Pueblos fantasmas

Los lectores escriben sobre la despoblación, la miseria moral de algunos políticos, las víctimas de la dana en Valencia, y los prejuicios asociados a las profesiones creativas

Un hombre camina por una calle de Alaraz, en Salamanca.CARLOS ROSILLO

Tere ya no sale a regar las plantas del balcón; Irati ya no juega en el parque del colegio; José ya no pasea con su vara; Chus ya no reparte pan con su furgoneta, y yo no corro hacia el bus del instituto. Ya no somos los mismos, pienso mientras contemplo el balcón muerto de Tere, cuyas coloridas macetas son ahora la tumba de lo que alguna vez fueron vibrantes geranios. Deambulo por las calles de mi pueblo preguntándome desde cuándo las casas están tan vacías, desde cuándo las persianas están bajadas, desde cuándo no se oficia misa un lunes. Las calles parecen imágenes congeladas en el tiempo; todo sigue igual y nada ha cambiado. Sin embargo, nunca volveremos a ser los mismos. ¿Cuándo la gente se fue y ni me enteré? ¿Cuándo las calles quedaron paralizadas en el tiempo y ni me enteré? ¿Cuándo mi hogar se convirtió en un ataúd de recuerdos de la infancia y ni me enteré? Respiro: jamás volverá a ser lo mismo, jamás volveremos a ser los mismos.

María J Lanas. Murillo el Fruto (Pamplona)

Miseria moral

A golpe de tuits muchos políticos están pidiendo cabezas. De quien sea, para disimular que hacen algo. Exigen enviar a todo el ejército a Valencia porque dicen que el Gobierno no hace nada. Se están enviando miles de militares y todas las ayudas solicitadas por la comunidad autónoma. Llegar allí es una odisea y coordinar eficazmente a todos los efectivos de un día para otro no debe ser tarea fácil. Ante la magnitud de esta catástrofe lo que más sobra son parásitos que se aprovechan de una desgracia así para sacar rédito político en lugar de arrimar el hombro. Me revuelve el estómago y me apena profundamente la ínfima calidad humana de estos políticos que hacen oposición destructiva con un pueblo hasta el cuello de lodo. Afortunadamente, frente a la miseria moral de algunos que viven del voto, el pueblo, como siempre, se levanta.

Nani Escobar Ruiz. Granada

Solo números

La tragedia en Valencia no solo denota la incoherencia política, sino que muestra como los derechos laborales son pisoteados con tantísima facilidad. Nos han convertido en un número más, donde la protección de nuestra propia vida ha pasado a ser algo secundario. Entre la incertidumbre y preocupación generada, todavía queda un espacio para la culpa y el reproche. Sentirte mal por haber priorizado salvarte a cuadrarle las cuentas a alguien, no debería tener cabida en ninguna sociedad.

Miguel Villar Rodríguez. Ourense

Vivir del cuento

A lo largo de mi vida de estudiante, así como de mi vida laboral, se me han acercado a cuestionarme con: “¿No has pensado en cambiar de carrera laboral?”. Incluso me han llegado a preguntar si no preferiría tener un trabajo normal. Quizás son preguntas comunes, pero cuando el entorno sigue insistiendo en ello cuando tienes más de 35 años, estas ya no pasan tan desapercibidas. Con el hecho de querer vivir del cuento, no me refiero al hecho de vivir del ‘’aire‘‘. A veces hay quienes queremos vivir de nuestra creatividad, crear algo propio, sea cuentos infantiles, libros… Quién sabe, quizás algún día nuestras palabras serán más valiosas que los comentarios recibidos hacia nuestra persona.

Paula Porta Meléndez. Barcelona

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