Los tres tenores eran en realidad Montserrat Caballé
En Twitter se asegura que Carmen Mola es el ‘zasca’ definitivo a las feministas, que la testosterona siempre gana
Una cosa son los hechos y otra cosa es Twitter, y esta distancia puede llegar a ser muy grande. Primero, los hechos. Resulta que hay un premio llamado Planeta al que según sus bases podrán presentarse “todos los escritores, mayores de edad, cualquiera que sea su nacionalidad”. De tal condición, se presuponía autores individuales y no pandillas, igual que a un concurso de cantantes no se presenta un coro. Así por ejemplo, los tres tenores no podrían ser nunca Montserrat Caballé, no por tener pene en vez de vulva, sino por practicar otr...
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Una cosa son los hechos y otra cosa es Twitter, y esta distancia puede llegar a ser muy grande. Primero, los hechos. Resulta que hay un premio llamado Planeta al que según sus bases podrán presentarse “todos los escritores, mayores de edad, cualquiera que sea su nacionalidad”. De tal condición, se presuponía autores individuales y no pandillas, igual que a un concurso de cantantes no se presenta un coro. Así por ejemplo, los tres tenores no podrían ser nunca Montserrat Caballé, no por tener pene en vez de vulva, sino por practicar otra disciplina artística, aunque hay que reconocer que este chiste de Twitter es de los buenos.
Pero resulta que un buen día una pandilla de creativos decide unirse para crear la novela negra perfecta. Y además les sale realmente bien, lo que se dice un buen producto, un auténtico bestseller. Lo que pasa es que tienen que esconderse detrás de un nombre, porque el terreno de la creación donde aspiran a competir es individual. Un poco como si a tres runners se les ocurriera correr una maratón dividiéndose los tramos para alcanzar la excelencia. ¿Dónde se esconden tres hombres hechos y derechos antes de hacer algo así? ¿Detrás del nombre de una mujer? Qué va, detrás del cuerpo de su mamá. Así, Carmen Mola era una mujer que vivía con sus tres hijos y hablaba de ellos en las entrevistas. Ellos no necesitaban ocultar su identidad, de ser así se hubieran llamado Los Tres Mosqueteros o Las Grecas. Ellos querían ocultar una trampa al resto de escritoras y escritores, a su competencia.
Sin embargo, los escritores y las escritoras no nos hubiéramos enfadado por algo así, estamos todas y todos acostumbrados a competir con productos y pandillas de creativos y también a que vendan más que nadie. Escritoras y escritores llevamos con deportividad que los equipos de marketing que firman con nombre de youtuber vendan más cada año o que un ratón llamado Gerónimo Stilton sea el autor preferido de los niños. Otra cosa sería que el roedor superventas ganara el mayor premio de literatura infantil de nuestro país descubriendo al abrir la plica que se trataba en realidad de una agencia de publicistas. Perdóname Gerónimo, yo sé que tú eres de verdad un ratón.
Porque ¿qué debemos pensar cuando se concede un premio literario a una pandilla en vez de a un autor? ¿Y si Carmen Mola fuera una inteligencia artificial (apunten la idea para 2022)? Lo que hay que pensar es que el Planeta no está dado, que se descubrió que Carmen Mola eran tres al abrir la plica. Que el jurado se percató justo entonces de que era un bestseller de la competencia y que tras un largo debate, se decidió aceptar el primer premio en equipo de la historia.
Hasta aquí los hechos. Ahora Twitter. Allí Carmen Mola se ha convertido en la polémica del fin de semana, pero no crean que se discute de creación o autoría, tampoco sobre la legitimidad del Planeta. En Twitter se asegura que Carmen Mola es el zasca definitivo a las feministas. Que ahora se ve cómo la testosterona siempre gana y qué risa porque el Instituto de la Mujer había recomendado a Carmen Mola y mira ahora. “Con tres pares de cojones” celebra uno. Que sean tres no es un problema, lo importante es que ganan los tíos. Conviene recordar que ser hombre nunca ha sido un problema para ganar. La innovación es que esta vez sea una trampa.