Cartas al director

Le Carré, el escritor global

Cuando la vida era mucho más sencilla y los caminos de desarrollo personal y nacional más claros, cuando viajar al extranjero era un privilegio, cuando leer era un placer que competía con otros tipos de ocio, cuando todo era local y casero, John le Carré era ya un escritor global. Sus libros eran superventas porque sus fieles no eran una base de iluminados, sino casi toda la población lectora habitual. Le Carré buscaba y encontraba en sus tramas un lugar donde refugiarse viviendo aventuras excitantes más allá de una realidad gris y ordinaria. Los que no lo leían se empapaban de las novelas de ...

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Cuando la vida era mucho más sencilla y los caminos de desarrollo personal y nacional más claros, cuando viajar al extranjero era un privilegio, cuando leer era un placer que competía con otros tipos de ocio, cuando todo era local y casero, John le Carré era ya un escritor global. Sus libros eran superventas porque sus fieles no eran una base de iluminados, sino casi toda la población lectora habitual. Le Carré buscaba y encontraba en sus tramas un lugar donde refugiarse viviendo aventuras excitantes más allá de una realidad gris y ordinaria. Los que no lo leían se empapaban de las novelas de acción en la pantalla grande. Siempre he pensado en lo difícil que resulta a un escritor superar el éxito de su último trabajo, expandir su base de seguidores y reconocer cuando su obra se ha acabado y no caer en la repetición variada de un primer y exitoso trabajo. Le Carré lo conseguía, y nuestra mente se colaba en momentos épicos donde el juego de los espías y de la muerte eran majestuosos paréntesis de una vida añoradamente ordinaria.

Luis Peraza Parga. Bellaire (Texas)

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