Columna

Juan Carlos busca su sitio

Por edad, el rey emérito será de los primeros en poder ponerse la vacuna, si no se la ha puesto. Pero el virus que inoculó en su Casa no tiene cura

La familia real celebra la Pascua en Mallorca en 2012.CORDON PRESS

Como tantos coetáneos, yo también tengo una foto con el rey Juan Carlos. Durante los años dorados de su reinado, era tal su omnipresencia recibiendo honores y otorgándolos que no eras nadie si no tenías ocasión de coincidir con él en algún fasto. La mía fue en noviembre de 1989. Inauguraban Juan Carlos y Sofía los estudios de la SER en la Gran Vía, avanzando a paso de tortuga entre gerifaltes, mientras esta principiante esperaba el real advenimiento apostada en su puesto de trabajo. En estas, sonó el teléfono y, una, periodista de raza, fue a cogerlo justo en el instante en que el monarca le o...

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Como tantos coetáneos, yo también tengo una foto con el rey Juan Carlos. Durante los años dorados de su reinado, era tal su omnipresencia recibiendo honores y otorgándolos que no eras nadie si no tenías ocasión de coincidir con él en algún fasto. La mía fue en noviembre de 1989. Inauguraban Juan Carlos y Sofía los estudios de la SER en la Gran Vía, avanzando a paso de tortuga entre gerifaltes, mientras esta principiante esperaba el real advenimiento apostada en su puesto de trabajo. En estas, sonó el teléfono y, una, periodista de raza, fue a cogerlo justo en el instante en que el monarca le ofrecía la diestra. Así aparezco en el consabido retrato de Dalda, el fotógrafo aúlico que inmortalizaba tales encuentros y luego los pasaba al cobro del plebeyo: estrechándole los cinco al soberano con una mano mientras con la otra atiendo a un amable oyente. Yo, con cara de trágame, Juan Carlos. Él, descojonado, con rictus de a esta le va a caer gorda. Y me cayó, en efecto. Una bronca de mil pares de hercios de un jefe de cuyo nombre no me acuerdo porque se me olvidó viendo la ilusión de mi madre al exponer aquel documento histórico en marco de alpaca hasta que llegaron los nietos y destronaron a los Borbones en pleno.

Evoqué este episodio recordando la última foto de Juan Carlos I ejerciendo de Rey de su país y de su familia la Semana Santa de 2012 en la catedral de Palma, antes de subirse al avión de su abdicación previo paso por una reserva de elefantes de Botsuana. Desde entonces, todo ha ido para abajo. Dalda murió. Mi madre pasó a mejor vida. Y cuentan que, repudiado por su hijo, el rey anciano quiere saldar deudas con Hacienda para volver a España desde su escondite en el Golfo y encontrar su sitio antes de que le llegue la hora. El 5 de enero cumple 83 años. Por edad, es de los primeros en poder ponerse la vacuna, si no se la ha puesto. Pero el virus que inoculó en su Casa no tiene cura.

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