Los nuevos alcaldes rechazan el uso electoralista de su labor por Podemos

Los representantes de Madrid, Compostela o Cádiz recuerdan que su gestión es fruto de coaliciones y que no puede ser empleada como "carta de presentación" por Iglesias en las generales

Ada Colau, se reune en Barcelona con ocho alcaldes. A la izquierda, Pedro Santisteve (Zaragoza), Colau (Bareclona), Xulio Ferreiro ( A Coruña) y José María González (Cádiz). A la izquierda: Joseba Asiron (Pamplona), Madrid, Manuela Carmena (Madrid), Badalona, Dolors Sabater (Badalona); y Martiño Noriega (Santiago de Compostela). Consuelo Bautista

Los representantes de las coaliciones de izquierdas que ganaron Ayuntamientos tan importantes como los de Madrid, Barcelona, Valencia o Cádiz en las elecciones del 24-M no están dispuestos a que Podemos monopolice los frutos de su gestión en las elecciones generales. La formación de Pablo Iglesias define a esas alcaldías como su “mejor carta de presentación”. Los equipos de Gobierno de esas ciudades, sin embargo, recuerdan que su éxito es fruto de la suma de distintas fuerzas y que Podemos no se presentó con sus siglas a las municipales.

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Los representantes de las coaliciones de izquierdas que ganaron Ayuntamientos tan importantes como los de Madrid, Barcelona, Valencia o Cádiz en las elecciones del 24-M no están dispuestos a que Podemos monopolice los frutos de su gestión en las elecciones generales. La formación de Pablo Iglesias define a esas alcaldías como su “mejor carta de presentación”. Los equipos de Gobierno de esas ciudades, sin embargo, recuerdan que su éxito es fruto de la suma de distintas fuerzas y que Podemos no se presentó con sus siglas a las municipales.

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 “Que haya alcaldías del cambio político en Madrid, en Cádiz, en Barcelona, en Compostela, en Zaragoza o en A Coruña es una muy buena carta de presentación”, argumentó a finales de agosto Íñigo Errejón, número dos de Podemos. “Hasta ahora solo podíamos proponer nuestras razones, nuestras iniciativas”, continuó. “Ahora hay millones de ciudadanos gobernados por alcaldías del cambio que pueden ver que no le quitan a la gente las casas, que toda la campaña del miedo se da de bruces con la realidad”.

Ninguno de los miembros de equipos de Gobierno de esas alcaldías consultados por EL PAÍS se mostró de acuerdo con esa estrategia política de Podemos.

“No es algo que nos podamos arrogar ninguno de los que estamos en estos procesos de cambio. La seña de identidad es que son amplios, flexibles, que permiten la unidad dentro de la diversidad”, argumentó Mauricio Valiente, un histórico de IU que ahora es concejal de Ahora Madrid en la capital, donde la alcaldesa, Manuela Carmena, insiste en que ella no es de Podemos. “Es un cambio profundo y tranquilo. No lo puede acaparar ninguna formación”.

No es una opinión aislada. Los gobiernos municipales que han cambiado el mapa político de España ganando para la izquierda algunas de las ciudades más importantes reivindican su espíritu transversal y señalan como base de su éxito la capacidad de poner de acuerdo a fuerzas distintas.

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“Nosotros no estamos en esos discursos. El Ayuntamiento no está en la campaña de las generales”, dijo un miembro del equipo de Gobierno de la alcaldía de Cádiz, donde José María González Santos (Cádiz sí se puede) empuña el bastón de mando. La misma tesis fue defendida, por ejemplo, desde el Ayuntamiento de Santiago, gobernado por Martiño Noriega (Compostela Aberta): “Aquí no hay ni un solo concejal de Podemos. La tarjeta de visita es de la unidad popular, todos deberíamos reflexionar sobre eso”. Igual de contundente fue un portavoz del Ayuntamiento de Valencia, gobernado por Joan Ribó gracias a un tripartito: “A pesar de que hay puntos de conexión, el Ayuntamiento está gobernado por Compromís, que es una coalición en sí misma, no por Podemos. Patrimonializar el trabajo que hacemos es complicado, y no es una acusación. Es difícil que alguien se arrogue unas políticas cuando quien las coordina es Compromís”.

Políticas sociales

Un estudio de las primeras medidas adoptadas por esos alcaldes revela que han puesto el acento en políticas sociales: lucha contra los desahucios, ayudas para el material escolar, becas comedor... Un trabajo que coincide con el de Podemos y que el partido quiere aprovechar para las generales. Mientras negocia alianzas territoriales con IU, las mareas gallegas o Compromís en Valencia, el partido de Iglesias afina su estrategia para desbordar al bipartidismo.

“Hacemos bandera de que lo primero que hacen las alcaldías del cambio es atajar una dinámica de connivencia con cuatro empresas que se estaban llevando todos los contratos públicos, o bajarse del coche oficial”, argumentó Sergio Pascual, secretario de Organización de Podemos. “Tiene que ser una bandera nuestra la lucha radical contra la corrupción y la transparencia. No hay que hacer una activa propaganda en torno a una realidad palmaria. Es paradójico tener que decir que se vive con normalidad [en esas ciudades]”, lamentó sobre las negras predicciones hechas por los principales partidos en el caso de que gobierne Podemos. “En democracia hay derecho a cambiar de Gobierno”.

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