Rubalcaba implora a los suyos para que convenzan a los desencantados

El aspirante cierra la campaña en Fuenlabrada, una especie de aldea gala socialista "Salid a la calle, coged el teléfono, hablad con los abstencionistas y convencedles..."

Rubalcaba, durante el mitin de Fuenlabrada.DANI POZO (AFP)

Ningún candidato socialista había tenido en los últimos años una campaña tan cuesta arriba como la que poco antes de la medianoche ha terminado Alfredo Pérez Rubalcaba en un polideportivo de Fuenlabrada, una especie de aldea gala socialista, una de las pocas ciudades madrileñas que el PSOE retuvo tras las municipales de hace seis meses. Salid a la calle, coged el teléfono, hablad con los desencantados, con los abstencionistas y convencedles de que esta es una batalla por el Estado de bienestar, por sus dere...

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Ningún candidato socialista había tenido en los últimos años una campaña tan cuesta arriba como la que poco antes de la medianoche ha terminado Alfredo Pérez Rubalcaba en un polideportivo de Fuenlabrada, una especie de aldea gala socialista, una de las pocas ciudades madrileñas que el PSOE retuvo tras las municipales de hace seis meses. Salid a la calle, coged el teléfono, hablad con los desencantados, con los abstencionistas y convencedles de que esta es una batalla por el Estado de bienestar, por sus derechos y los de sus hijos, ha sido en esencia el mensaje del candidato a los 8.000 afiliados y simpatizantes del PSOE que han llenado el polideportivo.

Los presentes han aplaudido a rabiar a los oradores, a Rubalcaba, a Elena Valenciano, a Tomás Gómez y al alcalde, Manuel Robles. Pero en cuanto ha acabado el acto e iban saliendo, sus caras eran un poema. Eran caras de desánimo absoluto. No es para menos porque llevan dos años viendo cómo las encuestas les dan derrota tras derrota. Rosario, una peluquera de 50 años, explicaba mientras esperaba que empezara el mitin: "Sé que el domingo lloraré. Hay que ser realista". A lo sumo, esta afiliada aspira a evitar que el PP de Mariano Rajoy logre una mayoría absoluta. Las encuestas pronostican el peor resultado en toda la historia del PSOE, 113 escaños (de los 169 actuales) en el mejor de los casos.

Rubalcaba ha llegado extenuado tras hacerse 23.500 kilómetros para llegar a los 41 actos electorales, grandes e íntimos, que ha protagonizado en estos 15 días. Como si fuera un síntoma de la moral del partido, lo primero que les ha dicho a sus simpatizantes es: "No me quedan fuerzas ni para botar". "Justitas para votar el domingo". Y no ha botado. En ese momento, la foto de Mariano Rajoy botando ya estaba en la primera de los periódicos en Internet.

El candidato ha apelado a las mujeres, para que sean madres cuando quieran, a los homosexuales, para que se unan en matrimonio si quieren, a los pensionistas, a los progresistas, a los que ha alertado de que “la derecha quiere usar la crisis como coartada para hacer recortes”… Ha azuzado a Rajoy porque no detalla su programa. “Es poco democrático esconder el programa", ha dicho en referencia, obviamente, a su adversario del PP. Y ha añadido que en esta coyuntura tan penosa, con tanta incertidumbre, es aún peor: "No se puede pretender ser presidente del Gobierno sin explicar lo que se va a hacer".

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