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Atentos a Esteban González Pons

El PP debe decidir qué tipo de partido quiere ser

Hoy sería un espectáculo ver los whatsapps de la familia popular como estamos viendo los de Pedro Sánchez y Ábalos. Los cruces de Feijóo con sus más íntimos sobre Mazón o Ayuso nos darían más de una alegría, pero, a falta de todo ello, nos quedam...

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Hoy sería un espectáculo ver los whatsapps de la familia popular como estamos viendo los de Pedro Sánchez y Ábalos. Los cruces de Feijóo con sus más íntimos sobre Mazón o Ayuso nos darían más de una alegría, pero, a falta de todo ello, nos quedamos con lo público, con lo que vemos, como debe ser. Y en medio de todo el estrépito político surge un gesto que parpadea tímidamente en la noche política como una ilusión, un espejismo de todo lo que podríamos hacer mejor. Vamos a ello.

Esteban González Pons, eurodiputado y portavoz del Partido Popular Europeo, ha recibido y pedido perdón a las víctimas de la dana, marcando el único y primer signo de dignidad que ha tenido el PP hacia esas personas golpeadas no tanto por la meteorología como por la desgracia de un Gobierno frívolo e incompetente, el de Carlos Mazón. Bravo por González Pons, que por cierto es valenciano. También fue el primero de su partido en mojarse sobre Donald Trump, al que calificó de “ogro naranja y macho de una manada de gorilas”, demostrando que no tiene pelos en la lengua. Feijóo le desautorizó, aunque llevara más razón que un santo. Interesantes los posicionamientos de Pons.

Núñez Feijóo ha convocado el congreso del PP y las cartas de la baraja se están mezclando entre quinielas de quién subirá y bajará ―y no es precisamente González Pons sobre el que brillan los focos―, pero el futuro de un partido debería dirimirse, en realidad, en otro eje de coordenadas: el de los principios.

Por ejemplo: las víctimas de la dana han tenido que alejarse a 1.700 kilómetros de casa para ser recibidos por líderes populares porque aún no lo ha hecho el presidente de su propia comunidad, que intenta posar cada vez más lejos de los ciudadanos. Otro ejemplo: el PP está elevando el tono contra la inmigración en varias comunidades para amansar a la fiera de Vox. El último fue el Gobierno de Cantabria, que pidió la repatriación de varios menores que están bajo su tutela sin que medie problema alguno.

¿Quiere Feijóo un PP xenófobo, contagiado por Vox y con la expulsión de Sánchez como única estrategia? ¿Quiere mantener a un presidente autonómico que falló? ¿O quiere un partido moderno, europeo, actualizado, en el que los avances sociales encajen con su modelo liberal? ¿Quiere a Trump o quiere a Merz? Todo esto debe decidirlo ya el primer partido de España. Y no será Francisco Camps, ni con trajes ni sin trajes de regalo, la solución.

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