Que viajen en transporte público

Los lectores escriben sobre las carencias de los viajes en tren y autobús, la importancia de cuidar a los menores LGTBI, las oposiciones a profesor, el auge de la extrema derecha y el pacto entre PP y Vox en Extremadura

Varios autobuses en la estación de autobuses de Méndez Álvaro.Jesús Hellín (Europa Press)

Estoy jubilada y no conduzco, así que viajo en tren y autobús. En estos viajes he podido comprobar que los conductores de autobuses interprovinciales son unos héroes capaces de llevarte por carreteras mejores y peores y, además, cobrar el viaje en metálico, con tarjeta o con el móvil, lo que evita tener que recurrir a internet; que si en tu viaje tienes que combinar tren y autobús, ya puedes echarle horas al trayecto; y más te vale llevar bocadillo de casa si no quieres verte obligado a recurrir a bares de estación i...

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Estoy jubilada y no conduzco, así que viajo en tren y autobús. En estos viajes he podido comprobar que los conductores de autobuses interprovinciales son unos héroes capaces de llevarte por carreteras mejores y peores y, además, cobrar el viaje en metálico, con tarjeta o con el móvil, lo que evita tener que recurrir a internet; que si en tu viaje tienes que combinar tren y autobús, ya puedes echarle horas al trayecto; y más te vale llevar bocadillo de casa si no quieres verte obligado a recurrir a bares de estación idénticos, tristes y muchas veces poco limpios. En fin, que cuando hago un viaje de estos, durante el trayecto me acuerdo mucho de los políticos, de todos. Ojalá fuera obligatorio, para estar en el Congreso o el Senado, hacer un largo viaje al mes en transporte público a ser posible con maleta grande, de esas que pesan mucho, y sin merienda de casa. Imprescindible usar los aseos de estaciones de tren y de autobús. Tal vez así, se verían algunas cosas que parecen no verse.

Carmen Sáez Fernández. Cuenca

Orgullo

Paseando al día siguiente por las calles céntricas de Madrid en las que transcurrió la comitiva de la multitudinaria comitiva de decenas de miles de asistentes del día de la fiesta del Orgullo, sobre un banco de piedra, no al azar, leo un cartel que reza lo siguiente: “Soy maestro y tengo infancias y dolencias disidentes, merecen crecer sabiéndose queridos, merecen aulas sin violencia, ¡merecen ser felices!” ¿Qué visionarios en nombre del más rancio y abyecto fundamentalismo integrista se creen con derecho de ningunear y cercenar las ilusiones y el proyecto de vida de aquellas personas que se sienten, trans, gays o lesbianas? Vivamos y dejemos vivir en una sociedad cordial y tolerante, como no podría ser menos en toda democracia que se precie.

Francisco J. Eguibar Padrón. Madrid

Oposiciones

Ahora que todos me dicen “¡Cuántas vacaciones tenéis!” Me gustaría decir que, tras unas oposiciones que valoran si sé datar un texto filológico y no si me preocupa mi alumnado (o si les enseño bien), mi vocación se entierra en la arena, me gustaría decir que de la playa, pero vivo en Madrid siendo manchega. Sé que la vocación volverá a mí —y yo podré volver a ser yo— pero seguiré sin entender este examen absurdo de la educación pública.

Isabel Carmona Hidalgo. Madrid

Entonces y ahora

“Entre Francia y este maldito hombre, tenemos que elegir. Él es el mal. Él es la muerte”. Esta declaración de odio fue proferida en 1939 por un tal Pierre Gaxotte, miembro de Action Française, un partido de una derecha más bien extrema. El hombre maldito era Leon Blum, secretario general del Partido Socialista francés. Demonizar en lugar de proponer políticas. ¿Les suena la música? Todo está inventado.

Francisco Anguita Virella. Madrid

Tener principios

Penosa la intervención de María Guardiola intentando explicar su acuerdo con Vox. Ha preferido el puesto a la digna salida de renunciar al escaño. Me vino a la memoria Groucho Marx: “Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”.

Francisco Molina Duarte. Madrid

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