Dolor y rabia en el funeral de Alicia, la niña arrojada por la ventana en Vitoria

El informe forense preliminar descarta que la menor sufriera una agresión física

A la izquierda, el padre de la niña, este viernes, en Hontoria del Pinar (Burgos).Ricardo Ordóñez

Dolor, mucho dolor y rabia, a veces incontenible. Varios cientos de personas han acompañado este viernes a los familiares de Alicia, la niña de 17 meses que fue arrojada por una ventana el pasado lunes en Vitoria, en el último adiós a la pequeña, en la iglesia de Hontoria del Pinar (Burgos), donde poco después de las 13.00 ha sido enterrada. Eran varios centenares en una iglesia a rebosar, pero decenas de miles más en Vitoria, en Burgos y en Río de Janeiro, la ciudad de origen de la m...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dolor, mucho dolor y rabia, a veces incontenible. Varios cientos de personas han acompañado este viernes a los familiares de Alicia, la niña de 17 meses que fue arrojada por una ventana el pasado lunes en Vitoria, en el último adiós a la pequeña, en la iglesia de Hontoria del Pinar (Burgos), donde poco después de las 13.00 ha sido enterrada. Eran varios centenares en una iglesia a rebosar, pero decenas de miles más en Vitoria, en Burgos y en Río de Janeiro, la ciudad de origen de la madre y abuela de la pequeña, donde la noticia del suceso ha conmocionado a sus vecinos.

Más información

En medio del funeral se han conocido los detalles del informe de la autopsia. El texto indica que la menor murió el pasado martes por una hemorragia cerebral, día y medio después de sufrir el doble impacto contra el cristal de la ventana —que se encontraba cerrada cuando fue lanzada— y contra el suelo de la calle. El análisis descarta que la pequeña sufriera una agresión sexual con penetración, aunque no precisa si hubo algún tipo de tocamiento, como aseguró la madre de la niña.

Alicia fue arrojada desde un primer piso en la calle Libertad de Vitoria, según relató su madre, Gabriela, que sigue hospitalizada en Bilbao, recuperándose aún de las heridas provocadas en el cuerpo con cristales —y, al parecer, también con una navaja o un cuchillo— por parte de Daniel Montaño. La mujer declaró que la noche del crimen descubrió a este músico sevillano de 30 años intentando abusar de la niña. Montaño está en la cárcel alavesa de Zaballa, en régimen de aislamiento.

El informe forense preliminar sostiene que no hubo agresión física: no hallaron desgarros ni restos biológicos, pero no por eso están descartados los abusos o tocamientos. El fiscal jefe de Álava ha asegurado este viernes, en Radio Vitoria, que aún esperan los resultados de varias diligencias. "Puede haber abusos sin un rastro forense", ha asegurado uno de los investigadores que trabaja con esa tesis.

El padre de la niña

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El funeral de Alicia ha sido un ejercicio de contención emocional que se ha desbordado después en el cementerio. El padre del bebé fallecido, un joven de San Leonardo con el que la madre había regularizado recientemente el régimen de visitas de la niña, ha perdido el control en un momento y ha lanzado un grito de dolor en plena ceremonia.

Muchas de las personas comentaban minutos antes de comenzar el funeral lo incomprensible y lo duro de la situación. "Se trata de una niña que hasta el domingo correteaba entre nosotros", ha recordado el párroco. El alcalde de Hontoria, Francisco Javier Mateo, ha compartido con el de Vitoria, Gorka Urtaran, y con la subdelegada del Gobierno de Burgos, José María Arribas, el dolor de la familia.

"Qué decir de los abuelos, cuánto la vais a extrañar, se ha marchado vuestro ángel", ha leído un portavoz de la familia. "Espero que otro ángel nos enseñe a vivir con esta profunda herida a todos. Sin colores ni razas ni fronteras, lucharemos por una sociedad donde solo haya paz y con un lema muy alto. Por favor, ni una mujer más. Alicia, tú ya eres en el firmamento una estrella más".

En la iglesia lloraban por igual el numeroso colectivo de nativos de Hontoria, San Leonardo o Burgos y el de brasileños, conocidos de la familia de Gabriela. Después de varios años, volvieron a coincidir Pedro Luis Peñaranda, el "pastor", como le conocen en la zona, con la mujer a la que ayudó a rehacer su vida y con la que tuvo una hija, Juliana. A Gabriela le dio su apellido y la aceptó como a una hija más, aunque tiene otro padre. "Pedro Luis es muy buena gente, todos ellos los son, no se merecen esto, nadie se lo merece. Es un drama difícil de superar", ha dicho el alcalde de Hontoria del Pinar, Francisco Javier Mateo Olalla.

Sobre la firma

Archivado En