Análisis

Cambio de paradigma

Iñigo Urkullu, en el Parlamento vasco. L. Rico

El lehendakari, Iñigo Urkullu, desveló en su debate de investidura que en 2014 el entonces líder de Sortu, Asier Arraiz, le animó a liderar el movimiento soberanista en Euskadi y convertirse en un Artur Mas. Urkullu lo rechazó y acertó al vaticinar que su homólogo catalán fracasaría. La anécdota del lehendakari no solo era una réplica a Sortu. También al PP, pues el exministro Alfonso Alonso, en su estreno en el Parlamento vasco, acusó al nuevo Gobierno PNV-PSE nada menos que de pretender “la independencia a fuego lento”, en línea con lo escuchado estos días a demasiados tertulianos en medios ...

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, desveló en su debate de investidura que en 2014 el entonces líder de Sortu, Asier Arraiz, le animó a liderar el movimiento soberanista en Euskadi y convertirse en un Artur Mas. Urkullu lo rechazó y acertó al vaticinar que su homólogo catalán fracasaría. La anécdota del lehendakari no solo era una réplica a Sortu. También al PP, pues el exministro Alfonso Alonso, en su estreno en el Parlamento vasco, acusó al nuevo Gobierno PNV-PSE nada menos que de pretender “la independencia a fuego lento”, en línea con lo escuchado estos días a demasiados tertulianos en medios nacionales.

La desinformación ha sido tal que Urkullu ha conversado con el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, para redoblar el esfuerzo de la líder del PSE, Idoia Mendia, por despejar recelos sobre el pacto PNV-PSE. A su vez, Alonso cambió su discurso tras escuchar a Urkullu comprometerse con la renovación del Estatuto de 1979 por procedimientos legales, integrando a nacionalistas y no nacionalistas, y constatar que su prioridad es el empleo, protagonista del debate. De modo que, en una posterior intervención, el portavoz del PP abandonó la sobreactuación y ofreció su colaboración al Gobierno PNV-PSE.

El nuevo Gobierno vasco no tiene mayoría absoluta. Pero su estabilidad está bastante más asegurada que la de Mariano Rajoy. Solo le falta un escaño y es muy difícil que coincidan en un bloque de rechazo el PP, Bildu y Podemos. Pero, además, todos los partidos le ofrecen colaboración.

El PP pone una condición fácil al Gobierno PNV-PSE: que huya de aventuras soberanistas. Además, Rajoy está interesado en ese acercamiento al pretender el apoyo del PNV para sumar mayorías en el Congreso, por ejemplo para aprobar los Presupuestos. Podemos y Bildu ofrecen al nuevo Ejecutivo vasco pactar las políticas sociales y abordar conjuntamente la consolidación del final de ETA.

La fricción entre PNV y PSE provendrá de la reforma del Estatuto, pues Bildu tratará de descolocar a los peneuvistas con propuestas soberanistas. Pero Bildu no lo tiene fácil porque, tras el fin del terrorismo, la sociedad vasca prioriza las preocupaciones socio-económicas sobre las identitarias. El debate de investidura fue testigo de cómo Bildu y Podemos no compitieron por el derecho a decidir sino por el liderazgo social. Y si en algo insistieron Urkullu y Mendia fue en que el principal objetivo de la legislatura es que el paro baje del 10% y que la reforma del autogobierno esté al servicio del Estado de bienestar. En Euskadi hoy se compite en liderazgo social, no en identidad, y el nuevo Gobierno vasco pretende ser la expresión del cambio de paradigma. Otra referencia útil para Cataluña.

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