Palabras a tu yo de 18 años

Ni política, ni variante ómicron, ni crecimiento económico, ni Navidad. La idea de hablar con quienes éramos en el pasado ha arrasado en los perfiles de todo el mundo

Servicio de 'coaching' empresarial para 20 emprendedoras de Huelva, realizado a distancia.DIPUTACIÓN DE HUELVA (Europa Press)

“Te encuentras con tu yo de 18 años. Solo puedes decirle tres palabras. ¿Qué le dirías?” Este ha sido el tuit de la semana en Twitter. Ni política, ni variante ómicron ni crecimiento económico ni Navidad. La idea de hablar con nuestro yo del pasado ha arrasado en los perfiles de todo el mundo y los hilos se han multiplicado con comentarios de solo tres palabras. Sin duda, semejante éxito deja una cosa al descubierto: lo poco que nos gusta hablar con n...

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“Te encuentras con tu yo de 18 años. Solo puedes decirle tres palabras. ¿Qué le dirías?” Este ha sido el tuit de la semana en Twitter. Ni política, ni variante ómicron ni crecimiento económico ni Navidad. La idea de hablar con nuestro yo del pasado ha arrasado en los perfiles de todo el mundo y los hilos se han multiplicado con comentarios de solo tres palabras. Sin duda, semejante éxito deja una cosa al descubierto: lo poco que nos gusta hablar con nuestro yo del presente.

Y como no podemos hablarnos a nosotros mismos, porque el presente es fugaz y confuso, elegimos hablarle al tiempo. Allí es donde todo está claro, lo que has perdido y lo que deseas. Lo que Twitter demuestra es que todos perdimos más o menos las mismas cosas y deseamos algunas parecidas. Lo más bonito sin duda es comprobar cómo todas las conversaciones con nuestro yo del pasado son en realidad conversaciones con nuestro presente.

Algunos tratan de echar un poco de cash en sus bolsillos, seguramente los que gozan de buena salud y cierto alivio amoroso. “Compra acciones Apple”. “Inditex, Apple, Amazon”. “Compra bitcoins temprano”, se dicen. Incluso hay quien se pasa el número de la lotería de sus 18. Otros intentan cuidarse un poco. “Deja el speed”. “No tomes más”. “Deja de fumar”. Como si su yo del pasado fuera el único responsable de las adicciones que arrastran. Es realmente llamativo comprobar cómo hablar con el pasado es una manera de mirarse al espejo del ahora. Así, muchos tuiteros confiesan al joven que fueron errores que quizás aún no se han dicho a sí mismos: “No te cases”. “No hagas carrera”. “No te tatúes”. “No compres, alquila”. “No te divorcies”. “Estudia y fórmate”. “Folla mucho más”. Por supuesto siempre hay quien necesita un abrazo que aún no le han dado y aprovecha la ocasión para rodearse con sus propios mimos. “Repite todo igual”, “No cambies nunca”, “Me gustas mucho”. Algunos tuits rasgan el tiempo de verdad y están cargados de la presencia de aquellos que se fueron para siempre. “Abraza a papá”, dice un tuitero para quien ya es demasiado tarde. El tiempo es quizás la única forma que conocemos de decirnos la verdad. También de darnos otra oportunidad, de conocernos y esperarnos, de resistir. Hay un tuitero a quien le sobra una palabra de las tres que ofrece Twitter. Así que dice: “Dos: Ella volverá”. Y en otro tuit añade: “Y ha tardado 30 años, pero ha vuelto”. La historia de amor de una vida en 60 caracteres. Eso es también el tiempo.

Muy pronto, cuando acabe el año, todos hablaremos a nuestro yo del futuro. Las tres primeras palabras en este caso deberán ser idénticas para todos: “Si sigues ahí…”. Al fin y al cabo, hablar al futuro es solo una forma de asegurarnos que seguiremos vivos. Con todo, este fin de año será distinto a todos porque el tiempo se ha movido de su sitio, por eso Twitter ha empezado a jugar con él. El año 2022 será el primero después del fin del mundo. Dirán que ya hubo otro, pero entonces seguíamos en estado de shock así que este será el primero (consciente) tras el mayor desastre que hemos conocido. Entonces, a media noche, alzaremos nuestras copas, hablaremos con nuestro yo del futuro y brindaremos con tres palabras, solo tres. “Cambia el mundo”, diremos a nuestro yo del futuro. Si Twitter tiene razón y todos vivimos un tiempo parecido y con deudas y anhelos parecidos, apuesto a que esta vez será el deseo de la mayoría.

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