Cartas al director

Cuando nuestros mayores acuden a los bancos

Los bancos nos desprecian. Pero sobre todo lo hacen con nuestros mayores. Cada vez les ponen más difícil cualquier trámite cuando acuden a sus oficinas. Es habitual verlos superados. Y perdidos. A ellos les sobra todo este jaleo informático que nada tiene que ver con sus maneras de hacer las cosas. Si desde las propias entidades quisieran, todo les resultaría mucho más simple. Ahora, ya casi nada se lleva a cabo desde un mostrador, todo se deriva a los cajeros o a la banca electrónica. Medios que la inmensa mayoría de nuestros mayores no es capaz de interpretar. Y muy pocas veces encuentran bu...

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Los bancos nos desprecian. Pero sobre todo lo hacen con nuestros mayores. Cada vez les ponen más difícil cualquier trámite cuando acuden a sus oficinas. Es habitual verlos superados. Y perdidos. A ellos les sobra todo este jaleo informático que nada tiene que ver con sus maneras de hacer las cosas. Si desde las propias entidades quisieran, todo les resultaría mucho más simple. Ahora, ya casi nada se lleva a cabo desde un mostrador, todo se deriva a los cajeros o a la banca electrónica. Medios que la inmensa mayoría de nuestros mayores no es capaz de interpretar. Y muy pocas veces encuentran buena disposición y un mínimo de empatía por parte de los trabajadores de la entidad. Pero está claro que a los bancos de este país nuestros mayores solo les interesan para hacer negocio con el dinero de sus pensiones. Un dinero que cada fin de mes llena, aún más, sus abarrotadas arcas.

Manuel I. Nanín. O Carballiño (Ourense)

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