El final de ETA

Primera condena firme para la ‘etarra de México’ Itziar Alberdi

La terrorista y su esposo, Juan Jesús Narváez Goñi, fueron detenidos en Puerto Vallarta en febrero de 2014

La miembro de ETA Itziar Alberdi, detenida en febrero de 2014 en Puerto Vallarta (México) junto a su esposo, el también etarra Juan Jesús Narváez Goñi, ha recibido su primera condena firme tras dos absoluciones anteriores. La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado íntegramente la condena a la pareja a 296 años de prisión por asesinar con un paquete bomba a dos artificieros de la Policía el 11 de junio de 1991 en Madrid. El alto tribunal considera que la Audiencia realizó “inferencias plenamente racionales” para condenar a ambos miembros de la pareja, que permaneció escondida durante 22 años en México, país donde formaron una familia.

Narváez Goñi y Alberdi en la Audiencia Nacional en 2015.Javier Lizón (EFE)

Narváez Goñi y Alberdi huyeron a América tras la desarticulación del comando itinerante Ekaitz, dirigido por el ahora arrepentido Joseba Urrusolo Sistiaga, en libertad desde hace dos meses tras cumplir sus condenas.

El paquete bomba, enviado desde Toledo a un constructor madrileño que participaba en la autovía de Leizaran, estalló en las oficinas de la empresa de transportes Servitrans de Madrid después de que el destinatario no fuera encontrado por el mensajero al haber cambiado de domicilio. El remit...

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Narváez Goñi y Alberdi huyeron a América tras la desarticulación del comando itinerante Ekaitz, dirigido por el ahora arrepentido Joseba Urrusolo Sistiaga, en libertad desde hace dos meses tras cumplir sus condenas.

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El paquete bomba, enviado desde Toledo a un constructor madrileño que participaba en la autovía de Leizaran, estalló en las oficinas de la empresa de transportes Servitrans de Madrid después de que el destinatario no fuera encontrado por el mensajero al haber cambiado de domicilio. El remitente que figuraba en el paquete, un tal “Prom. L. E y Zaran”, llamó la atención de los empleados de la mensajería, que comprobaron que era una dirección falsa y avisaron a la policía.

Un equipo de desactivación de explosivos acudió a las oficinas. Instantes después de introducir el paquete bomba en su furgoneta, los tres kilos de amonal que contenía explotaron. Los policías Andrés Muñoz Pérez y Valentín Martín Sánchez murieron en el acto. Otros seis agentes resultaron heridos, al igual que dos empleados de Servitrans y un empleado de una empresa de cerrajería cercana.

El Tribunal Supremo da por buenos los indicios –no había pruebas directas- que sirvieron para condenar a ambos terroristas. En el caso de Alberdi, su condena se basa en una nota manuscrita por ella hallada en marzo de 1992 en un piso franco del comando en Valencia. En ella la terrorista había realizado una lista de siete empresas de mensajería. La primera de ellas era Servitrans Toledo, con su teléfono, horario de atención y un dato más: “Tarda 1 día a Madrid”.

Para la Audiencia Nacional, esta última anotación resultó clave a la hora de condenar a Alberdi. La terrorista fue absuelta el pasado octubre por el Tribunal Supremo por una acción similar –el envío de un paquete bomba por mensajero desde Valladolid que acabó matando a tres policías en Madrid el mismo mes de junio de 1991–. En aquel caso, también había una nota manuscrita de Alberdi con el nombre de una empresa de transporte, pero se mencionaba Sevilla, y no Madrid, como destino del paquete.

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En este caso coincidía la ciudad anotada por Alberdi y los lugares de salida del envío y de la explosión mortal. “La alegación [de la defensa de Alberdi] de que la lista de empresas de transporte pudo realizarse por finalidades domésticas o que pudo venir motivada por otra finalidad diferente del envío del explosivo, es una construcción que no resulta fundadamente atendible por el mero hecho de resultar materialmente factible”, señala el Supremo.

Alberdi y Narváez Goñi fueron absueltos también del asesinato del catedrático de Derecho de la Universidad de Valencia Manuel Broseta, cuando salía de dar clase el 15 de enero de 1992. El hombre, tras su detención y entrega a España, ya tiene otra condena firme por el asesinato a bocajarro de dos policías nacionales en Barcelona en diciembre de 1991.Sin embargo, la mujer no contaba con ninguna condena. La sentencia del Supremo lo que le supondría pasar los próximos 30 años en la cárcel.

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