Mark Rutte se va
La imprevista dimisión del primer ministro de Países Bajos abre una nueva era sin candidatos claros al relevo generacional
La retirada de la política del liberal Mark Rutte, primer ministro dimisionario de Países Bajos, ha causado sorpresa entre sus compatriotas y también en el extranjero. Tiene 56 años, llevaba casi 13 en el cargo y 21 en la política activa, y él mismo ha forzado en cierto modo su marcha presionando a los otros tres socios de la coalición de centro derecha que lideraba. Su partido (VVD) quiere limitar la reunificación familiar de los refugia...
La retirada de la política del liberal Mark Rutte, primer ministro dimisionario de Países Bajos, ha causado sorpresa entre sus compatriotas y también en el extranjero. Tiene 56 años, llevaba casi 13 en el cargo y 21 en la política activa, y él mismo ha forzado en cierto modo su marcha presionando a los otros tres socios de la coalición de centro derecha que lideraba. Su partido (VVD) quiere limitar la reunificación familiar de los refugiados de guerra, el capítulo que marca el carácter humanitario del asilo. La exigencia de dos años de espera para otorgar el reencuentro de padres e hijos rompió la alianza gubernamental. Nadie esperaba que el propio Rutte faltase al espíritu pactista que le caracteriza, y mucho menos que luego entonara su adiós año y medio después de haber ganado sus cuartas elecciones consecutivas.
Superado el primer golpe, su marcha destapa un panorama marcado por la falta de confianza ciudadana en la clase política holandesa. Debido a ello, la búsqueda de una nueva generación de candidatos es compleja y afecta a casi todas las formaciones. El atasco es visible en particular en la democracia cristiana, ahora en horas bajas, pero que ha sido decisiva en la política nacional prácticamente desde 1946. Otros nombres tendrán que dar un paso adelante también entre los liberales de izquierda tras la dimisión de su líder, Sigrid Kaag, ministra de Finanzas y viceprimera ministra, por el efecto corrosivo que han tenido en su propia familia las graves amenazas contra ella de la extrema derecha. Por su parte, la socialdemocracia y los verdes de GroenLinks esperan sortear el posible vacío presentando en los próximos comicios de noviembre un frente electoral común. Junto a todos ellos, asoma Caroline van der Plas, el rostro del populismo agrario a la derecha del partido de Rutte. Su formación sube en las encuestas y está por ver si la extrema derecha de Geert Wilders intentará acercarse a ella. En pleno nerviosismo general, Dilan Yesilgöz, actual titular de Justicia, se ha postulado ya como relevo de Rutte al frente de VVD. De origen turco-kurdo, emigró con sus padres a los ocho años, y de ganar los comicios sería la primera vez que una mujer es primera ministra de Países Bajos.
En la despedida, el legado de Mark Rutte brilla menos en su tierra que fuera de ella. Dentro, la discriminación institucional destapada por el escándalo de los subsidios familiares retirados a padres en su mayoría de origen inmigrante le ha perseguido desde 2021. No es el único lastre de su larga carrera, pero enlaza con el freno a las familias de los asilados que le ha llevado a la quiebra. A escala internacional, sin embargo, su habilidad negociadora es reconocida y valorada, en especial en la Unión Europea. Rutte jugaba a políticos y periodistas en su adolescencia, y su dimisión abre una nueva era con la llamada a las urnas más imprevista de los últimos años.