Margallo califica de “corporativas” las críticas a la Ley de Acción Exterior

El punto más polémico de la reforma es el que atribuye al embajador la “dirección y coordinación” de agregados y consejeros

García-Margallo, durante su intervención hoy en el Foro Nueva Economía. J. J. Guillén (EFE)

El responsable de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha reconocido esta mañana que las negociaciones que su departamento mantiene con otros ministerios para sacar adelante el proyecto de ley de Acción Exterior y del Servicio Exterior “no están siendo en absoluto sencillas”. En un desayuno organizado por el foro Nueva Economía, Margallo ha admitido que ignora si su proyecto estrella, que reforma pro...

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El responsable de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha reconocido esta mañana que las negociaciones que su departamento mantiene con otros ministerios para sacar adelante el proyecto de ley de Acción Exterior y del Servicio Exterior “no están siendo en absoluto sencillas”. En un desayuno organizado por el foro Nueva Economía, Margallo ha admitido que ignora si su proyecto estrella, que reforma profundamente la diplomacia española, será aprobado antes de fin de año por el Gobierno, pero ha añadido que la mayoría de las observaciones que le han planteado otros ministerios “tienen carácter corporativo” y no afectan a “la esencia de la ley”.

Aunque no ha querido entrar en detalles, el punto del borrador que ha despertado más recelos es el que atribuye al embajador la “dirección y coordinación” de todos los agregados y consejeros (comercial, laboral, militar, etc), a los que hace depender “orgánicamente” del primero, aunque “funcionalmente” lo hagan de su departamento de origen.

El ministro ha subrayado que el objetivo de la ley es “unificar la acción exterior” del Estado, para que no se difumine entre los distintos agentes e instituciones que operan fuera de España; y ha citado como novedades la integración de diplomáticos españoles en delegaciones de la UE, “donde no se justifique una presencia autónoma española”, y la invitación a las comunidades autónomas para que su personal se incorpore a las embajadas. También ha mencionado la formación continua de los diplomáticos y la prioridad de la “diplomacia económica” como ejes del proyecto y ha ironizado con el riesgo de que, como sucedió a sus antecesores cuando intentaron abordar esta reforma, él mismo acabe por “perecer e magma de competencias de unos cuerpos y otros”.

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