La furgoneta de los terroristas

Otra de las mentiras apuntaba a un complot policial para generar pruebas falsas

La Renault Kangoo, en el garaje de los Tedax.

Igual que con la mochila de El Pozo, otro de los bulos divulgados por El Mundo se basó en la aparición, por arte de magia, de unos detonadores que condujeron a los asesinos en la furgoneta Renault Kangoo robada en la que se desplazaron los terroristas hasta Alcalá de Henares.

Según el diario,  Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de los Tedax, declaró ante la Comisión Parlamentaria, que examinó la Kangoo "...

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Igual que con la mochila de El Pozo, otro de los bulos divulgados por El Mundo se basó en la aparición, por arte de magia, de unos detonadores que condujeron a los asesinos en la furgoneta Renault Kangoo robada en la que se desplazaron los terroristas hasta Alcalá de Henares.

Según el diario,  Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de los Tedax, declaró ante la Comisión Parlamentaria, que examinó la Kangoo "tres minutos" después de su llegada a Canillas y que lo único que vio fue la bolsa con los detonadores bajo el asiento del copiloto, nada más. Pero el vehículo llevaba 61 objetos del propietario del coche robado.

Estos dos aspectos, aparentemente contradictorios, llevaron a deslizar la sospecha de que alguien habría podido introducir elementos que no estaban, lo que invalidaría la prueba. La sentencia explica que la furgoneta “sólo tiene cristales en las dos puertas delanteras y en el parabrisas, estando cegadas las ventanas traseras y ambos laterales”, por lo que una inspección ocular pudo pasar por alto los objetos. “Las más de 60 evidencias que se encuentran son papeles, cartas, pequeños objetos como linternas, prendas menores, etc. que, desde luego, no contradicen siquiera la genérica y usual acepción que en el lenguaje ordinario significa que una furgoneta está vacía”.

Un funcionario de la Brigada Provincial de Información de Madrid perteneciente al grupo especializado en ETA explicó además que no encontró evidencias “propias de los delitos cometidos por los terroristas vascos, como son signos de forzamiento en las cerraduras, trampas explosivas o matrículas distintas de las legítimas pero correspondientes a un vehículo de la misma marca y modelo, lo que en argot se denomina “matrículas dobladas”.

A preguntas de la defensa de Zougam y Ghalyoun añadió este funcionario que vio “diversos objetos dentro de la furgoneta, pero que no eran significativos, por lo que no les prestó mayor atención”. Nadie vio nada porque los objetos no llamaban la atención. Sobre los detonadores, eran idénticos a los que se encontraron en la calle de Martín Gaite de Leganés, al que llevaba el artefacto desactivado en el parque Azorín de Madrid y a los hallados en la finca de Chinchón usada por la célula terrorista.

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