número dos. Ambos dirigentes se reunieron a solas para pactar la composición del equipo técnico que organizará el segundo congreso del partido, en el que acordaron situar a igual número de partidarios: tres pablistas, tres errejonistas y un anticapitalista, la tercera familia. Errejón, quien durante mucho tiempo fue la mano derecha de Iglesias, se reunió con el secretario general en calidad de representante de un sector diferenciado. Una situación insólita en el partido.

En el entorno de Iglesias destacan que el camino elegido por Errejón ha sido el de liderar una corriente crítica, aunque haya asegurado que renuncia a disputar el liderazgo. Y esta primera confrontación, la del reglamento del congreso, que se dirime en una consulta a las bases en la que Errejón firma una propuesta frente a Iglesias, ya ha ido mucho más lejos de lo que esperaban. El número dos ha estado dispuesto a ir solo, con sus afines, frente a Iglesias y el resto del núcleo de la dirección: Pablo Echenique, secretario de Organización; Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Social, e Irene Montero, jefa de gabinete del líder y coportavoz parlamentaria. Este gesto de Errejón ha sido clave. “No puede haber un número dos que constantemente matice al número uno, sino que el número dos tiene que fortalecer al uno”, aseguran en el entorno de Iglesias.

La decisión de Errejón tendrá consecuencias en sus responsabilidades internas. Primero porque Iglesias ya ha manifestado su intención de repartir más el poder. “Esto de los números nos hace mucho daño en Podemos. Creo que tenemos que salir de Vistalegre 2 con una lógica más colegiada. La gente tiene que sentir que tiene varios portavoces y olvidarse de algo que nos hace mucho daño”, dijo el pasado viernes en La Sexta. La dirección estudia una remodelación de las secretarías, que podría llevar incluso a que desapareciera la de política, y tiene claro que habrá una descentralización del poder.

Coherencia necesaria

Pero también porque la reflexión en el entorno de Iglesias, de la que es consciente Errejón, es que carece de sentido que quien pilota el área que desarrolla la línea política del partido y los argumentarios, mantenga tal nivel de discrepancia con el secretario general. Se trata de una función tan relevante que requiere una coherencia estratégica, destacan. Más aún si Errejón lleva el pulso interno hasta el final. Es decir, si el portavoz parlamentario presenta una lista alternativa a la de Iglesias a la dirección o una propuesta política y organizativa diferenciada, algo que aún es una incógnita.

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La dinámica, a día de hoy, es que la confrontación se mantenga. En ese escenario, si Errejón y los suyos ganaran en el congreso, pero Iglesias fuera revalidado como secretario general (el cargo se elige en una votación separada), estaría obligado de facto a marcharse.

Pese a todo, Iglesias no pretende dejar de contar con Errejón en primera línea, porque su intención es que todo el mundo quepa en su proyecto y nadie duda de que mantendrá la portavocía parlamentaria, en la que se considera que hace muy buen trabajo. Las consecuencias de su pulso no se conocerán hasta el congreso.

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