Análisis

La renuncia “en diferido”

El PP de Madrid es un volcán en erupción que amenaza contaminar sus campañas del 24-M

Esperanza Aguirre asegura que no ha habido ningún malentendido. Que María Dolores de Cospedal le informó el pasado viernes, día 6 de marzo, de que al ser nombrada candidata a la alcaldía debía dejar inmediatamente su puesto de presidenta del PP de Madrid. Y que por esta razón ella salió al cruce con su amenaza de no ser candidata si pretendían hacerle las listas y el programa. En otros términos, presenta la...

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Esperanza Aguirre asegura que no ha habido ningún malentendido. Que María Dolores de Cospedal le informó el pasado viernes, día 6 de marzo, de que al ser nombrada candidata a la alcaldía debía dejar inmediatamente su puesto de presidenta del PP de Madrid. Y que por esta razón ella salió al cruce con su amenaza de no ser candidata si pretendían hacerle las listas y el programa. En otros términos, presenta la marcha atrás de Rajoy-Cospedal como una victoria.

En esta versión, lo que habría pactado María Dolores de Cospedal con Esperanza Aguirre es la renuncia en diferido de la candidata, un método que aplicado en su día a Luis Bárcenas, ya lleva la marca de la casa de la secretaria general del PP.

Pero en caso de que sea así o de que se tratase de un malentendido, el estado de negación del presidente del Gobierno es sublime. Porque asegurar que “no hay ningún lío”, como ha dicho Rajoy, es ocultar que líos, más incluso que las meigas, haberlos haylos.

Y la verdad es que cualquiera de las dos alternativas revela que el PP es un volcán en erupción.

La idea que Esperanza Aguirre explota es la de una candidata que se ha impuesto al círculo de Rajoy, por quien ella, mira por dónde, ha negado “poner la mano en el fuego”. Y la de que, incluso, ha logrado deshacer una maniobra de último minuto para convertirla en un “monigote”. Busca difuminar con esta presentación atrevida que su nombramiento ha sido un dedazo, como lo ha sido, y explicarlo en todo caso como un “dedazo forzado”.

Problema: que sin poner la mano en el fuego por Ignacio González, la candidata a la Alcaldía ha defendido, aunque, eso sí, tras imponerse varios días de silencio, para la presidencia de la Comunidad de Madrid a su antiguo número dos. Ha dicho que lo hacía porque era un candidato “intachable”.

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Y, claro, cuando escuchas la grabación de una escena que ya quisiera Santiago Segura para Torrente, en la cafetería La Mallorquina en la Puerta del Sol, entre González y los comisarios Enrique García-Castaño y José Villarejo, el adjetivo intachable es el último que se te podría ocurrir.

Cuando menos, la versión que González ha ofrecido hasta ahora se da de bruces con la conversación sobre el ático de Estepona. Él ha acusado a los policías de querer chantajearle cuando la realidad del diálogo indica lo contrario: confía en que le ayudarán a que el tema de la sociedad off shore de Delaware, titular del ático que él alquilaba, no saliera a la luz.

Igualmente, la conversación grabada al empresario y presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, amigo de González, parece salida de La Llave de Cristal, una de las mejores novelas de Dashiell Hammett sobre la corrupción municipal en una ciudad próxima a Nueva York, en 1930, cuando fue publicada en la revista Black Mask. El ático de González ocupa el lugar de un asesinato en la recta final de unas elecciones.

En pocas horas, el ático y González muestran que su decapitación como candidato a la presidencia de la CAM no borrará el asunto de la campaña de las elecciones municipales y autonómicas del 24-M. Porque González tiene hasta el mes de junio en la presidencia.

¿Podrá terminar su mandato y entregar la llave de la CAM a su sucesor o sucesora? La dificultad de la situación es tal que su número dos, Salvador Victoria, también está sufriendo salpicaduras de la Operación Púnica.

Las historias de la corrupción —esa larga procesión que va minando al PP de Madrid— están pasando factura. Y amenazan con contaminar todas las campañas del PP, empezando por la del 22-M en Andalucía.

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