La autovía que impulsó Matas en Ibiza, cortada tres veces por la lluvia

Las continuas protestas contra esa obra impulsaron el cambio político en Baleares en 2007 En distintas zonas las riadas no tienen salida y las calzadas desaparecen bajo el agua

Efectivos de los antidisturbios de la Guardia Civil protegen en 2006 las obras de la autovía ante las protestas.VICENT MARÍ

La autovía Ibiza-aeropuerto, de apenas siete kilómetros, está mal construida. La obra pública que mayores protestas populares generó en décadas en Baleares ha estado cortada a la circulación en tres ocasiones a lo largo de este mes de noviembre, a causa de las inundaciones causadas por las lluvias caídas. La movilización contra la construcción -con muchas cargas policiales y causas judiciales- impulsó un movimiento que cambió el signo políti...

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La autovía Ibiza-aeropuerto, de apenas siete kilómetros, está mal construida. La obra pública que mayores protestas populares generó en décadas en Baleares ha estado cortada a la circulación en tres ocasiones a lo largo de este mes de noviembre, a causa de las inundaciones causadas por las lluvias caídas. La movilización contra la construcción -con muchas cargas policiales y causas judiciales- impulsó un movimiento que cambió el signo político en Ibiza y Baleares entre 2007 y 2011.

El proyecto se realizó en 2006, con prisas electorales por el Gobierno de Jaume Matas, pese a los informes contrarios de la dirección de recursos hídricos y de impacto ambiental. Dos cuencas hidráulicas naturales quedaron cercenadas y no se ejecutó un plan adecuado de drenajes y desagües. Ahora, en distintas zonas bajas de la gran carretera, la vía más importante de Ibiza, las riadas no tienen salida y las calzadas desaparecen, se convierten en canales profundos de aguas terrosas como estanques.

Los reiterados cierres de la autovía han sucedido en el noviembre más lluvioso en medio siglo en la isla, pero las inundaciones ocurren cuando los chubascos son notables a lo largo del año. El problema está en el mal diseño y ejecución del proyecto, en sus tramos en trinchera y bajo los pasos elevados, sin salidas adecuadas para la evacuación.

Esta obra estrella de Jaume Matas –al igual que el metro de Palma que se inunda y el Palma Arena que disparó su coste- se llevó a cabo pese a las movilizaciones de los vecinos afectados y los grupos ecologistas y progresistas que consideraron desmesurada su magnitud en una isla de 42 kilómetros, de punta a punta.

El destrozo de la casa payesa Ca Na Palleva motivó la creación por el periodista Carlos Garrido y el grupo musical Rock&Press de la banda sonora que salva la memoria de las movilizaciones. Los ecologistas y la izquierda consolidaron el movimiento político Eivissa pel Canvi que, con el PSOE, ganó las elecciones en Ibiza y ayudó a vencer al PP de Matas en Baleares en 2007.

El plan para construir unas balsas que acumulen los caudales de las lluvias antes de su entrada en el asfalto está pendiente de ejecutar desde hace meses. Anteriormente se abrieron canalizaciones en los bordes de la autovía y se intentaron apaños que han resultado inútiles. Esta autovía y la de Ibiza-Sant Antoni -los trayectos suman 22 kilómetros- costarán 225 millones a las arcas públicas en el período de 25 años de concesión a la compañía que cobra una tasa por construcción y mantenimiento.

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Un informe jurídico encargado por el anterior Gobierno del PSOE con los nacionalistas de Baleares señaló posibles indicios de delito en el proceso de la obra, y cuestiona por muy caro el precio del peaje. El actual Gobierno del PP logró un dictamen favorable de su Abogacía.

En los juzgados se han dirimido pleitos por expropiaciones, detenciones de manifestantes, denuncias de estos contra mandos policiales y queda por juzgar a dos excargos del PP y a un empresario por supuesto delito de atentado contra el patrimonio por destrozos de restos arqueológicos en las obras de excavación.

El empresario Abel Matutes pleitea contra las concesionarias y el Gobierno reclamando la retirada de miles de toneladas de tierras extraídas del trazado que acumularon en sus fincas. Matutes planeó un polémico golf en la zona de Platja d'en Bossa, paralizado por la izquierda pero que el PP impulsará con su nueva política turística.

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